Desde que era un chaval uno de mis cómics favoritos siempre ha sido Asterix. ¿Acaso existe algo más mítico que aquello de «Una aldea poblada por irreductibles galos…»?. A veces creo que aquellos que siguen loando las maneras mas clásicas del heavy metal tradicional – valga la redundancia – también son como una especie de irreductibles heavys. Claro ejemplo el de este trío alemán, que después de algún e.p. que terminó siendo recopilado para facilitar el acceso a su material, presentan su primer larga duración de la mano de High Roller Records, uno de esos sellos que apuestan por la esencia metálica más arraigada. S. Castevet a las voces y guitarras, L. Steeler al bajo y G. Deceiver a la batería han conseguido cultivar ese estado de culto underground entre los seguidores del heavy metal y este «Iron Shackles» refuerza esa insistencia en asentarse dentro de esos parámetros.
El disco lo abre la canción que da nombre al disco con unos coros que buscan la épica pero sin entrar en una grandilocuencia innecesaria, sino como parte de la melodía con una canción que sin bajar a las revoluciones del doom si transita por ese heavy metal de corte oscuro y denso que podrían representar por ejemplo los británicos Quartz en los albores de la NWOBHM. «Barrow Downs» luce un riff que cabalga inmisericorde y unas líneas vocales que entroncan en las estructuras más tradicionales ayudado por ese teclado que aparece como refuerzo en ocasiones para a mitad de la canción sorprendernos con un fantástico riff que actúa como escudero del solo de guitarra. Una intro nos conduce hacia «Hexer (In Dreiteufelsnamen)» que durante casi siete minutos que se inician con cierto aire medieval para cambiar radicalmente de registro hacia terrenos en los que pueden recordar a ratos a Mercyful Fate y al influencia de los Judas Priest de final de los setenta, comienzo de los ochenta.
«Wrath of the sorcerers» incide en ese sonido del heavy metal de inicio de los ochenta pero a su vez tanto por el teclado como por ciertas líneas vocales aúnan influencias del space rock consiguiendo que suene realmente interesante todo ello con ese dramatismo vocal que trae una y otra vez a mi cabeza a King Diamond. «Der Goldener reiter» presume de riff musculoso en esta versión de Joachim Witt que sigue la línea de la anterior. El disco lo cierra «Attila (Blazing Hooves)» de riffs repletos de distorsión y de nuevo ese sonido que recupera la influencia del rock psicodélico adaptado a la potencia y épica del heavy metal. «Iron Shackles» es un disco para disfrutar inmensamente si te gusta el heavy metal en su concepto inicial antes de la pomposidad de posteriores épocas.
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