Reconozco que en uno de los cambios generacionales del metal me quedé un poco colgado, en medio de ninguna parte. Con una querencia adquirida por esas bandas que en los noventa decidieron reinventarse e impulsar un género cuya concepción más clásica había perdido el favor del mainstream. Idas y venidas, alzamientos y hundimientos pululaban alrededor de los grupos mas conocidos, los cuales unos se quedaban por el camino mutando en otros mientras estaban también los que sobrevivían y no de cualquier manera. Aún así, nos encontrábamos con ciertos grupos que osaban a base de buenos discos con disputar el cetro dentro de la realeza del metal. Seguramente cada uno tenga sus caballos ganadores a los que apostar, pero los míos sin lugar a dudas fueron Trivium y los franceses Gojira. Precisamente estos últimos presentan ya su séptimo disco, afianzados como uno de los grupos a los que muchos no dudan en referencias dentro de las grandes bandas del metal actual. Su devenir en el tiempo, como el de muchas de las bandas de su generación ha corrido en base a una evolución en la que tan solo los fuertes sobreviven. Su anterior obra «Magma» no fue un disco comprendido por todos, o mejor dicho, disfrutado por todo el mundo. Ese punto de no retorno, que significa el alejamiento de algunos viejos fans para ser reemplazados por otros nuevos.
Sin lugar a dudas, Gojira andan por niveles que ya quisieran muchos, incluso de los más consagrados y este «Fortitude» es una prueba palpable. Abre el disco «Born for one thing» y la sensación es de que estos tipos juegan ya ligas mayores. Ritmo veloz, una batería descomunal y esa agresividad vocal a medio camino entre pasado y presente. El inicio de «Amazona» es sencillamente genial. El bajo marcando un ritmo casi bailable entre connotaciones tribales que al menos a mí me atrapan durante toda la canción. «Another world» es más directa, incisiva, jugando muy bien con esa dualidad de riff marcado y melodía en la voz, para una canción que destila dureza controlada. Seguramente «Hold on» puede llegar a descolocarte en un primer instante. Esos juegos vocales que te llevan directo hacia un heavy metal de tintes melódicos donde el sonido de batería es el que impregna un fondo de dureza y oscuridad que se ve reforzado por las líneas de voz. «New found» es realmente interesante, porque ese riff es puro Gojira sin embargo el tipo de ritmo que marca la canción es diferente. Guturales «edulcoradas» y ese solo de tintes melódicos junto a un maravilloso estribillo. Los escasos dos minutos instrumentales de la canción que da nombre al disco de aires tribales puede resultar anecdótico a la vez que efectivo, según la predisposición del oyente.
Siguen los ritmos tribales en «The chant», enraizada con el anterior disco de la banda, buscando ese ritmo hipnótico construido a base de aderezos tibetanos, el juego de voces y el dibujo que va realizando el riff. Un medio tiempo al que quizás le hubiese venido mejor recortar algún minuto o pisar en ciertos instantes más el acelerador. Quizás para reconciliarse con los viejos fans se desmarcan con «Sphinx» que devuelve los tiempos mas antiguos del grupo y que seguramente se cuele en sus directos porque ese riff invita al headbanging y Joe Duplantier recupera sus registros vocales más oscuros. Algo que se acentúa en «Into the Storm» donde dan rienda suelta a sus acometidas más brutales sabiendo mezclar acertadamente con las suficientes dosis de melodía. Después de la tormenta, la calma llamada «The trails» donde destacan de manera fundamental la voz, creando un reclamo melódico e hipnótico. El punto final lo pone «Grind» desatando la furia descomunal que Gojira aún saben atesorar. «Fortitude» seguramente va a ser un disco polémico para sus fans. Habrá quien siga confiando en que la senda marcada por «Magma» es la correcta y quién sin embargo, opine que el grupo ha perdido parte de su ser con esta evolución. Personalmente, excepto una canción, he sido capaz de llegar a su mensaje. Y ojo, que seguramente esa canción, igual termina haciéndome cambiar de opinión, porque si algo tengo claro, es que «Fortitude» necesita la paciencia necesaria para dedicarle las escuchas precisas con las que descubrir cada detalle incluido en sus composiciones.
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