Cuando tipos como Kubrick o Spielberg decidieron adentrarse en el genero bélico para intentar dar el golpe definitivo sobre la sinrazón de la guerra, y una vez la primera hora de Salvar al soldado Ryan se encargaba de mostrar con toda la crudeza posible con los planos más reales filmados hasta la fecha, o Kubrick decidía, también en la primera hora de la Chaqueta Metálica, mostrarnos como el más insignificante ser humano puede acabar convertido en una máquina de matar, se antoja complicado para cualquier director afrontar un proyecto que pretenda mostrarnos el horror y la miseria de todo lo que rodea una confrontación bélica.
Y ahora, varios años después de las dos cintas anteriormente citadas, y muchos más desde que, de nuevo Kubrick, se sacará de la manga la más grande de las películas antibelicistas de la historia como es esa monumental obra maestra llamada Senderos de gloria, David Ayer con Corazones de acero ha querido hacer su particular Salvar al soldado Ryan en la que a través del viaje de iniciación al horror de Norman Ellison nos ha querido sumergir en el claustrofóbico corazón de uno de los muchos Shermans que se las tuvieron que ver con esas bestias llamadas TIger en los días en los que se luchaba ya en el corazón de Alemania.
Y es precisamente ahí, en ese universo, donde la película se desenvuelve a las mil maravillas y consigue acercarse en esa misión suicida a lo que Spielberg nos planteaba en su cinta; pero Ayer no es el genio de Cincinnati y es en las secuencias en las que Chacal -magnifico, de nuevo, Brad Pitt- y los suyos se alejan del frente y se toman un descanso cuando la película da un bajón que acaba dando al traste con la brillantez de los momentos en los que esa bestia que aguarda en el interior del ser humano consigue hacerse con el control. Sí, es posible que para que el viaje de iniciación acabe moldeando al nuevo héroe sea necesario pasar por ese pueblo dónde la guerra se detiene para que afloren los sentimientos, pero, al final, esos minutos acabaran diluyéndose en el barro y ese cielo plomizo de la primavera del centro de Europa.
Corazones de acero no acabará haciéndose un lugar en el Olimpo de las cintas encargadas de plasmar el horror y la barbarie que se vivió hace décadas en Europa, pero es una magnífica cinta, sin duda de las mejores de los últimos años sobre la Segunda Guerra Mundial, aunque pensándolo bien, tampoco es que hayan sido muchas.
Muy acertada tu crítica de CORAZONES DE ACERO. La he visto este fin de semana, y me HA GUSTADO con MAYÚSCULAS. La visión de la guerra desde un tanque; la convivencia que se establece entre los integrantes del grupo que ocupa el blindado; CHACAL, Brad Pitt esta «soberbio».Muy interesante el dilema que se le plantea al chico joven, sobre si debe o no debe matar. Me ha recordado a EL PIANISTA, y también a ENEMIGO A LAS PUERTAS. La interpretación me ha parecido muy conseguida. La considero una película HUMANISTA, que aborda el lado humano del conflicto. La escena del combate entre los tanques alemanes y americanos es IMPACTANTE.