En un intenso fin de semana musical donde coincidían, ¡nada menos!, cuatro festivales de rock en la península ibérica elegimos el Evil Live lisboeta, un evento que ha ido aumentando año tras año, pasando del pabellón MEO Arena al estadio de Restelo, hogar del equipo de fútbol Os Belenenses, recinto de mayor aforo.
En el campo de mejoras, además de poder contar con más público, uno se encontraba cómodo con gradas con sombra y asientos donde descansar, buen sonido, escenario de envergadura. En el debe, un tanto la restauración con cerveza no del todo fría y servida no del todo profesionalmente y algunos puestos de comida servía ridículas raciones (no todas, por supuesto). Algo que, a buen seguro, mejorará en próximas ediciones pero que no empaña una buena gestión.

En el capítulo musical, tres días de conciertos con la ventaja de no solaparse al existir un único escenario con cambios de montaje en poco tiempo.
La primera jornada comenzó con los lusos Ramp y unos clásicos del thrash estadounidense como Death Angel. La lástima es que fueron directos breves no llegando ninguno de los dos a los cuarenta y cinco minutos aunque bien aprovechados demostrando, sobre todo los segundos, su hálito de leyenda. Siguió el thrash con Municipal Waste a los que hace años que no veía y que siguen siendo un seguro para los amantes de este tipo de sonidos. Aunque uno de los platos fuertes eran Triptykon, la banda doom de Tom “Warrior”, un interesante evento donde en una hora y cuarto mezclaron temas de Celtic Frost con otros como “Aurorae” que nos acercaba a la noche portuguesa de forma admirable. Quizás no haya sido el concierto con más intensidad de los que he visto de los suizos pero siempre es un placer. Pero el cabeza de cartel era Judas Priest, con un Rob Haldford e Ian Hill pasando los setenta años aunque manteniendo el nivel, acompañados del gran sonido a las seis cuerdas que aporta Richie Faulkner. Brillantes los británicos, con un set list dominado por el “painkiller” y final antológico con “Giants in the sky”, el tema homónimo del inmortal disco y bises con “Electric eye”, “Hell bent for leather” y “Living after midnight”.

Segundo día que empezaba con los locales Bizarra Locomotiva que gustaron a los presentes, un “caramelo” como Seven Hours after Violet”, combo divertido liderado por el bajista de System of a Down Shavo Odadjian que encarna el espíritu de la banda matriz pero algo más “bruta”. Tras ellos, Eagles of Death Metal, quizás la banda más atípica del cartel al ser rock alternativo pero los de Jesse Hughes acabaron conquistando a los presentes con grandísimas, y divertidas, canciones como “Cherry Cola”. Triada final con Opeth, un estupendo grupo que desluce en festival (los preferimos en sala) pues su simbiosis de death y progresivo no es para todos los paladares, la brutalidad escénica de Lindemann que a pesar de no tocar “Entre dos tierras”, arrasó con sus discos en solitario aunque con el sonido característico de Rammstein, con puesta en escena en rojo, lanzamiento de tartas, pescados o actitudes sexuales y escatológicas que dejaron el pabellón alto para Korn, todo un clásico del “nu metal”, con un Jonathan Davis pletórico de voz, puesta en escena dominada por unos rectángulos de luces led en la zona superior que se movían en casi cualquier dirección y un set list de alto nivel desde el inicial “Blind” hasta el final ”Freak on a leash”, pasando por el “ADIDAS” o “4 U” en su hora y media de actuación.

Y desde primera hora se veían largas colas para entrar en la última jornada, la más multitudinaria que colgó el cartel de no hay billetes. Por ello, bastante gente se congregó en los conciertos de Faemine y Gaerea, a los que llegamos tras degustar la magnífica cocina portuguesa en el cercano, y concurrido, barrio de Belem.
Tras ellos, la novedad de última hora era Adept, un veterano pero semi desconocido combo sueco que llegaba tras la cancelación de última hora de los japoneses Crossfaith. Como suele suceder en las formaciones de este país escandinavo impecables técnicamente aunque nos dejaron un tanto fríos, más tras la llegada posterior de Jinjer, una banda, sin duda al alza donde destacan su excelso bajista y, sobre todo, su vocalista Tatiana Shmaylyuk a la que cada vez se le da más protagonismo en la voces líricas (aunque siga bordando el gutural) y un nuevo vestuario y peluquería. Fueron de los que más gustaron.

Sobre todo si lo comparamos de uno de los platos fuertes como eran los estadounidenses Falling in Reverse que llegaron con un exceso de pistas grabadas, tanto de voces de apoyo, guitarras y sintetizadores, lo que laminó una actuación donde repasaban buena parte de su discografía. Sin duda, la gran decepción del día.

Aunque los cabezas de cartel eran sus paisanos Slipknot, en el último concierto de su gira europea. Demostraron los de Corey Taylor esa etiqueta con un concierto de hora y media que comenzó con “(sic)” y finalizó con “Scissors” donde ofrecieron una memorable puesta en escena de luces y sonido y todos sus componentes animando al personal que llegó al paroxismo en momentos como “Psychosocial” o “The devil in I”. Los de Iowa son un seguro, el reverso de Falling in Reverse pues hasta el Dj y segunda percusión esta en vivo en el escenario. Un colofón perfecto a una edición del Evil Live que deja el testigo alto para el próximo 2026.
Fotografías: Marla Valfón




















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