El cine de George Clooney como director es tremendamente irregular. Tiene un par de estimables cintas políticas como “Buenas noches y buena suerte” y “Los idus de marzo” (sin duda lo mejor en su trayectoria tras las cámaras) y otras tantas interesantes en su temática pero no tanto en su resultado final.
Algo parecido sucede con “Remando como un solo hombre” (horroroso título en español del original “The boys in the boat”), un drama de superación tan bien intencionado como anodino y con poca capacidad de sorpresa. Un constante amago de golpear, pues se nos narra una historia que comienza en plena gran depresión estadounidense y finaliza en las Olimpiadas de Berlín en el 36 en plena Alemania nazi. Algo que en un realizador tan político como Clooney podría haber dado mucho más de sí pero que se limita en narrar las vicisitudes del equipo de remo de una pequeña universidad para conseguir la hazaña de participar en la histórica cita y ganar ante todo tipo de adversidades.
Clooney se limita a una puesta en escena tan correcta y académica como falta de emoción, quizás lastrado por un guion que no trasmite en ningún momento por esa falta de sorpresa, ya que en sus dos horas de metraje da la sensación de haber visto esta película en otras ocasiones como, por ejemplo, en “Carros de fuego”, “Evasión o victoria” o cualquiera de este tenor aunque lejos de lo conseguido por Hugh Hudson o John Huston.
Formalmente, eso sí, no se le puede reprochar nada. En su envoltorio es brillante, tanto en la fotografía, la ambientación y el ritmo pues no aburre en ningún momento aunque, a buen seguro, todo lo sucedido sea olvidado por el espectador poco tiempo después de haberla visto.
Tampoco George Clooney se desluce pues su dirección es clásica y eso se agradece. Clásica en su realización como en la dirección de actores, encabezado por un correcto Joel Edgerton y un nutrido grupo de jóvenes intérpretes, con mayor protagonismo para Callum Turner. Quizás lo peor sea un Hitler de opereta, retratado en su parte final.
“Remando como un solo hombre” es un largometraje emotivo, fácil de ver y que a pesar de su poco riesgo y falta de originalidad intenta recordarnos al cine de otra época, más épico e inspirador. Y ante eso no hay nada que reprochar.
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