Casi siempre que comentamos un musical en esta revista lo hacemos sobre los de gran formato, sea en Madrid, Sevilla o Londres pero hasta ahora no lo habíamos hecho sobre uno de los del “Off Broadway”.

“Tick, tick…boom” es quizás uno de los más conocidos, pues tras el éxito de “Rent” se encargó a David Auburn que finalizase este espectáculo semi autobiográfico que compuso Jonathan Larsson antes de su venerado “Rent”, en el que se incluyó algún número más y el único personaje protagonista se desdobló en tres cantantes, lo que le dotó de una mejora considerable. Además el año pasado se estrenó una versión cinematográfica dirigida por Lin- Manuel Miranda y con Andrew Garfield como principal reclamo. Película interesante que entiende a la perfección los miedos y esperanzas del propio Larsson.

 

 

Porque “Tick tick…boom” nos habla de la dificultad de crear, de ser feliz y de llevar una vida plena. Un joven músico quetrabaja de camarero que ve como su mejor amigo ha prosperado en la vida, dejando sus sueños interpretativos por una empresa de publicidad, como su novia bailarina quiere tener una relación más estable, con una casa y un futuro menos volátil. Y John, el protagonista, ofreciéndonos su visión de la vida con geniales monólogos interiores y unas canciones que demuestran el innegable talento que poseía Jonathan Larsson.

 

 

Para su versión en español se cuenta con una de las principales voces del teatro musical en la lengua de Cervantes como es Daniel Digés, al que en esta temporada le hemos visto en «Kinky boots», que borda su papel como el simpático y atormentado John. Le acompaña una soprano cada vez más al alza como Anabel García, en la actualidad en cartel con el «We will rock you» de Queen como Susan y Julián Fontalvo como Michael, bajo la dirección escénica de Gabriel Olivares, al que no hace mucho hemos disfrutado con «Jubileo» que nos propone una obra intimista, con predominio del visual en la pantalla trasera y un Nueva York en maqueta, con un interesante juego de luces y el cuarteto musical en directo y visible en el escenario. Además unos asientos en los laterales dan la impresión de teatro en vivo pues algunos espectadores ven la representación desde tan privilegiada situación.

 

 

Un musical de hora y media que pasa en un suspiro, enlazando los diálogos con las sensacionales canciones de forma ágil y dinámica en una producción bien pensada y que nos traslada a un Nueva York noventero bohemio, tantas veces visto en el cine, donde conviven los sueños de triunfo con la pesadilla de apenas tener para pagar el alquiler y donde la mejor idea puede ser un imposible, como el imaginado musical futurista que piensa que le va a convertir en el aclamado nuevo Stephen Sondheim. Así es el mundo del arte y todo aquel que lo haya intentado sabrá lo que cuenta “Tick,tick… boom” y es posible que se sienta identificado.

 

 

Además el estreno en Madrid es en un lugar tan señero como el Gran Teatro Caixabank Príncipe Pío, uno de nuestros recintos favoritos para ver representaciones en la capital de España pues a pesar de su gran aforo se puede ver bien desde todas las localidades del teatro, lo cual se agradece pues con “Tick, tick… boom” teníamos de las peores butacas del recinto, en un lateral en una de las últimas filas, y aun así lo pudimos ver a la perfección y disfrutar del mundo que creo Jonathan Larsson de forma óptima. Y eso es pensar en el público.

Musical Tick, tick… boom en el Gran Teatro Caixabank Píncipe Pío (Madrid)

by: Jose Luis Diez

by: Jose Luis Diez

Cinéfilo y cinéfago, lector voraz, amante del rock y la ópera y ensayista y documentalista con escaso éxito que intenta exorcizar sus demonios interiores en su blog personal el curioso observador

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