A pesar de reseñas críticas sobre su anterior disco (como la de mi compañero Carlos Tizón, al que respeto y escucho por sus doctas opiniones musicales), “Shine a light era un perfecto compendio que se sumaba al “Get up” de 2015 sobre lo que a Bryan Adams le motiva hacer en la actualidad, pasados los sesenta años y con poco que demostrar. Álbumes amables, con melodías pegadizas. Coqueteando con el pop pero sin dejar su esencia rockera.
Prueba de ello es que ha vuelto a contar para este “So happy it hurt” con John “Mutt” Lange, quizás el artífice de la mejor producción del canadiense con el inolvidable “Waking up the neighbours”. Y a pesar de que no vaya a llegar a las cotas de excelencia de este Lp o del “Reckless” estamos ante un trabajo con más cosas positivas que negativas, mientras esperamos nueva gira pues el directo es algo que Adams sigue bordando. Y las sensaciones son extraordinarias con el tema de apertura “So happy it hurts”, positiva, alegre y ante la que es imposible quedarse inmóvil. Una canción irresistible a la que sigue la estupenda “never gonna rain” con esos golpes de bajo que funcionan en un corte que fusiona con elegancia el blues y el rock y al que sigue un interesante medio tiempo como “You lift me up” con una de esas melodías “marca de la casa” que tantas alegrías le han dado en toda su trayectoria al música canadiense.
“I’ve looking looking for you” es un rock& roll con sabor añejo, con más de un paralelismo con el “You belong to me” del “Get up”, en solo dos minutos y que incluso nos recuerda un tanto a los créditos de la serie “Friends”, al que enlaza con los compases un tanto “reggaes” de “Always have, I will” continuando con “On the road”, otro de esas tonadas que funcionaran bien en concierto a ritmo de rock americano y esos fraseos antes del estribillo tan propios de los Def Leppard, cosa que no es de extrañar pues John Lange también ha sido productor de unos cuantos discos de los británicos. De hecho, no es raro que al oyente unas cuantas partes de múltiples canciones le suenen a los de Joe Elliot. Y hablando de ingleses, maravillosa es la larga introducción de “Kick ass”, a cargo de la voz del insigne miembro de los Monty Python John Cleese para un efectista corte rockero que precede a “I ain´t worth shit without you”, quizás lo que más similar nos parezca a los Def Leppard de todo el “So happy it hurt”.
“Let´s do this” es más intimista en forma de medio tiempo con inicio casi acústico y para ir integrando los demás instrumentos durante los poco más de tres minutos que nos va acercando a la recta final con “Just like me, just like you” con una variación “country” interesante, la animada “Just about gone” también de tono americano y la final “These are the moments that make up my life” de ritmo a lo Bruce Springsteen y un riff precioso en otro estupendo medio tiempo que matiza un tanto la decepción de no finalizar con otra de las especialidades de Bryan Adams como es la balada.
“So happy it hurts” no inventa nada pero, quizás, tampoco sea necesario a estas alturas donde el compositor canadiense no tiene nada que demostrar. Aun así estamos ante un más que aceptable trabajo que demuestra que los años pasan pero su infatigable labor por regalarnos melodías y sonidos cálidos al oído no cesa. Seguro que esos temas se suman a los clásicos en la próxima gira mundial que sus seguidores esperan (esperamos) y ansían (ansiamos) pues el que siempre fue el “chico bueno” dentro del rock de finales del pasado siglo sigue teniendo más actitud y ganas que muchas de esas “estrellas rebeldes” que el paso de los inviernos han convertido en caricaturas de sí mismos. Frente al inexorable paso del tiempo seguimos teniendo la suerte de disfrutar de la honestidad de tipos como Bryan Adams. Tan feliz que duele.
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