Cuando la luna salga de nuevo,
hasta que leamos la piel de los partos*,
los días de advertencia de los miedos rotos estarán aquí otra vez,
antes de que descendamos todos al polvo.
El cielo sabe cuándo la vida terminará.
Dios sabe que en el lodo, se apaga el fuego.
Sabed que hay una cruz que llevar,
en vuestra primitiva búsqueda del miedo.
Sin cuartel nos es dado por increíble que parezca.
Un ensueño, el que fue mi principal ideal.
En pedazos mi espíritu fue robado.
La raza del cetro pronunció las palabras deshonrosamente.
La dulce venganza será nuestra,
la venganza de un mundo conmovido.
Solo recuerda que la paciencia no es pecado,
ni tampoco encontrar otra manera
de vivir para respirar otro día.
El señor de la luz en la oscuridad, nuestra guía.
En una tempestad que nunca afecta,
el límite de la perdición no se equivoca.
Consentir no es pecado.
Valiente rey, nos inclinamos ante él,
feroz como un lobo con piel de leopardo,
oscuro y amargo en lo profundo,
invasor condenado por su vida,
derrotado por la mañana.
Hay un mar de sangre con una luz divina,
de profana reverencia goza.
Intoxicado con su infierno,
el hombre inmortal en el que la enfermedad mora.
Bestias salvajes a las tropas se enfrentan,
reunidas aquí para masacrar con espadas.
El humo se ha oscurecido en el aire,
olor a muerte y desesperación profundo.
El desierto es un sueño tirano.
Vende tu alma, no les des poder,
mátalos con la corona imperial.
Eres testigo ahora de la hora bruja,
estás comprometido contigo mismo a jurar y a ser rey.
Tanta lealtad, es una cosa descarada.
La agónica juventud aún arde,
derramando la sangre de los padres.
Nunca pronuncies una oración por mí,
por este crimen y esta traición.
Estoy bebiendo de tu copa de la verdadera sabiduría.
Muchos hombres te seguirán,
ahora, un ejército se levanta
y nuestros dioses, sean alabados.
La muerte no es más que un límite culpable,
no será más de lo que prometeremos.
El hijo pródigo ha vuelto.
Ofrécenos nuestra propia venganza,
con el poder que él aprendió.
Arderemos igualmente otra vez.
Ángeles traicioneros en una tierra desconocida.
Una venganza por ese destino misericordioso al alcance de la mano.
Porque a todos esos que han escrito
en la arena se les dirá
que lo mismo sucederá, por buscar oro
como si un fuego en el cielo se tratase.
Puedo sentir el retorno de la fuerza.
Voy rumbo a la otra vida, encuéntrame allí.
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