Confieso que tenía curiosidad por ver como desarrollaban sus temas en directo Larkin Poe, ya que su visión actualizada del blues y la música de raíces estadounidense es tan peculiar que en ocasiones utilizan bases electrónicas, o melodías más cercanas al pop. Y como cabía esperar, una cosa es como facturen sus discos de estudio, y otra muy diferente como lo llevan al directo.
Pero antes de comprobarlo, tocaba disfrutar de Joan Queralt & The Seasicks, que fueron los encargados de abrir la velada. Mi única referencia sobre esta formación eran temas con sonido country, cantados en inglés, pero venía con un disco de este año, y el sonido cambia. Temas más cercanos al pop, con un sonido impecable y un acabado muy redondo, la banda suena perfecta. En la media hora aproximada de actuación, solo se distanciaron de ese sonido impoluto en un tema más antiguo, Cheap Guitar, tirando de slide, una buena mezcla de blues y rock sureño.
Las hermanas Lovell y su base rítmica salían puntuales bajo el clamor de un público entregado que casi llenaba la Cool Stage. Y con la contundente Summertime Sunset nos despejan las dudas de la línea que llevará el show, rock, blues, pegada. Como muestra, tan solo la potente versión del Preachin’ Blues de Son House, arrolladora, pero sin perder la esencia del blues. Capaces de una gran variedad de registros, como en sus Lps, Larkin Poe atacan esos sonidos más actuales de su repertorio en temas como Look Away o Honey Honey, son capaces de bajar de revoluciones para hacer un emotivo Might As Well Be Me, conseguir hacer partícipe del show al público en Run For Your Money siguiendo las indicaciones vocales de Rebecca, que demostró ser una perfecta front-woman. Concierto intenso en todo su recorrido el ofrecido por Larkin Poe, que llegado a los bises hicieron When God Closes A Door y cerraron con su versión de Come On In My Kitchen donde básicamente con el lapsteel de Megan, Kevin tocando la caja, Tarka, el bajista con un pandereta y Megan a las voces, nos transportan a esos blues de silla y guitarra, a la raíz, lo que fue un broche perfecto para una gran velada de rock.
Si para alguien transmiten dudas por algunos arreglos en estudio, el directo deja patente que una vez sobre las tablas el rock y el blues mandan. Si esto es una muestra del futuro del blues y la música de raíces norteamericana, de momento yo me apunto.
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