Es interesante la facilidad que tienen algunas personas para reinventarse en la vida. El caso de Kiefer Sutherland es paradigmático pues se convirtió en una celebridad en los años ochenta con papeles como los de “Cuenta conmigo” o “Jóvenes ocultos” para empezar una travesía por el desierto tras su fallido enlace con Julia Roberts, problemas de alcoholismo y renacimiento con series como “24” o la última «Sucesor designado». En esta vuelta a la fama comenzó un proyecto musical en 2016 con el ábum “Down in a hole” que continuó en 2019 con “Reckless & me”. Ahora, pandemia mediante, con cincuenta y cinco años presenta su tercer disco “Bloor street”.
En su nuevo trabajo nos ofrece una colección de once canciones, compuestas casi todas entre él y Austin Vallejo, donde pasea un country ligero, moderno con bastantes toques de folk y pop. Un Lp que empieza con el tema homónimo, un homenaje a la ciudad de Toronto donde pasó buena parte de su adolescencia, tras el divorcio de su padre Donald Sutherland (tras el idilio surgido en el rodaje del magnífico filme “Klute” de Alan J. Pakula), con su madre y hermanos. Corte ligero con predominio de guitarras, de agradable escucha y dejando protagonismo a la voz de barítono de Kiefer Sutherland (mejor en las estrofas que en el estribillo), continuando con “Going down”, medio tiempo nostálgico pero alegre a la vez con un inicio acústico que nos recuerda al de la música de cabecera de la serie M.A.S.H. y el puente y estribillo a Bruce Springsteen. La constante de todo “Bloor street” de componer canciones que no pasen de cuatro minutos se mantiene en “Two stepping in time” que mantiene la idea de composiciones ligeras, con bonita melodía aunque esta tenga más toque “country”, a pesar del predominio de la guitarra eléctrica sobre la acústica. “So full of love” es más positivo, coqueteando peligrosamente con el pop pero agradable a la escucha. No inventa nada pero tampoco hace falta y que sirve de transición a “Country jail gate” su homenaje a los presidiarios, basado en sus propias vivencias pues no olvidemos que Kiefer Sutherland acabó entre rejas por conducir ebrio. Es su propia manera de eludir los fantasmas del pasado con una balada con protagonismo del piano. No está a la altura de Johnny Cash, como referente penitenciario, pero es fácil que entre a la primera oída. “Goodbye” sí ofrece algo de novedad, ya que transita entre el country pero con una irresistible base “soul” con toques de “blues”. Con “Lean into me” vuelve al intimismo con suaves guitarras y el acompañamiento del piano que deja paso al último sencillo titulado “Chasing the rain” (tras “Bloor street” y “Two stepping in time”), otro medio tiempo que cumple todos los requisitos del resto del trabajo, con este country moderno adaptado para todos los públicos. Eso sí tiene el punteo más destacado de todo el disco y que deja paso a la parte final que comienza con “Nothing to say” que ofrece poca novedad pero con “Set me free” sí se permite interpretar un “country” más clásico que antecede al desenlace con “Down the line” quizás la más canónica dentro del marco “country”, permitiéndose un dueto con la voz femenina de Jessica Calcaterra.
Kiefer Sutherland es honesto con sus composiciones, tiene claro que no pretende inventar nada en la música y conociendo sus limitaciones no vamos a encontrar grandes lucimientos ni a las seis cuerdas ni vocales pero la honradez de “Bloor street” se nota en los once temas con los que a buen seguro comenzará en su gira norteamericana donde Kiefer Sutherland y su banda han cosechado éxito en esta faceta musical que no ha trascendido todavía a Europa.
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