Jueves. Si el primer día el Mad Cool empezó a andar perfectamente. Este segundo día la estructura empezó a notar la presión de los miles de asistentes y algunos elementos empezaron a fallar (baños inundados y filas más largas que el día anterior). Nada grave aunque sigue siendo aconsejable ir con tiempo y escalonar las horas de alimentarse. Lo cierto es que el Jueves se me agolpaban muchos artistas que quería ver y lo de partirse en dos todavía lo tenido en fase beta. Tocaba sacrificar unos artistas en favor de otros e ir corriendo de un escenario a otro (tarea que este segundo día me fue más complicada).
La jornada comenzó para mí con el concierto de Nothing but thieves, llegué con el concierto empezado pero lo que escuché me sorprendió. Sonaron muy bien y su enérgico pop rock fue una bienvenida perfecta para un servidor. El final con Sorry, Amsterdam e Impossible fue memorable. Un concierto adrenalítico de esos que te hacen ganar adeptos más rápido que sube el precio del diésel.
Amyl and The Sniffers
Tocaba ir corriendo a ver a Amyl and The sniffers en el escenario Madrid is life. Amyl and The sniffers es uno de esos grupos que tienes que ver sí o sí, son unos macarras de cuidado que desprenden una mala hostia brutal. Y al frente de ellos tienen una fiera que vale su escaso peso en oro. Amy es pura mala leche y cabreo proletario. Si tenéis ocasión, no os la perdáis. Ayer los australianos demostraron porqué son uno de los grupos más interesantes dentro del panorama punk actual.
Luego fue el turno de coger sitio al escenario Mad Cool para ver a Deftones quienes desplegaron todas sus armas de un metal con toques de Shoegaze. Reconozco que me gustan más cuando dejan ver las influencias de The Cure en su sonido. Han pasado casi 20 años desde que los vi por primera ver allá por el FestiMad de 2003 y siguen soñando igual de potentes. Eso sí, lo pasé mal viendo a Chino Moreno subiéndose constantemente los pantalones y con el primer botón de la camisa abrochado, con la que estaba cayendo. Deftones dieron a su público lo que éste requería: tralla. Sacrifiqué el final de Deftones para escuchar el pop luminosos de London Grammar (sí, tengo alma pop). Lo cierto es que gustaron más de lo que me esperaba, me resultaron muy refrescantes a la par que Hannah Reid se reveló con una cantante de lo más solvente en directo.
Tocaba ver a Imagine dragons, uno de los grupos de los que más camisetas había en la jornada de ayer. Vi a seguidores muy jóvenes esperando para verlos durante horas al sol y aguantando a los ensordecedores Amyl & The Sniffers, visto lo visto, entiendo que les valió la pena el esfuerzo. Imagine dragons no está dentro de mis 150 grupos favoritos pero debo admitirles que saben crear hits de estadio y estribillos pegadizos que coreados por miles de seguidores resultan emocionantes. En directo se sirvieron de todo tipo de efectos (humo, toneladas de confeti) para llevar a sus miles de jóvenes fans al paroxismo. Algo que lograron con hits incuestionables como Thunder, Believer o Enemy (cuyo rap obviaron, gracias a Dios). Más allá de sus hits y los artificios, a mí me dejaron frío. Quizás me han pillado mayor.
Tocaba otra decisión difícil, Killers o St. Vincent. Papá o mamá. Un grupo de éxito masivo o una artista de vanguardia. Me fui a ver a St. Vincent y no me arrepiento. Seguro que The Killers estuvieron bien, lo que pude ver de ellos me agradó, un montaje de luces apabullante y un Brandon Flowers en gran estado de forma físico y vocal, amén de simpático y receptivo con la audiencia.
St. Vincent
Sin embargo, para mí la gran ganadora de la noche fue St. Vincent, quien ofreció un show sobresaliente en todos los sentidos. Su espectáculo actual se ha tenido de una capa de nostalgia por el sonido de los años 70, como su último trabajo, Daddy’s home, pero hay hueco para la experimentación y el ruido guitarrero. Annie Clarke estuvo mágica en una actuación memorable. Verla cantar New York sobre las primeras filas es uno de los recuerdos del festival que me llevaré a la tumba.
Foals
Rápidamente tras acabar St. Vincent salí corriendo para asistir al show de Foals, otro grupo enérgico como pocos. La peculiar mezcla de pop, rock y funk del grupo de Yannis Philippakis fue otro de los triunfadores de la noche ya que su show fue toda una fiesta. Las fuerzas me empezaban a flaquear pero bailé todo lo que pude con Foals.
Tove Lo
Pero todavía me quedaban arrojos para ver a la sueca Tove Lo, quien apareció a las 2:10h de la mañana vestida como si estuviera de fiesta en Magalluf y con una ganas terribles de liarla parda. Si St. Vincent juega con la seducción, Tove Lo pone toda la carne (nunca mejor dicho) en el asador. Lo de la sueca es puro dance pop hedonista para disfrutar de la vida a través del sexo, que son cuatro días. Así lo entendió su audiencia (mayoritariamente masculina, desconozco el motivo) y aquello fue un akelarre dance que tuvo sus puntos álgidos en temas como Bikini Porn, Are u gonna tell her? o Talking Body (en la que Tove Lo cumplió con su costumbre de enseñar los pechos provocando la histeria en el respetable).
Así acabó esta segunda jornada. Lo de llegar al hotel fue una odisea que merece otra entrada.
St. Vincent
Tove lo
St. Vincent
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