“Jubileo (Adonai y Belial)” es el debut como dramaturgo de Pedro González-Trevijano, a la sazón Presidente del Tribunal Constitucional. Una “opera prima” que se revela como una comedia simpática, un combate dialéctico sobre el bien y el mal que ha sido adaptado con éxito por el Teatrolab que dirige desde hace un par de lustros por Gabriel Olivares.

 

 

La obra gira a un imposible encuentro entre Dios y el Diablo que marchan juntos por el Camino de Santiago hasta llegar a la Catedral gallega y ganar el jubileo en el Pórtico de la Gloria. A partir de ahí, las dos deidades comparten opiniones sobre la cultura occidental y como sus postulados van calando ante los hombres perdiendo fuerza en la actualidad por dos señores franceses “Monsieur ateísmo” y “Monsieur agnosticismo”. El texto es poderoso predominando el humor sobre el drama, así que podríamos hablar más de comedia dramática más que de tragicomedia. González-Trevijano repasa someramente los logros de Adonai y Belial de forma ligera pero reflexiva en forma y fondo. Sin duda nos parece lo mejor del “libreto” confrontar la música o el pensamiento. Se habla de Bach, Haendel  o Mozart en el lado divino frente a Chopin, Richard Strauss, Vivaldi o Wagner en el demoníaco. Eso si hablamos de música clásica pues también se menta en un momento el “Black metal” como obra luciférica. En cuanto a pensamiento se habla de Platón, Aristóteles, Voltaire, Kant, el Marqués de Sade o Nietschze  frente a Tomás de Aquino. Echamos en falta gente como Descartes, Pascal o Spinoza, sobre todo en las huestes de Dios pero aun así la obra avanza, se lleva bien y las palabras además de mantenernos con  una sonrisa nos cuentan temas interesantes sin provocar un escándalo ni buscar la provocación gratuita.

 

 

Algo más de hora y media, sin descanso, que no aburre y se ve con agrado. Buena parte de culpa la tiene una puesta en escena eficaz donde destaca un juego de puertas metálicas con ruedas que movidas a voluntad puede convertirse en casi cualquier cosa y que sirven de escenografía principal aunque en el inicio y el desenlace dos jardineras y una señal de tráfico nos lleven a una carretera secundaria del Camino de Santiago. Brillante el trabajo de Gabriel Olivares, también en la dirección de actores donde destacan sus dos protagonistas: un Javier Martín al que he visto esta semana en dos montajes diferentes (pues a principio de semana reseñamos el «Sueños de seductor» de Woody Allen) como Adonai y un más histriónico (el papel lo demanda) Abraham Arenas como Belial.

Todos, junto a un interesante juego de luces consiguen que “Jubileo (Adonai y Belial)” sea una propuesta con mucha más luz que oscuridad que demuestra el buen hacer de Gabriel Olivares al frente de Teatrolab y nos descubre a un sorprendente nuevo autor pues es de agradecer que todo un ex rector de universidad y Presidente del Tribunal Constitucional aproveche su, seguro, poco tiempo libre en crear textos teatrales. En brindarnos un trabajo como éste. Un entretenimiento tan humano como divina reflexión sobre nosotros mismos.

Jubileo (Adonai y Belial) – Teatro Fígaro

by: Jose Luis Diez

by: Jose Luis Diez

Cinéfilo y cinéfago, lector voraz, amante del rock y la ópera y ensayista y documentalista con escaso éxito que intenta exorcizar sus demonios interiores en su blog personal el curioso observador

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