Sigo proponiéndoos disquitos perfectos para inaugurar los calores estivales (aunque en algunos sitios el Dios Sol se niegue todavía a apretar). Si el anterior post eran los noruegos Razorbats y su infalible hard rock eurovisivo y powerpoppie, el turno hoy corre a cargo de unas primeras espadas en esto del hard & sleazy rock como BUCKCHERRY con motivo de la reciente publicación de su ya noveno álbum que lleva por título Hellbound (2021).
Antes de comenzar la reseña, me gustaría recordar y reivindicar aquel juego bloguero llamado ‘Por Amor a la Música’, sobre todo en su versión ‘Reto: Animales que son predominantes en portadas de discos’. Este águila diabólica y amenazante… ¡hubiese sido una inmejorable opción!…
‘Átate al Infierno’ con Buckcherry!!!…
Tan admirados (en sus comienzos) como criticados (en los últimos años), la banda de Joshua Todd y Stevie D. no se rinde, no claudica, sabedores de que no tienen una discografía perfecta, ellos van a lo suyo con sus virtudes, pero también con sus defectos. Odié en su momento la trilogía Black Butterflies (2009), All Night Long (2010) y Confessions (2013), discos impostados y enfocados hacia el mainstream, con mucha baladita comercial moja-bragas y una falta de actitud y peligro muy peligrosas. Menos que remontaron el vuelo con Rock’N’Roll (2015) y Warpaint (2019), discos muy lejos de ser perfectos, que no se acercan ni de lejos a la trilogía inicial pero que saciaban la sed para los que nos consideramos fans.
Pues bien, llegamos a 2021 con este Hellbound y, bueno, se puede decir con chulería y sin temor a ser vapuleado que estamos ante un muy disfrutable disco de los angelinos, perfecto para sobrellevar las altas temperaturas y combinarlo con unas cuantas cervezas heladas después de un refrescante baño de sal. El disco arranca punkarra y desatado con «54321», le sigue un corte marca de la casa, «So Hott”, con todos los ingredientes de Todd & Cia, hard & sleazy de corte G’N’R infestado de vicio y excesos musical y líricamente hablando. El guiño ‘acedeciano’ no podía faltar y «Hellbound», el tema-título del álbum, así nos lo deja claro con ese boogie tan característico de los hermanos Young. Llega «Gun» y con el su particular viaje a los 70’s con un estribillo que vale su peso en Oro, Aerosmith por los cuatro costados en uno de los cortes obligados del tracklist. A partir de aquí el disco va perdiendo un poco el punch, a pesar de ello no rechazo el luminoso (aunque algo ingenuo) ejercicio zeppeliano de «No More Lies», ni la pegada de «Here I Come» con Todd en modo sleazy cock rocker y otro tema con el gancho y la trademark Buckcherry caso de «Junk». Los tres últimos cortes quedarán obviados aquí para no deslucir la reseña, no me mola nada cuando Todd y Stevie D. desean coquetear con el mainstream más baboso, las baladas explotando la senda de aquella «Sorry» y la trascendental seriedad que a esta banda no le sienta nunca nada bien…
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