1989. Diecisiete años tenía yo. Me afanaba junto a la radio para escuchar la Emisión Pirata. Una cinta virgen siempre metida en su pletina, preparado para grabar canciones y esperando que el Pirata no hablase demasiado durante la canción para poder grabarla si no en su totalidad, casi toda. Ansia de bandas por descubrir. Boli y cuaderno al lado para apuntar ese disco que buscar, bien preguntando a los colegas para que me lo grabasen, bien tirando del Bid y hacer guardia esperando al cartero. ¡Que bien sabía entonces cada canción cuando las escuchabas hasta la saciedad, como infinito tesoro difícil de conseguir!. ¡Cuanto daño hizo la inmediatez del momento!. El Pirata anuncia una banda y dice que son de Zaragoza. «A las puertas del deseo» se llama el disco y la canción. Mi dedo sobre el botón de pause, porque el de grabar lo tenía siempre pulsado para no perder tiempo. Comienza a sonar y me subo por las paredes. ¡Que es esto!. ¡Como no podía yo conocer a estos tipos!. ¿Donde puedo pillar este disco, que se me va la vida en ello?. Esa tensión e impaciencia tan complicado de explicar a aquellos que no sienten este veneno. Para Tako aquel disco les cambió la vida. A mi también. Para ellos llegar a más gente. Salir en la HeavyRock. Tocar con Barricada, con los Ramones. Para mi añadir otra banda favorita a mi colección.
Treinta años han pasado ya. El tiempo corre implacable pero a mi no me pilla desprevenido. Sigo siendo aquel mismo chaval que cuando escucha una canción que le emociona se pone nervioso, descontrolado, ansioso. El tiempo no logró romper los lazos que me unen al rock, como decían Barón Rojo. Por suerte a Tako tampoco, aunque su carrera haya tenido sobresaltos, los propios de cualquier banda en este país. Pero ahí siguen y sacando muy buenos discos que aquí el menda sigue disfrutando. Han decidido reeditar treinta años después en vinilo este «A las puertas del deseo». Fantástico. Mucha gente lo ha buscado este tiempo y se ha encontrado copias a un precio prohibido. Han aprovechado y han metido una canción más que se quedó fuera en su momento. Más leña para la hoguera. Lo escucho y sigue sonando genial. Puro rock duro propio de aquellos años, donde las etiquetas al final terminaban dentro del mismo cajón y no nos importaba. Sonido remasterizado. Sigue sonando de puta madre. A mi me sigue emocionando y es que tengo y siento algo muy especial por este disco. Me costó muchísimo encontrarlo en su día. Escuchaba «A las puertas del deseo» (la canción) casi obsesivamente. Sigue sonando mucho en casa. Sigo cantando a voz pelada aquello de «...En la esquina de tu barrio cantará una canción de amor. Se que empañas los cristales. Sé que es difícil dejar de mirar. Pero no hay otro camino cuando la boca se niega a hablar…». Gracias Tako.
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