U2 se han convertido en una gran maquinaria “mediática”, que más que música, lo que propone son noticias, cotilleos y rumores. Un grupo, si se precia, ha de dedicarse a hacer música, que luego todo lo demás vendrá añadido.
Con los U2 de 2014 todo parece al revés: lo último son las canciones. «Ordinary Love», de la BSO de «Mandela», me ha parecido un gran tema, con el arreglo que sea. Es una buena canción que gana mucho en formato acústico. “Invisible” no me gusta, es un hit, únicamente. Quizás U2 necesitan tantos productores porque les fallan las canciones, y estas se construyen en la soledad del estudio de grabación, con los compañeros del grupo aportando ideas, bajo la supervisión de un productor y de un buen ingeniero de sonido. Aún recuerdo los discos de los 80 con la producción de Hugh Paghdam que trabajaba de ingeniero de sonido con Genesis, Peter Gabriel o los The Police de Synchronicity. Era una sola persona manejando todo el cotarro.
Otra cosa es si recuperas sonidos antiguos o si haces un disco póstumo. Aquí ya necesitas varios productores. Lillywhite ha trabajado con los grandes, y que precisamente ahora está a los mandos de lo último de Juanes. En PG III, sólo estaban de productor Lillywhite y de ingeniero Paghdam, y ¡¡menudo disco hicieron con las letras y música de PG!! Gabriel, a quien pongo de ejemplo en muchas cosas (no en la tardanza a la hora de hacer un disco), trabaja con pocos productores: S. Lillywhite (PG III), D. Lanois (US), Bob Ezrin (SMB) (que estuvo en The Wall), el mismo Peter (UP), con ingeniero de sonido Tchad Blake, etc. La música no se hace solo con productores. Un productor ayuda a pulir el sonido y el ingeniero lo graba, pero es el músico el que escribe las canciones y hace la música, o ¿no? Todo esto parece haber cambiado en el entorno de U2…
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