Debo reconocer que la idea de narrar la historia de varias familias que han vivido en la misma casa en distintas épocas sin mover la cámara me parece muy atractiva. Una idea que ya estaba en la caótica novela gráfica de Richard McGuire, cierto, y que Robert Zemeckis ejecuta de forma irregular. La idea hubiera sido un desafío en la época de Hitchcock, a quien creo que la idea le hubiera fascinado, por algo su film La soga pretendía estar rodado en una única toma (aunque no fue así). Con una muy buena idea, todo el dinero y todos los medios técnicos a su alcance, Zemeckis comete el error de irse por las ramas. A pesar de estar escrita, dirigida e interpretada por los mismos que en Forrest Gump, el resultado esta vez ha sido muy distinto. Here tiene demasiados puntos en común con Forrest Gump y, en comparación, sale perdiendo por goleada en todos. Hasta el efecto digital que sirve de nexo de unión de la historia (en Forrest Gump era una pluma, en Here es un colibrí) esta vez queda bastante deslucido.
Zemeckis ha querido rizar el rizo condensando en una única película, una vez más, la historia de Norteamérica. Le funcionó a las mil maravillas en Forrest Gump pero en Here ha pinchado en hueso. En Here hay demasiadas historias superfluas que lastran el ritmo del film. Creo que se deberían haber centrado en la historia de la pareja formada por Tom Hanks y Robin Wright, una pareja más que solvente que ya nos emocionó hace tres décadas con la citada Forrest Gump. Pero Zemeckis se dedica a abrir el foco y nos cuenta lo acontecido en el mismo lugar en era de los dinosaurios, Benjamin Franklin, los indígenas americanos, el inventor y su mujer, el aviador o la familia afroamericana (que parece estar metida en el film con calzador para hablarnos del racismo y el Covid). Todas estas historias rompen el ritmo del film una y otra vez. Los continuos saltos temporales sólo provocan tedio en el espectador. Es más, la recreación de los indígenas es tan estereotipada y naif que provoca vergüenza ajena.
Hay que admitir que los efectos digitales son sobresalientes (aunque el rejuvenecimiento de los actores cantaba un poco a veces) y la música de Alan Silvestri consigue su objetivo de emocionar aunque recuerde demasiado a su partitura para Forrest Gump. Una pena que Zemeckis se haya dispersado demasiado en historias que no aportan nada al espectador, lo que provoca la sensación de film fallido y oportunidad perdida. Aunque quizás no tanto. Debo admitir que, a pesar de todos sus defectos, Here me ha emocionado. Supongo que es lo que Zemeckis buscaba y, al menos conmigo, ha conseguido. Si se hubiera centrado solamente en la historia central estaríamos ante un film realmente importante.
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