Undécimo álbum de Black Label Society, el proyecto de Zakk Wylde el genial guitarrista de Ozzy Osbourne, que empezó a tomar forma durante el confinamiento de 2020 y tras ser grabado en el estudio que el propio Wylde posee nos llega a finales del 2021. Un homenaje a su equipo de gira bajo una portada con el logotipo de la banda como si de una chapa motera se tratase. Doce canciones que a pesar de ser compuestas en ese duro tiempo tienen un altísimo nivel, merced a una banda solvente donde la base rítmica del bajista de toda la vida John DeServio y el batería Jeff Fabb suena arrolladora y las guitarras de Dario Lorina y Zakk Wylde estratosféricas, perfectamente sincronizadas sumado a un Wylde vocalista en mejor tesitura que en otras épocas. Esperemos que cuando defiendan el disco en directo siga en este buen momento personal pues todavía recordamos malos conciertos de Black Label Society como aquel donde apenas se tenía en pie en el Monster of Rock de Zaragoza en el 2008 u otro mediocre en el Azkena Rock de Vitoria de 2012.
“Doom crew inc.” Empieza con un “cañonazo” como es “Set you free”, futuro clásico del grupo, estupendo en riffs, solos de altura y un Wylde que suena poderoso en una canción que refleja a la perfección lo que es Black Label Society, con esa perfecta fusión entre heavy metal y hard rock con un punto de “rock sureño” en cuatro minutos. Le sigue las poderosas notas de “Destroy & conquer” a la que le notamos un deje a lo Ozzy Osbourne en su estructura aunque sin dejar de ser ellos mismos. Un inicio colosal y descarnado que baja de velocidad y revoluciones (que no de calidad) con “You made me want to live”, lento es las estrofas y subiendo en el puente y el estribillo para llegar a un precioso solo central.
Las buenas sensaciones siguen con “Forever and a day”, primera de otra de las especialidades de BLS como son las baladas donde las guitarras se funden con el piano y la grave voz de Wylde suena sensible como ha sucedido en los mejores lentos y medios tiempos de la formación como “In this river”. Además punteo genial en un corte bello hasta el delirio. Tras estas cuatro primeras, “End of days” destaca por su riff repetido que le da un punto interesante aunque baja algo en el estribillo, mejorando en el “diminuendo” central antes de subir con otro punteo “marca de la casa” y que parece iniciar una fase central del Lp con temas más largos, superando todos los cinco minutos y que continua con “Ruins” puro híbrido entre rock sureño y heavy metal, con coros y una estupenda subida y bajada en el estribillo. “Forsaken” no desentona en el conjunto, manteniendo la estructura de crudeza y rapidez en las estrofas y más melódico y calmado en el estribillo en otro tema que estamos seguros que va a funcionar en directo. Y como sorpresa o regalo Wylde adapta su clásico “Love reign down” de su lejano “Stronger tan death” del 2000 en una nueva versión algo más corta y a piano y órgano en su casi integridad (salvo un nostálgico y precioso punteo). Un “baladón” con toques “góspel” que demuestra el tributo que rinden los BLS al “southern rock” que contrasta con las tonalidades más oscuras y pesadas de “Gospel of lies” que comienzan en tono doom metal para avanzar hacia melodías guitarreras pero sin ocultar la oscuridad ni la pesadez en otra canción brillante pero “a contracorriente” en lo que es “Doom crew inc.” Y que empieza a marcar la parte final que continua con “Shelter me” que vuelve a la estructura de bajar en el estribillo tras la fuerza arrolladora de las guitarras en las estrofas, siguiendo con “Gather of my sins”, otra buena muestra del metal que sabe componer esa máquina de crear riffs, punteos y melodías pegadizas que es Zakk Wylde que despide (nunca mejor dicho) con “Farewell ballad”, tercera incursión en el ritmo lento, en este caso transitando entre el blues y el southern rock y con el que llegamos al final no sé si de una obra maestra (eso el tiempo lo dirá) pero sí de unos de los mejores trabajos del año. En mi caso el favorito.
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