Sabiendo de la melomanía de Nano Ruiz, el fundador de Deniro y ex- Habeas Corpus, no sorprende tanto que una banda como esta evolucione como lo hace. La lógica ayuda a atar cabos: cuando uno no para de escuchar música, las influencias, supongo, se amontonan agazapadas para saltar al ruedo cuando comienza el proceso de composición. Sueño que Arde dista de Héroes y Gobernantes más de lo que parece y menos de lo que haría falta para alejarse de sí mismos. Y creo que eso es bueno, o al menos, a mí me lo parece.
Desde su primer álbum, Deniro siempre me han dado la sensación de esconder en el corazón de su música cierto dramatismo cinematográfico. Su rock alternativo me transmite algo tibio, oscuro, blanco y negro, pero está tan envuelto en el guitarreo ruidoso y constante, las equilibradas letras y melodías entre lo psicodélico, lo metálico y el rock visceral, que sus canciones se perciben tan maduras como divertidas. Algo tendrá que ver el abandono de William Miller en pos de su carrera como actor, quizá un aporte más musical de David Gómez, el nuevo vocalista, más convencional y accesible.
En Sueño que arde, Deniro mantienen rincones sin iluminar, como «Éxodo», una de esas canciones que se componen desde las tripas y que cuestan asimilar pero que, a la larga, calan hondo. Sin embargo, «Sueño que arde», «Haima de cristal» o «Cruce de caminos» les acercan al pop más que nunca, y dan en el clavo. Esos temas, como «Entre tu y yo», con un riff de lo más adictivo, o la melosa «Mi canción», esa composición para todos los públicos al que tantas bandas aspiran, muestran a unos Deniro tan variados y suyos como siempre, pero más cerca del público que nunca antes.
El compendio entre extremos, el del dramatismo y este rock más comercial a reventar de guitarras, lo representan las contundentes «Tengo tu nombre» y, sobre todo, una «El luchador» que aguarda al final del disco armada con un arsenal de riffes arenosos y, posiblemente, las mejores melodías vocales que haya compuesto la banda hasta ahora, un corte perfecto para cerrar un concierto que hace palidecer al resto. Por culpa de «El luchador», el disco deja sensación de ser demasiado corto.
Paso a paso, Deniro van construyendo un repertorio lleno de cantos rodados, canciones redondas de superficie lisa, notables canciones que que, llenas de colores, dan lugar a esta mezcla que ya tiene nombre propio. Siguen siendo una banda muy personal, pero han ganado en potencia y dirección. En este álbum se andan con menos chiquitas, se olvidan de las ramas y concentran su talento en el tronco. El resultado es bueno, muy bueno, y si no llegan al sobresaliente, es causa de la propia heterogeneidad, una diversidad estilística que cualquiera podría valorar de forma distinta a mí y que se supera con las escuchas. Hay que escucharlo.
Deniro estarán presentando este viernes 7 de noviembre Sueño que arde en la sala We Rock de Madrid. Podéis adquirir las entradas a un precio de 10€ en Escridiscos de forma anticipada. Más información en la página web oficial del grupo o en su perfil de Facebook.
El disco, como adelantamos hace unos días y como es habitual por parte de la banda, se puede escuchar al completo y de forma gratuita a través de Internet.
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