La carrera del director danés Nicolas Winding Refn queda marcada por el estreno en 2011 de “Drive”, una maravillosa película que le sitúa en la órbita de esos directores autores, tan prolíficos en su país cuyos máximos exponentes en la actualidad son Lars Von Trier y el reciente ganador del Oscar Thomas Vintenberg. Con la cinta protagonizada por Ryan Gosling y Carey Mulligan conseguía dar relevancia a una carrera exitosa en su país. Por desgracia, su megalomanía y un estilo excesivo le han hecho descender peldaños en ese escalafón, culminando en la fallida y delirante “The neon demon”, su última producción que data del ya lejano 2016.
Antes que esas presuntuosas obras que siguen a “Drive”, rodaba este “Valhalla´s rising”, largometraje que llega a nuestras pantallas doce años después de su estreno. Una obra interesante que dejaba a las claras las virtudes de Winding Refn que elevaría en su posterior “Drive”. Una curiosa historia, ambientada en la época de los vikingos donde un luchador escapa de sus captores para unirse a un grupo de nórdicos cristianos que intentan llegar por mar a un prometido vergel terrestre, anunciado por el líder del grupo. El viaje y la presencia de los invisibles indios irán eliminando a la expedición. Un relato que nos recuerda esos excesivos viajes iniciáticos que mostró Conrad en su “El corazón en las tinieblas” en el continente africano, llevado a la pantalla por Coppola en “Apocalypse Now” en suelo asiático o en la parte sur de América, el Werner Herzog de “Fitzcarraldo” y, sobre todo, “Aguirre o la cólera de Dios”, título con el que “Valhalla’s rising” guarda algunos paralelismos.
Y como en el filme de Herzog, la puesta en escena es reposada, más centrada en intentar dotar a sus personajes de una cierta introspección psicológica aunque con cierta crueldad en los combates y en la caza del grupo, aumentando sus pretensiones con planos largos, fotografía casi fantasmal de Morten Soborg en una puesta en escena que recuerda a los “tempos” utilizados por Terrence Malick, por lo que también se pueden encontrar similitudes con “El nuevo mundo” o, incluso, con “La delgada línea roja”. Lo curioso es que no sólo encontramos inspiración de otros realizadores pues no es de extrañar que más de un momento de la película le sirviera para ilustrar a González Iñárritu parte de el espíritu de su hasta ahora mejor trabajo “El renacido”. Un guion el de Winding Refn y Roy Jacobsen que juega con la mitología nórdica pues el protagonista sin nombre, pudiera representar perfectamente a Odin- Wotan, pues como en la ópera «La Valquiría» de Richard Wagner, el dios se convierte en mortal, convirtiéndose en un “caminante” de un solo ojo”, al perderlo en la construcción del Valhalla. Es verdad que le acompaña un niño, rescatado como el Siegmund de la primera jornada de ese monumento a la música que es la tetralogía de “El anillo del nibelungo”.
Hora y media llevada con brío por una promesa que esperemos que devuelva las esperanzas depositadas en él y que se han visto malogradas con sus últimas producciones. “Valhalla’s rising” conseguía que pudiese acometer trabajos con más presupuesto aunque igual de arriesgados, cosa que se puede explicar en la maravillosa interpretación de Mads Mikkelsen sin apenas pronunciar una palabra. Un actor soberbio, entondes uno de los fetiche de Winding Refn, como ha demostrado en mil y un papeles, con antológicos villanos (un par de años antes nos heló la sangre con su Le Chiffre en “Casino Royale” y con posterioridad componía un “Hannibal” para el recuerdo) o sorprendentes papeles tanto en Europa como en Estados Unidos.
“Valhalla’s rising” es cine interesante al que es más sencillo olvidarle los defectos pues las virtudes se encuentran por encima, con un resultado final notable. Ojalá Winding Refn vuelva a la senda de calidad de esta que nos ocupa o “Drive”
ufff, no la había visto y tu crítica me ha decidido a ello. y siento disentir totalmente. Yo me he aburrido soberanamente. Winding Refn es un tipo tan presuntuoso y plagado de sí mismo que se ha olvidado que no tiene ningún talento. Su mayor mérito es plagiar sin descaro a todo lo que le da la gana. Aquí plagió de lo lindo a Wener Herzog y su Aguirre o la cólera de Dios. Pero Herzog siempre daba espectáculo mientras aquí Winding Refn ofrecía tedio y más tedio. Esos planos interminables que no aportan nada, esos crescendos musicales sin venir a cuento, ese guión vacío y sin sentido … menudas cabezadas me he echado viendo este aburrido ejercicio de onanismo.
Está claro que Winding Refn despierta filias y fobias. De hecho; no me ha satisfecho ninguna producción tras «Drive» pero sí que he visto en esta bastantes cosas positivas aunque entiendo el terreno abonado a la crítica. En este caso, y como comento al final de la reseña, el interés que me ha despertado ha conseguido que perdone con más facilidad los defectos y haya conseguido entrar en esa extraña mezcla de Conrad, Herzog, Malick y mitología nórdica.
Siento que te hayas aburrido pero no siempre vamos a estar de acuerdo. Un saludo.