Trabajas como un cabrón hasta las mil. Sales hasta las narices de tu jefe, pensando si vale una mierda terminar reventado por cuatro perras. Por lo menos es sábado y vas en el metro fantaseando con esa camisa que compraste la semana pasada y te costó dos semanas de sueldo. Son ya las once. Una ducha y un par de bocados a algo frío mientras te pones esos zapatos para bailar. ¡Joder, el Twisted Wheel es la hostia!. No tenías claro venir al centro de Manchester. Aquel club donde vas siempre está en medio de ninguna parte, es cierto. Y la pasma está tocando los cojones más de la cuenta últimamente. Pero todo eso merece la pena por los discos que pinchan ahí. Pero Sean se ha empeñado hoy en ir al Twisted Wheel. Alguien le contó que el D.J., un tal Roger Eagle, estuvo hace poco en los States y vino cargado de oscuras joyas para bailar que incluso alli son poco conocidas. ¡Y vaya si es cierto!. Menos mal que pasaste antes por el chabolo de Jerry. Ese cabrón siempre maneja mierda de primera y estas anfetas que te ha vendido te tienen a punto para no abandonar la pista durante toda la noche.
El Twisted Wheel está cerrando. El sol amenaza con intentar sorprender las calles de Manchester. Has estado bailando como un poseso en la pista. Se te han olvidado todas las mierdas del curro, los problemas de vivir en el extrarradio. Salieron pitando derrotados por el beat de Johnny Johnson & The Bandwagon y su “Breaking down the walls of the heartache”. Exhaustos pero satisfechos buscas la salida junto a los tuyos. Sean va tarareando la melodía de “I can’t get a hold of myself” de Clifford Curry. Da igual que mañana vuelva la rutina. “¡Hoy es 1 de mayo chavales!”. Grita un grupo de sindicalistas del sector textil. Mientras les saludas con un movimiento de cabeza, piensas: mientras suene la música para nosotros siempre seremos el orgullo de la clase obrera. “Northern soul was the working class remnant of Mod culture”
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