La capital de España ofrece en verano unas cuantas actividades lúdicas que se pueden disfrutar con bastante menos gente que en el resto del año pues todo aquel que puede permitírselo suele huir despavorido buscando climas más benignos que los rigores del estío madrileño junto a comenzar las vacaciones, sean estas de montaña, playa o viajes al extranjero.
Una de estas formas de pasar el enorme calor ha sido siempre las fiestas populares de barriadas y pueblos que además de ofrecer un pedazo del costumbrismo de otros tiempos dentro de la gran ciudad nos permite ver gratis a unas cuantas bandas señeras dentro de sus estilos. De hecho, en los lejanos tiempos de la adolescencia y primera madurez unos cuantos estudiábamos la programación de estos eventos buscando grupos de nuestro gusto.
Una vuelta a la infancia que volví a sentir cuando bordeaba el campo del Rayo por la Avenida de la Albufera para entrar en el recinto ferial de Payaso Fofó, con sus barras típicas sirviendo raciones, bocadillos y “minis” de cerveza y calimocho. Nostalgia de lo vivido, de ese territorio feliz que suele ser el pasado hasta llegar a la zona de conciertos (una vez pasado el control de acceso policial) para ver a gente con entidad en esto del rock como son los Burning. Un estandarte de la música en español que congregó a una ingente cantidad de vecinos celebrando las Fiestas del Carmen de Vallecas, con gente de todas las edades, desde los que siempre han vivido allí, chavales (y no tan chavales) con la elástica del Rayo Vallecano, los nuevos (o antiguos) vecinos que llegaron de otro continente para establecerse, punkies de los que ya es difícil ver en otras latitudes, camisetas heavies por doquier y sí, algunostambién iban con una de los Burning. Todo un calidoscopio que hace de estas fiestas algo especial, en el fondo anclado en el pasado.
A las 22:40 aparecían los músicos, comandados por el gran Johnny Burning a la voz y el teclado (el Johnny Cifuentes fundador de la formación) acompañado de una nueva generación de intérpretes espectacular, con batería, percusión, dos guitarras, bajo y tres personas en la sección de viento sonando a la altura de cualquier festival o concierto en recintos más señeros pues de capacidad era más que suficiente. Mención aparte merece señalar el trabajo de la mesa pues durante las dos horas de actuación el sonido fue perfecto consiguiendo sumar unos Burning rayando a un nivel estratosférico, profesionales y tocando todos los clásicos del repertorio sin restar un ápice en distorsiones, mala ecualización o pérdida en el balance de graves y agudos.
Sensacionales comenzando con “Madrid” y presentándose con orgullo como una banda de rock de barrio ante un respetable encantado, sonando en la noche vallecana joyas como “Bestia azul”, “Tú te llevas todo”, “Como un huracán” (¡qué baladón!), “Jim Dinamita”, el momento fan con “¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?” que tocaron bastante pronto, “Nena”, “Jack Gasolina”, “Rock and Roll mamá”, “Corre conmigo”, “Todo a cien” o “Muévete en la oscuridad” otra que se celebró por lo alto quizás con el público haciendo un pacto con la luna cantando aquello de beberse el mundo de un tirón, olvidarse de casi todo y cambiar la televisión por una noche de pasión. Así que sin para de mover los pies y en comunión con los Burning, con Johnny de “maestro de ceremonias” llegábamos a una parte final de antología con “Eres especial”, “Esto es un atraco”, “Mueve tus caderas” o la presentación de la banda con una versión alargada de “Ginebra seca”, explicando la procedencia de los músicos, con los locales citando barrio (Usera- Madrid, Vallecas- Madrid, Puerta del Ángel- Madrid o Canillejas- Madrid) para tras unos breves momentos atacar los bises con “No es extraño que tú estés loca por mí” que nos hizo rememorar la primera vez que la escuchamos cuando vimos hace décadas el “Navajeros” de Eloy De La Iglesia y “Una noche sin ti” con la que finalizaron y que resonaba en la cabeza según subíamos para irnos por Arroyo del Olivar aunque no fuesen las seis, sintonizamos a los Stones, viejo blues, queridísimo Eric Burdon ¡Qué grandes son los Burning. Qué bien siguen sonando! Es una alegría que no se haya retirado Johnny Cifuentes y que nos siga ofreciendo este pedazo de la historia del rock, banda sonora de Madrid y de una época que no va a volver. Nos quedan los discos y estos momentos en directo.
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