Las músicas balcánicas han estado muy presentes casi desde los comienzos de Pirineos Sur y algunas de las noches más memorables y divertidas han estado protagonizadas por sus irresistibles ritmos, fanfarrias, acordeones y toda su parafernalia. Y uno de sus máximos embajadores, Goran Bregovic, y unas de las grandes promesas del género, Balkan Paradise Orchestra, lo volvieron a demostrar anoche en Lanuza, con dos actuaciones imparables que pusieron a bailar a más de 4.200 almas.
Poco le quedaba por demostrar a Goran Bregovic. Desde aquella recordada actuación en el año 1998, al poco tiempo de darse a conocer por sus colaboraciones con el director y también músico Emir Kusturica, han pasado muchos años (también repetiría en 2015), pero anoche, lejos de caer en autocomplacencia o vivir de unas rentas más que merecidas, volvió a exhibir músculo. El serbio y su banda se encuentran en plena forma y continúan siendo una cita ineludible para los seguidores de la música del este. Sentado, pero siempre atento a su banda, Bregovic capitaneó un show en el que apenas hubo concesiones al descanso. No necesito más que tres canciones, para que, como va siendo tradicional en esta edición, los primeros espectadores se lanzasen al pantano para bailar a su son. Una sonrisa pícara se dibujó en su cara y miembros de banda incluso grabaron con el móvil. Sus conciertos son por y para la fiesta. Y así fue desde casi en el arranque con “Vino tinto”. Un poco del pasado, un poco del presente y, por supuesto, un poco de sus bandas sonoras. Aunque parecía que la noche no podía ir a más, “Gas, gas” se erigió como otro de los momentos cumbres de la noche. Y los momentos más reposados antes de los bises, consiguieron incluso aplacar la locura colectiva del público. Pero para el final se dejó dos hits infalibles, dos de las canciones que más se han bailado desde los orígenes de Pirineos Sur: “Bella ciao” y “Kalashnikov”. Ese cierre será uno de los momentos cumbres de Pirineos Sur 2022.
Sin embargo, la fiesta comenzó antes, exactamente a las 22 h, cuando Balkan Paradise Orchestra salió al escenario flotante. Esta banda (casi) instrumental femenina formada por diez instrumentistas ya amenizaron las calles de Sallent de Gállego en la edición de 2017 de Pirineos Sur y ahora, tras demostrar su buen hacer en multitud de recintos de todo el país, han vuelto a repetir éxito en Lanuza. El grupo catalán, bien nutrido de vientos y percusión, ofrecieron un setlist que comenzó con el acelerador a fondo para no ofrecer tregua durante la hora larga de su actuación. “Sin bombo no hay fiesta”. Ese fue su grito de guerra y es lo que ofrecieron. Intercalando composiciones propias, muchas guiños a clásicos de ahora (Beyonce, The White Stripes…) y algunas versiones (“Unza, unza” de Emir Kusturica) y unas coreografías muy estudiadas y muy resultonas, encandilaron al público de Lanuza.,
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