Nos alegramos de tener al mejor Tim Burton de vuelta pues desde “Sweeney Todd” no conseguía un largometraje de entidad pues desde ese lejano 2009 sin filmar nada calamitoso (pues su peor obra sigue siendo “El planeta de los simios”) se había limitado a encargos y trabajos menores, lejos del genio de finales del siglo pasado y comienzos del presente.
Y ha tenido que ser con la continuación de “Bitelchús”, la película que le lanzó al estrellato donde marcaba las pautas de su cine posterior, mezclando el humor y el terror, la fantasía de mundos espectrales en pueblos cotidianos y que dieron obras del calibre de “Eduardo Manostijeras”, “Big Fish”, sus “Batman”, “Mars attack!”, “Sleepy Hollow” o “Ed Wood”. Un mundo onírico con una forma de filmar única, tanto en cómo se cuenta cómo propiamente dicho lo que se cuenta. Un visionario que ha marcado a toda una generación (no hay más que ver la cantidad de “merchandising” que se sigue vendiendo de “Pesadilla antes de navidad”).
Aunque su estrella parecía declinar, la serie “Miércoles” parecía volver a sus obsesiones anteriores y ahora se corroboran con esta entretenidísima continuación donde han salvado las limitaciones del paso de los años con enorme talento, tanto la no presencia de Alec Baldwin y Geena Davis (con un comentario legal y burocrático genial) y de Jeffrey Jones (impagable la secuencia en stop motion). El resto sigue dominando el reparto un Michael Keaton “pasado de vueltas”, una desatada Catherine O’ Hara y Winona Ryder más comedida. Les acompañan la cada vez más al alza Jeena Ortega (perfecto émulo del antiguo personaje de Winona Ryder) y unos histriónicos (en el buen sentido de la palabra) Willem Dafoe, Justin Theroux o Monica Bellucci conformando un reparto que funciona junto a muchas de las criaturas ya conocidas del clásico de 1988, pues ese es uno de los secretos de “Bitelchús, Bitelchús”, ya que juegan con la nostalgia y los chistes que funcionaron en la original aunque se les da “una vuelta de tuerca” para que parezcan novedosos, bien hilados tanto por los guionistas como por un Burton al que se le nota cómodo en una puesta en escena que domina como nadie, cosa que se puede observar, incluso, en la banda sonora de danny Elfman, la fotografía de Haris Zambarloukos, el vestuario o la ambientación tan similares a la original.
Celebramos esta notable secuela, prodigio visual, muy divertida y con un ritmo espectacular que nos devuelve a uno de los cineastas más importantes del cine contemporáneo. El éxito de taquilla y el aura de futuro clásico a buen seguro de que le otorgará la posibilidad de poder acometer proyectos más personales en un futuro próximo.
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