Desde su primera temporada “The boys” se había convertido en una de las principales apuestas de Prime Video. Una descacharrante historia basada en un cómic donde los superhéroes se convertían en seres de grandes poderes pero con unos evidentes defectos en su carácter. Personas de grandes cualidades pero dominados por el ansia de poder y fama, controlados por una multinacional. Y entre heroicas hazañas también perpetraban desastres que acababan con muertos entre la población. Para ello, se unían unos cuantos mortales que sufrieron a los “supers” para acabar con ellos, comandados por “Carnicero” y con la ayuda del nexo de unión entre “The Boys” y “Los Nueve”, el ingenuo Hughie que se enamoraba de “Luz Estelar”. Una de las grandes virtudes en estos dos capítulos había sido mezclar la acción con grandes dosis de humor negro y bastantes momentos de sexo y sangre de cierta incomodidad sexual. De hecho, el primer episodio de esta tercera temporada empieza como un terremoto con una especie de “Ant Man” que entra en el pene de su amante para provocarle un orgasmo y al estornudar vuelve a su tamaño real, con la consiguiente explosión de vísceras y carne. Una broma al gusto de sus creadores Evan Goldberg, Eric Kripke y un Seth Rogen, familiarizado con estos escatológicos temas y al que hace poco hemos visto en su faceta de actor en “Pam & Tommy”.
En esta tercera temporada seguimos con las referencias a este tipo de cine, sustituyendo a la novia nazi Stormfront por Soldier Boy, un Capitán América dado por muerto, antigua estrella y líder del grupo de superhéroes pero con una moral nula que “Los chicos” piensan que es la única persona capaz de acabar con “Patriota”. Una vez encontrado al tipo se llega a un acuerdo que consiste en que le ayudarán a encontrar a sus antiguos colegas para eliminarlos por traicionarle y él, a cambio, les ayudará con su archienemigo. “Carnicero” y “Hughie” conseguirán unas dosis de Compuesto V que le darán superpoderes durante un tiempo, lo que les demostrará que teniendo esa ventaja uno se convierte en villano y poderoso a partes iguales.
Como con anterioridad las referencias a los universos Marvel y Dc son constantes pero en esta tercera entrega aún son más acusadas por estos personajes secundarios. Los principales siguen siendo los mismos con Patriota- Supermán, Luz Estelar- Tormenta de los X-Men, Reina Maeve- Wonder Woman, A- Train- Flash, Profundo- Aquaman o Negro-Oscuro- Batman. Curiosamente, a este último se le había dado poco protagonismo en anteriores campañas pero en los últimos capítulos tiene bastante presencia con una interacción con seres animados que sólo existen en su imaginación, al estilo del “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” de Robert Zemeckis. El resto sigue siendo un híbrido de humor grueso, sangre, violencia e historias que conocemos pero en las que se va profundizando más, con un reparto conocido con unos cada vez más histriónicos (aunque efectivos) Karl Urban y Antony Starr frente al cándido (y muchas veces alivio cómico) Jack Quaid y la menos expresiva Erin Moriarty.
La serie a pesar de que no mantiene el tono ni el ritmo en sus ocho episodios sigue funcionando moderadamente bien, notable en más de un momento, viéndose con agrado y no aburriendo, sobre todo en los dos finales dirigidos por Sarah Boyd que abren la posibilidad de una cuarta entrega con Victoria Neuman de malvada, una vez eliminado (ya veremos si del
todo) por el rol que interpreta Giancarlo Esposito que desde “Breaking bad” ha hecho carrera en múltiples series, ya que le vemos a menudo.
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