Leize son miembros honorarios del club del disco debut, de esas bandas cuyo primer disco causó tanto impacto que siempre ha marcado todo lo que ha venido detrás. 34 años han pasado ya desde aquel «Devorando las calles» que corría como la pólvora entre los heavys del lugar. Un disco tan honesto como brutal, con unas letras tan actuales en aquel momentos que seguramente ahora, a quien se acerque al disco desde un punto de vista más contemporáneo, no sea capaz de conectar como los que vivimos aquellos días, y mucho más en aquel momento. Todo ello con unas guitarras asesinas. Pero ojo, que a este le siguieron discos como «Buscando…Mirando» o «Acosándome» que no bajaban el nivel ni mucho menos. Leize vivieron la zozobra de aquella mitad de los noventa en los que estuvieron en stand by hasta su vuelta con el nuevo siglo. De los primeros Leize, aquellos que comenzaron en el 82, ya solo quedan Félix Lasa y Toño Rodríguez, pero siguen sonando igual de contundentes y sinceros como si el tiempo no hubiese pasado por ellos. Este pasado 2021 veía la luz este disco homónimo de blanca portada, con Mikel Lazcano que sustituyó a Patxi Carrasco tras el lanzamiento de «Deriva» haciendo un fabuloso trabajo de guitarras, junto a la batería de Ibi Sagarna, demostrando qué queda sitio para creer en una banda como Leize.
El disco se abre con «Un paso más», calma antes de la tormenta que va creciendo en intensidad para explotar con la entrada de la voz de Félix. Un riff brutal nos mete de lleno en «La Piedra», directa y contundente, con una batería plena de fuerza. En «Ya lo sé» la voz de Félix inconfundible, que ha sabido ganar experiencia y matices con el paso del tiempo sin perder nunca su peculiaridad, el ser reconocible rápidamente. «Nada me quita la sed» es puro Leize, con un solo melódico que suena fantástico y ese derroche de melodía en la voz. Vuelve a subir la carga de intensidad con «Imparable» y es que Leize juegan muy bien con esa cualidad de conseguir un punto intermedio entre fuerza y melodía. De nuevo destaca el solo de guitarra. «No sé que pasó» tiene esa melodía reconocible que tan bien construye Félix, y que me ha traído a la cabeza una de mis canciones favoritas de la banda, «Flores para ti».
Leize es la música, las letras, la actitud, su forma de entender la vida, reivindicarla, señalarla. La acusan con rabia en «No podrán» de tinte más oscuro, acelerando ritmos, escupiendo verdades. Puro Leize vuelve a ser «Alambre fino», esas canciones que me llegan dentro, que termino cantando a viva voz. «Déjate llevar» es un intenso medio tiempo siempre bajo el prisma de Leize en el que las guitarras vuelven a destacar con unas líneas preciosas. «Para siempre» se encarga de cerrar el disco de manera sobresaliente. Leize siguen peleando, luchando y ofreciéndonos canciones que salen desde el corazón. La reivindicación del viejo heavy rock, del inconformismo, del creer en lo que se hace, en lo que es.
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