Tras la poderosa descarga “hardrockera” de la jornada del sábado, la del domingo comenzaba, para nosotros, con Frozen Crown banda italiana de power metal a la que no vimos entera su actuación pero nos sorprendió su juventud, sobre todo la de su guitarrista Fabiola Bellomo. A pesar del calor gustaron. Los siguientes eran Nestor, una de esas formaciones que teníamos ganas de ver. La lástima es que por enfermedad cancelaron su actuación.
Fueron sustituidos a última hora por los locales 91 Suite, grupo que también se dedica al rock melódico a los que hemos visto en varias ocasiones. Formación técnica que suele dar excelentes directos pero imagino que al no poder probar no sonaron todo lo bien que a ellos les hubiese gustado, notando en demasía el bajo y la batería perdiéndose el resto de instrumentos y la voz. Una pena pero es lo que tiene llegar con el tiempo justo. Aun así tienen una magnífica colección de temas y agradaron a su fiel público congregado bajo un achicharrante calor.
Y de unos más veteranos a otra más novedosa. Y muchas ganas había por ver a Elegant Weapons, superbanda creada por Richie Faulkner, guitarrista de Judas Priest, junto a la voz del sempiterno Ronnie Romero, el bajista de Uriah Heep y el batería de Accept. Heavy metal clásico de corte británico, casi podríamos decir que de la zona de Birmingham donde nació el género con Black Sabbath, Judas Priest u Ozzy Osbourne en solitario. Llegaron a presentar su primer trabajo “Horn for a halo”, con buenas melodías como las de “Blind leading the blind”, “Do or die” o la homónima, junto a versiones como la de “Lights out” de UFO y el regalo, pues no está en el disco, del mítico “War pigs” de Black Sabbath donde Romero se lució ante una canción tan complicada.
Y de la seriedad de Elegant weapons a una banda perfecta de festival como son los finlandeses Lordi, con sus máscaras y trajes de monstruo envolviendo la tarde cartagenera con esa ambientación de terror. Quizás no sean los más virtuosos en sus composiciones ni Mr. Lordi el mejor cantante pero su tono grave funciona y su puesta en escena es divertida como pocas, recordando a Alice Cooper. Además se agradece que no lleven el teclado grabado. Llegaban a presentar su “Screem writers guild”, del que tocaron algunas piezas como la inicial “Dead again Jayne”, “Lucyfer prime evil”, “Thing in the cage” o “Scarecrow” pero el público disfruto más con las canciones del “The arockalypse”, sin duda su álbum más conocido, tipo “Who´s your daddy” y, sobre todo, “Hard Rock hallelujah”, la que les lanzó a la fama al ganar aquel festival de Eurovision del 2006. Todo un “one hit wonder”.
Y de un “divertimento” pasamos a uno de los reclamos del festival. Y este es un momento para recordar una de las virtudes del Rock Imperium como son las duraciones de los conciertos pues a la hora de Elegant Weapons se suma la hora y veinte de Lordi y la hora y media de The Winery dogs, supertrío formado por Richie Kotzen a la guitarra, Mike Portnoy a la batería y Billy Sheeham al bajo. Elegantes y virtuosos a partes iguales, llegaban para presentar su álbum “III” del que comenzaron con dos “pildorazos” como “Gaslight” y “Xanadu” pero aunque tocaron unas cuantas más en la primera parte, su disco más tocado fue el primero, de nombre homónimo, que llevó buena parte de la mitad hasta el final. Como ejemplo terminaron con “Regret y “Elevate” y entre el solo de batería y bajo sonó “The other side”. Son unos músicos estratosféricos y lo demostraron en cada nota, en cada acorde (pensamos ahora mismo en como interpretaron “Oblivion”). Increíbles The winery dogs.
Quizás porque no eran el cabeza de cartel mucha gente fue dejando a los Kotzen- Sheeham y Portnoy para encontrar mejor sitio para Kiss, en su despedida de España pues han anunciado que dejan la actividad después de más de cincuenta años. Son toda una leyenda y sus canciones son parte de la educación sentimental de muchos de los presentes pero hay que reconocer que hace años que son una sombra de lo que fueron. Y eso que el espectáculo es apoteósico pero Paul Stanley apenas le queda un resto de voz y es posible que parte del “show” fuese grabado (los coros seguro). Ver a Kiss en la actualidad es como ir a ver “El Circo del Sol”, mucha pirotecnia, puesta en escena arrolladora y canciones legendarias aunque su ejecución no sea ni tan rápida ni tan precisa como antaño.
Aun así quien puede resistirse a un set list que comienza con “Detroit rock city”, “Shout it a loud”, “Deuce” y “War machine” y acaba con “100.000 years”, “God of thunder”, “Love gun” y “Black diamond”, con “Lick it up”, “I love it loud” o “Calling Dr. Love” por medio y con “Beth” (con Eric Singer al piano), “I was made for lovin’ you” y “Rock and roll all nite” de bises, con solos de Singer, Tommy Thayer y Gene Simmons, con éste acabando escupiendo sangre, con Paul Stanley montado en la tirolina y fuego por todas partes. Eso es Kiss hoy. Desde su regreso los he visto en cuatro ocasiones (Azkena Rock, Download Donington, Madrid y Rock Imperium) y a pesar de sus defectos lo he pasado bien en todas, a Gene Simmons le funciona bien su grave voz con la edad y las dos horas pasan en un suspiro, desde que aparecen en pantalla acercándose al escenario mientras se escucha la mítica presentación «You want the best, you got the best. The hottest band in the word, Kiss!” hasta que por los altavoces se despiden con “God gave rock and roll to you”. La lástima es que el concierto de los de Queens nos hizo perdernos a la mayoría otro “plato fuerte” como es Demon. Los malditos solapes.
Y fatigados tras tres días de intenso festival y vistas veinte bandas anteriores tocaba despedirse con otros clásicos del “sleazy” como Skid Row que han mejorado un montón con la incorporación del antiguo cantante de H.E.A.T. Erik Grönwall, tan carismático en el escenario como buen cantante. Lo que se llama aptitud y actitud rockera, acompañando a los guitarras y bajo fundadores Scotti Hill, Dave Sabo y Rachel Bolan. Llegaban para presentar su último “The gang’s all here” pero hasta la quinta “Not dead yet” no empezaron la presentación del disco. De hecho, sólo tocaron más “Time bomb” en la parte media y en el tema homónimo antes de cerrar. Y estamos hablando de hora y media de concierto. Y en esto, mi estimado lector, pensará que se dedicaron a realizar un recorrido por toda su discografía. Pues lejos de la realidad pues el grueso del concierto de Skid Row se centró en sus primeros álbumes “Skid Row” y “Slave to the grind”. Así que todos los seguidores de los estadounidenses encantados, con un inicio bestial a ritmo de “Slave to the grind”, “The threat”, “Big guns” y “18 or life”, en medio éxitos del calibre de “Monkey business”, la versión del “Psycho therapy” de Los Ramones, ese baladón que es “I remember you” o el fin de fiesta con “Youth gone wild” que nos dejó un grato sabor de boca para esperar impacientes el Rock Imperium 2024.
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