Anuncian nuevo disco de los veteranos Blue Öyster Cult y yo me entusiasmo. Normal, luego de verlos volver a la vida de una forma tan tremenda con su disco del 2020 “The Symbol Remains”. Habían pasado 20 años desde su último lanzamiento y lo hicieron muy bien, con la ayuda de nuevas composiciones (sobre todo de la mano de Richie Castellano) y algunos temas rescatados del baúl de las sorpresas.
Cuatro años después vuelven con nuevo disco, pero viene con trampa. El trabajo consta de grabaciones hechas entre 1978 y 1983, algunas canciones incompletas en el cual no dudo que se tuvo que trabajar un montón para este resultado final. Así nos lo hacen saber, por supuesto. Grabado en cinta analógica, pasado a digital, mezclado, remezclado y producido por Richie Castellano y Steve Schenck con el uso de inteligencia artificial y un montón de cosas más que, a nivel de ingeniería, seguro son la verga de Triana.
Pero ¿y los temas? Ese es el gran detalle. Ya la banda ha publicado infinidad de material extra en sus reediciones e incluso han ido usando canciones de vieja data con el paso de los años y de los álbumes. Para este disco exprimieron al máximo la gallina de los huevos de oro. El problema es que esa gallina ya no daba para más. Les salió un huevo de oro Gold Field.
El disco es agradable. Se escucha con gusto, más si eres fanático de la banda. Y yo lo soy. Incluso así, si lo que más te gusta del disco son dos versiones que ya hacían en vivo, sabes que la pistola viene con balas de fogueo. Es un disco que no hiere, que no causa ni frío ni calor. Ni dolor, ni cosquillas. Ni siquiera nostalgia del tiempo pasado.
Sería una rata de alcantarilla si dijera que en el único momento que parecen estar vivos es cuando interpretan “Kick Out The Jam” de MC5, pero para un grupo que grabó un tema como “The Alchemist” cuatro años antes, la electricidad está bajo mínimos. Pero ese tampoco es el problema. El asunto es que todo el disco huele a naftalina, a anticuario. Que tampoco es el problema. El detalle es que cataloguen esto de disco nuevo y no de recopilatorio de rarezas y temas extras. No es lo mismo. No es transparente vender un carro de segunda mano como si fuera nuevo, de paquete.
Dejando atrás el momento de crítica, el disco tiene piezas como “So Supernatural”, “Shot in the Dark” y “Don’t Come Running to Me” que bien vale la pena conocerlas. No son impresionantes ni te volarán la cabeza, pero son canciones que bien pudieron formar parte de sus discos anteriores. En algunos casos se notan que son temas que pedían más desarrollo (“Shot in the Dark”) confirmando el trabajo de ingeniería que han hecho para darle coherencia a canciones, muchas de las cuales estarían incompletas.
“Ghost Stories” es un gran esfuerzo de ingeniería musical. Un ejercicio de resucitación, por medio de la tecnología y la interpretación, de una serie de temas que en su mayoría no pasaron el corte por algo. Es un buen disco de rarezas y descartes, hecho exclusivamente para el disfrute de fanáticos de Blue Öyster Cult. Espero que nadie de las nuevas generaciones descubra a BOC con este disco, será un soldado perdido para la causa.
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