Me ocurre con este Desbarajuste Piramidal de El último de la fila lo mismo que con el último proyecto de U2, Songs of Surrender: son canciones formidables que llevan décadas formando parte del imaginario colectivo y de mi vida… pero estas nuevas versiones no me aportan nada. Lo siento. Siempre es positivo que Manolo García y Quimi Portet se junten. Tras 25 años llevando caminos separados, tenerlos de vuelta es siempre una excelente noticia. Todos les debemos buena parte de las mejores canciones del pop en castellano de todos los tiempos, pero este Desbarajuste piramidal sabe a poco. No deja de ser un disco con versiones relajadas de sus mejores temas de siempre. Grabado de forma intermitente durante más de 2 años, Desbarajuste Piramidal es una oportunidad perdida. Según dicen ellos mismos, no han trabajado en ninguna idea nueva y se han limitado a regrabar temas del pasado. Una pena. Creo que estos dos grandes artistas todavía tienen mucho bueno que aportar juntos o por separado.
Si nos fijamos en las canciones, que es de lo que se trata, debo destacar que tanto los arreglos como las interpretaciones son sobresalientes. Como pasaba con el citado disco de U2, no se le puede poner ningún «pero» como intérpretes. La voz de Manolo García no sufre en exceso del paso del tiempo aunque algunos temas están rebajados de tono y las guitarras de Quimi Portet suenan menos furiosas pero han ganado en matices. Estamos ante unas versiones relajadas de sus éxitos de siempre. 24 canciones perfectas en muchos casos cuyos nuevos arreglos permiten disfrutarlas de manera más sosegada. Las letras se entienden bastante mejor y los nuevos arreglos les sientan muy bien, dotando a muchos temas de una sensibilidad que pasaba desapercibida en sus versiones originales. Me quedo con la emoción que rezuman El loco de la calle, Querida Milagros, A veces se enciende, Dios de la lluvia o Son 4 días. Por contra, algunas versiones han perdido parte de su efervescencia original, sirvan de ejemplo Cuando el mar te tenga, Insurrección o Como un burro amarrado en la puerta del baile.
Desbarajuste Piramidal se debe tomar como un merecido auto homenaje del que hacen partícipes a todo el que quiera acercarse a su música. Su interés reside más en lo que supone (el regreso a la vida de El último de la fila aunque sea brevemente y para revisitar su pasado) que en la innegable calidad de unas innecesarias versiones. Yo, personalmente, creo que es un artefacto ideal para las nuevas generaciones aunque los que crecimos con ellos en los 80 seguiremos escuchando los originales.
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