Si echo la vista atrás, a mis tiempos de adolescente, hay seguramente dos canciones que resuenan automáticamente en mi cabeza. Una es «Solo tú, solo yo» de Lancelot y la otra «A las puertas del deseo» de Tako. Como estoy convencido de haber contado esta historia más de una vez y repetirse excesivamente comienza a ser señal de que los años que uno va acumulando en el trastero de la memoria van ocupando demasiado espacio, podéis pasar si la curiosidad os puede, por lo que escribí en esta casa hace un tiempo sobre los de Ejea. Tako siguen a lo suyo, como debe de ser. Si es cierto eso de que la casa se construye por los cimientos, los aragoneses pueden estar seguros de que su edificio no lo tirará ningún viento huracanado que sople desde las atalayas de la moda musical, de donde por cierto, hace mucho que se alejaron, centrándose en disfrutar de unas canciones que a su vez hacen lo mismo con los que nunca hemos dejando de acercarnos a su vera y los que se han ido incorporando durante el tiempo para quedarse.
Podría pararme y rellenar espacios hablando de los discos grabados, cambios de formación, bucear en cronologías y datos que seguramente si escarbáis un poco en los campos minados de internet encontráis con facilidad o incluso en la memoria según la intensidad con la que hayáis vivido el devenir en la música de la banda. Lo de Tako es rock and roll, duro, puro, urbano. Llamadlo como os de la puñetera gana, pero para que perder el tiempo en poner nombres a lo que su mejor apelativo es sentir las sensaciones a flor de piel cuando una canción es capaz de provocarlo en ti. Me fijo en la portada de este «Porque sí» y pienso que esa pasta está condimentada a base de buenas guitarras y mejores melodías. Esa manera de entonar las palabras me lleva a identificar pronto a Tako, y eso me gusta, me hace sentir en casa, a gusto, pero no me importa pese a ello abrir las puertas a los peligros que la vida corre entre canciones y canciones. Nueve canciones moran en este disco de Tako que se abre con un «Me sube» duro y afilado, puro rock and roll de esos que tienen pinta de sonar como un cañón encima de un escenario.
El tema título también presume de hechuras e incluso por mi cabeza vuelan ecos del rock más clásico mientras las líneas de voz vuelan libres. Tako han dado mucha importancia a las letras, centradas como siempre en esas historias de vida que nos abrazan de manera cercana, alejándose de versos directos, recreándose en los versos. «Ponte en mi piel». brilla con luz propia, intensa, intima, explota con fuerza cuando llega el momento adecuado. «Nadie sabe nada» es como un gancho directo al mentón, una batería que marca un ritmo penetrante, un estribillo poderoso que pide a gritos compañía de aquel que lo escucha y unas guitarras contundentes. Su faceta más urbana sale a la superficie con «El Rey pescador» mientras el medio tiempo «Un día mejor» conjuga ritmos sureños. Subo el volumen, salto como un loco al ritmo de «Sin querer», la canción más dura de este disco, rabia contenida que por fin consigue salir al exterior, y un estribillo de nuevo fabuloso. Recuperan un par de canciones, «La isla» y «Aunque nos cueste la vida», las dos inéditas que formaban parte de aquel «Ayer, hoy y por siempre» de 2021, disco dedicado a la memoria del tristemente desaparecido Pedro Segura, primer batería de la banda, en el que repasaban su carrera. «Porque sí» se llama este disco, y asiento satisfecho, porque para mi, Tako y su música, siempre fue, es y será un porque sí.
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