El Restaurante Techos Bajos fue inaugurado en 1950 y actualmente está regentado por los hijos de los fundadores. Local marinero, situado en el Puerto de Santa Lucía de Cartagena es un lugar perfecto para disfrutar de la cocina marinera, en un enclave tan privilegiado como es esta barriada de pescadores.
En nuestro ágape decidimos disfrutar de una comida a base de pescado en sus dos variantes. Tanto a la plancha como frito. Dos modalidades que solo podemos elogiar pues la fritura era fina, dejando el sabor del mar como protagonista, nada aceitosa. Y sobre la plancha, lo principal es la frescura del producto y sobre eso poco hay que decir pues es una de sus especialidades y tener la lonja al lado es una ventaja.
Para beber, además de agua nos decantamos por cerveza (en este caso Amstel) ya que se puede pedir en botella de litro. Una costumbre de la región de Murcia que nos encanta y que en poco más lugares de España hemos visto.
Así que sentados, viendo la cocina desde nuestra mesa interior, sencilla, con mantel de papel. Disfrutábamos de los primeros sorbos de la “litrona” con una ensalada para ir abriendo boca. Parte negativa la lechuga iceberg pero bien acompañada de tomate, aceitunas, huevo duro, zanahoria rallada y coronada con atún en conserva. Estupenda pues si algo tiene la provincia de Murcia es su huerta.
En cuanto a la plancha, elegimos huevas y letones. Es decir las bolsas seminales del pescado si es macho y la hueva, propiamente dicha si es hembra. Nos gustaron más las huevas pero los letones son tan complicados de ver en otros puntos de la geografía ibérica que no nos resistimos de pedirlos siempre que visitamos estas tierras. El oro manjar que pudimos probar fueron unos inenarrables chipirones, presentados en una rica salsa verde. Es cierto que en toda Murcia, el limón no puede faltar pero ante un pescado tan bueno y fresco es mejor no enmascarar sabores.
Una de las ventajas del Techos bajos es que se pueden pedir los platos en tres modelos de ración, por lo que se asegura, el que así lo desee, poder probar más platos. Y son abundantes.
En el tema fritos, nada que objetar a los chopitos, ese estupendo cefalópodo conocido así en el Mediterráneo aunque en la zona Atlántica se pida como puntillitas. Un manjar ante el que solo queda descubrirse, al igual que su fritura mixta que contenía boquerones, gambas, salmonete y trozos pescadilla. Todo enharinado de forma correcta. Todo correcto pero para enmarcar los boquerones, perfectos de tamaño y sabor.
Así que mi estimado lector si lo que pretende es disfrutar de la cocina marítima sin necesidad de dejarse el sueldo, en un restaurante sin pretensiones, nada más que comer bien, recomendamos el “Techos bajos” de Cartagena. Tan bullicioso como especialista en pescados y mariscos.
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