A pesar de ser una serie producida en 2021, a España ha llegado en este 2022. Y eso que, a priori, el tema es más que interesante pues “Clarice” es una ficción que sirve de secuela a “El silencio de los corderos” pues los hechos se suceden un año después del encuentro entre la agente Starling y Hannibal Lecter. La idea es interesante y el primer episodio funciona con la recreación de la casa (y el pozo) del psicópata Buffalo Bill, con algunas secuencias que nos trasladan al inolvidable final de la película de Jonathan Demme. Aparecen elementos principales del largometraje como la senadora Ruth Martin (ahora convertida en un alto cargo del gobierno) y su hija Katherine, con la que Clarice tiene en común el estrés postraumático tras los hechos acaecidos en “El silencio de los corderos”. El problema, sin embargo, es que los derechos del serial sólo son de esta novela y no de las anteriores y posteriores (“El dragón rojo” y “Hannibal”) por lo que no pueden aparecer personajes creados en esos libros. Así que no tenemos a Will Graham, al Dr. Chilton, a Jack Crawford y, sobre todo, a Hannibal Lecter. Y esa pérdida acaba resultando irreparable.
En cuanto a los trece episodios extraña es la sensación, pues los creadores Jenny Lumet (hija del gran Sidney Lumet) y todo un maestro de los seriales televisivos como Alex Kutzman mantienen el pulso con una historia que debe ser lineal pero donde en los primeros episodios parece que tiene un argumento conclusivo, algo así como sucedía en la primera temporada de “Fringe”, por lo que más se acerca a “Mentes criminales” o productos de ese tenor que a la saga ideada por Thomas Harris. Aun así la ambientación noventera es la correcta y la factura formal es impecable, con algún guiño a “El silencio de los corderos”, no sólo por la perfecta reconstrucción del horrible desenlace con Buffalo Bill, como la banda sonora de Jeff Russo que intenta emular al gran trabajo de Howard Shore, innegable en los créditos finales.
Y si es verdad que los capítulos se llevan con agrado y poseen buen ritmo también es cierto que algunas situaciones o argumentos son delirantes pues llegan a matar a un sospechoso en el propio edificio del FBI y la relación de Clarice con el recuerdo de su padre muerto es bochornosa o algunas sub tramas caen en la mediocridad y lastran el interés del espectador como la unión con un grupo racial del FBI de su compañera (y mejor amiga) Ardelia Mapp, puesta para contentar al movimiento “woke”. Hay otra divertida situación con un transexual que sirve para pedir disculpas por las motivaciones del asesino Buffalo Bill.
En lo que sí funciona “Clarice” es en el reparto pues la desconocida (por lo menos para mí) Rebecca Breeds es más que competente en su papel. Tercera actriz que encarna a la agente del FBI tras Jodie Foster y Julianne Moore como, dentro de la saga, han encarnado cuatro veces a Hannibal Lecter Brian Cox en “Hunter”, Anthony Hopkins en las cintas de Demme, Ridley Scott y Brett Ratner, Gaspar Ulliel en la precuela y Mads Mikkelsen en la estupenda serie de Bryan Fuller o a Will Graham en la figura de William Petersen, Edward Norton o Hugh D’Ancy. Breeds aguanta el envite a un personaje tan mítico, otorgando un miedo y estrés en los primeros episodios que van evolucionando hasta convertirse, de nuevo, en una heroína capaz de romper sus propias barreras y salir indemne de un peligro mortal. Quizás falle algo el villano pues hasta los últimos episodios no vemos actitudes atroces ni gente capaz de las mayores aberraciones por conseguir sus propósitos, quizás lastrado por esas semi historias conclusivas que según se acerca el final se vuelve más lineal.
Otro producto más para engrosar una saga que ya consta de cinco largometrajes (“Hunter” de Michael Mann, “El silencio de los corderos”, “Hannibal”, “El dragón rojo” y “Hannibal: el origen del mal”) y dos series (“Hannibal” y la que nos ocupa). Quizás junto a “Hannibal: el origen del mal” sea lo más flojo de todo este universo basado en la pluma de Thomas Harris pero aun así estamos ante un aceptable thriller televisivo con el sello de buen hacer de la CBS, ritmo endiablado y donde no es sencillo aburrirse.
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