Como dijo él a mitad de concierto, uno viene, pensando, primero, a ver qué pasa hoy, (antes de una actuación). Y lo que pasó es lo que pasa siempre que el barcelonés viene a Zaragoza. Una explosión de amor con una onda expansiva que no sólo se transmite en el espacio, sino en el tiempo.

Era lunes, un día más bien tristón. Pero los que estábamos en el auditorio de Zaragoza sabíamos a qué íbamos. Manolo García es uno de los mejores, si no el mejor compositor de nuestro país. Un artista comprometido socialmente hasta la médula que tiene la gracia de no sólo ser un magnífico letrista. También es un gran músico.

El concierto comenzó con unos toques en una puerta instalada en el escenario. Un escenario que estaba cerquísima del público. Así, pidiendo permiso para entrar en nuestros corazones, (algo que no hace falta) comenzó el concierto. Todos los formidables músicos que acompañan a Manolo García entraron por esa misma puerta que separaba el tedio del amor.

El artista comunicaba al público que su actuación iba a girar en torno a dos discos. El último suyo en solitario Drapaires Poligoneros y el primero, Arena en los Bolsillos. De esta manera se fueron alternando canciones de uno y otro disco que en mi opinión ganan bastante en directo.

En las primeras melodías, Manolo bajó al público y comenzó a dar la mano a todos los asistentes que con los ojos llenos de alegría se acercaban a él. Esto lo hizo en varias ocasiones. Manolo García es un músico de la calle como dicen sus canciones. Está al pie del cañón y aboga siempre por la vida íntima y natural. Enséñame las fotos de tu caja de galletas, dice la canción. Cuéntame, cuéntame cómo son tus días y yo te cuento los míos en forma de canciones que nos han calado desde siempre y que nos acompañan y acompañarán durante toda nuestra vida.

Tras una pausa de diez minutos, los músicos subieron de nuevo al escenario con fuerzas renovadas para seguir ofreciendo un espectáculo dinámico y cálido. Con A San Fernando Un Ratito a Pie y Otro Caminando e Insurrección, se cerró un acto en el que la gente fue subiendo el tono de sus gritos conforme avanzaban las canciones. También hizo mención al poeta aragonés Jose Antonio Labordeta, otro hombre comprometido con su tierra. Algo que el público agradeció gritando alguno: ¡¡¡Manolo Presidente!!!

Manolo García nos regaló un lunes cualquiera, y lo convirtió en una burbuja temporal de amor. Aunque quizá esta burbuja negativa en que vivimos sea irreal y lo real fuese precisamente este concierto. Así de potente es la música y su amor es la mecha. Él lo sabe y nos ofrece siempre unos espectáculos cargados se simbolismos y mensajes que nos iluminan y nos ayudan a convertir esos días tediosos de la vida que nos atraviesan en chispas bonitas de amor en forma de canciones. Por cierto, estamos deseando que comience la gira de El Último de la Fila, sin uñas estamos.

 

by: Angel

by: Angel

Melómano desde antes de nacer, me divierto traduciendo canciones y poesía. Me gusta escribir. Soy un eterno aprendiz y bebo de casi todos estilos musicales, pero con el buen rock alternativo me derrito.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

Crónica de Drink the Sea en el Campus Rock (Cádiz, 02-12-25)

Crónica de Drink the Sea en el Campus Rock (Cádiz, 02-12-25)

Drink the Sea es una superbanda creada por el guitarrista Alain Johannes, de los Queens of the Stone Age y el batería Barrett Martin de los Screaming Trees. A ellos sumaron a los también guitarras Peter Buck de Rem y Duke Garwood (también tocó el clarinete) de la Mark...