Desde Cádiz nos llega esta nueva banda con el añejo sabor del hard rock de siempre, lo que les puede emparentar con una de las debilidades de esta casa como son sus paisanos The Electric Alley. Y un tanto de eso hay al escuchar su primer tema “Runaway train” donde notamos ciertas reminiscencias en la voz de Adrián Gómez de la de Jaime Moreno pero dotando de un estilo propio y singular. Para ser un primer disco estos “Landslide” suenan compactos, con dos guitarras de calidad, una para Adrián Gómez y la solista para Pepe Perfumo (otro apellido ilustre en The Electric Alley), dejando la base rítmica a Antonio Oviedo en la batería y Alejandro Mira al bajo.
Las buenas sensaciones de este “Play, learn, lose…” se confirman con “Ghost”, otro corte “hardrockero” con un inicio arrollador, melodías trabajadas y estribillos que funcionan como sucede en el tema homónimo que mantiene la constante en el álbum de canciones directas de poco más o menos cuatro minutos donde poder desplegar sus cambios de ritmo, más calmado en este corte aunque sin llegar al medio tiempo y con un sentido lírico que funciona desde la primera escucha.
Más agresivo suena el comienzo de “Last choice” aunque el tono melódico no abandona a Landslide ni en el puente ni el estribillo. Además nos gusta el juego de coros en el punto álgido del tema (seguro que tiene que funcionar a la perfección en directo), un punteo magnífico y un casi fraseo que nos evoca como un eco lejano a los mismísimos Soundgarden. “I would” nos deja un trabajo a las seis cuerdas más cercano al “heavy metal” pero sin dejar la esencia de fusionar el rock clásico, el alternativo, el “stoner” y el hard que nos proponen los de Cádiz.
Llegamos a la parte final del “Play, learn, lose…” con las tres últimas canciones que empiezan con “Out of” donde se vuelven a unir los noventa del siglo pasado y los primeras décadas de este milenio en otra interesante muestra del talento que atesora la formación que vuelve a ofrecernos un riff machacón y pegadizo en “Still alive”, quizás el más pesado de todo el Lp que además cuenta con un estribillo coreable y un final antológico, dejando para la “traca final” “Heartshoot”, el más largo del trabajo pues supera los cinco minutos que como es de imaginar es el más reposado en los “tempos”, cosa que se puede observar en la entrada pues estamos ante el instrumental más largo pues la voz entra cerca de los cuarenta segundos para dejarnos el corte más “stoner” de los ocho temas que conforman este “Play, learn, lose…”, corto en duración, pues no llega a los treinta y tres minutos, pero aprovechados a la perfección pues no observamos ninguna canción de “relleno”, buceando en sonidos que gustarán a los amantes del hard rock, el stoner o el alternativo noventero aunque reconocibles son las influencias también del rock más clásico (incluso del blues) y el heavy metal. Una estupenda carta de presentación que queda como declaración de intenciones en la portada con una escalera de póker, con el semi tapado comodín representando a la muerte con guadaña.
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