El chileno Pablo Larraín se ha especializado en sus filmes rodados en inglés en narrarnos momentos angustiosos, llenos de soledad y tristeza de poderosas mujeres de gran calado social. Una trayectoria que comienza con «Jackie», continuó con «Spencer» y ahora remata, por el momento, con “María Callas”. Unos filmes filmados con cierta parsimonia, tempo lento y muy cuidado aspecto técnico, sobre todo en escenografía, vestuario, maquillaje y peluquería. Todo para contar la desolación que sufren sus heroínas tras una tragedia (como la de Jackie Kennedy), el abandono (Lady Di) o el olvido en la gran diva operística. Reflejos oscuros de la psique femenina que muestra falta de alegría (de allí esa frialdad que nos muestra sus puestas en escena).
Un cine que exige y que en muchos momentos resulta interesante de ver aunque ese ritmo tan pausado, con aires de tragedia, acaba por resultar irregular en su narración, cosa que por ejemplo no sucedía con Ingmar Bergman, quizás el mayor maestro en bucear en el alma humana y en la personalidad femenina. De hecho, encontramos bastantes paralelismos en estos frescos de mujeres contados en primera persona con largometrajes como “Cara a cara al desnudo” que algunos críticos titularon en su momento como un documental sobre el rostro de Liv Ullman, como aquí dominan los planos con sus actrices como absolutas protagonistas de la obra.
Y un rédito considerable ha conseguido sus intérpretes principales pues tanto Natalie Portman como Kristen Stewart consiguieron candidaturas al Globo de Oro y el Oscar. En este “Maria” no ha logrado la nominación a los premios de la academia hollywoodiense aunque sí para los de la prensa extranjera. Y es una lástima pues Angelina Jolie está formidable en su papel de cantante que intenta regresar al “trono” que perdió en el “bel canto” en las semanas previas a su fallecimiento en París donde rememora su insatisfactoria vida. Una interpretación sensible que juega entre esa dicotomía entre lo bello y lo trágico (parafraseando a Kawabata), apoyado en la música de sus papeles más conocidos en la ópera y una excelsa fotografía Edward Lachman, único reconocimiento en forma de nominación a la próxima ceremonia de los Oscar.
Nos gusta más el título original de “Maria” que el puesto en España de “María Callas” pues el primero refleja mejor el intimismo que intenta dotar Pablo Larraín a estas mujeres tristes, solas y encerradas en sí mismas, sea en la Casa Blanca, en el castillo de Sandrigham o en su lujoso apartamento parisino que se convierte en una metáfora de su vida dividida entre el lujo y la pena.
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