Basándose en un estilo europeo y naturalista, bien ejecutado en películas como Verano 1993 o La hija de un ladrón, para Las Niñas, Pilar Palomero obvia los arquetipos comerciales. Partiendo de una historia ya conocida, la directora da vida a un guión propio sobre primeras experiencias: la primera discoteca, la primera copa, la primera vez que mamá te decepciona. Su valor reside en la forma, en cómo los sentimientos de Celia pasan con naturalidad de la pantalla al espectador.
La realización, impecable, es áspera, casi documental. La cámara es un testigo privilegiado, tan cerca de la protagonista que parece a punto de enfocar su interior. Lo que vemos parece real, tan solvente y natural es la interpretación de Andrea Fandós, bien rodeada de otras adolescentes que se comportan como cualquier grupo de amigas en la intimidad. Los primerísimos planos obligan a mirarla a los ojos; unos ojos que a lo largo del metraje descubren una nueva amistad, no pocas decepciones y, por qué no, nuevos rasgos de sí misma que surgen de tantas preguntas sin respuesta y de una educación opresiva.
Para ello, Palomero la sigue de cerca durante los días que siguen a la llegada de una nueva compañera que desencadena todo lo demás: el contacto con la música -suenan Héroes del Silencio, Más Birras, Niños del Brasil-, el acercamiento a las chicas mayores y el primer chico. El espectador no sólo es testigo sino que, con la ayuda de la nostalgia que producen las referencias a los primeros 90, empatiza sin quererlo, acercándose, de la mano de la protagonista y a la sombra de su joven madre soltera, una imponente Natalia de Molina, a un emocionante desenlace que cierra el círculo de forma elegante.
Del atrevimiento formal y el tacto con las actrices que Pilar Palomero demuestra en su primera película sólo espero, para el futuro, una historia más original con la que implique al espectador tanto como en Las Niñas. Lo único achacable a esta emotiva cinta es que gran parte de su historia ya la conocemos pero, en los tiempos que corren, tampoco vamos a pedirle todo a un emotivo y notable debut.
Gran película Las Niñas. La he visto 4 veces. Una en el festival de cine de Málaga en el Cervantes y tres en el cine. Me encantó, flipé con la película. Andrea Fandos tiene una forma especial de mirar a cámara que es bestial. No hace falta que hable alto para transmitir lo que quiere. Me recuerda muchísimo a Ana Torrent en «Cría cuervos» o en «El espíritu de la colmena».
Cambiando de tema, también decirte que Pink Floyd son mi segundo grupo favorito. Los primeros son Queen. Para mí, lo que ha hecho Freddie Mercury con la música no lo ha hecho nadie. Saludos.
Gracias por comentar, Manuel.
No me importaría ver la película otra vez, pues me ha despertado muchos sentimientos de épocas pasadas, no sólo nostalgia, y eso es difícil. No hubiese sido posible sin, efectivamente, el talento natural de Andrea, que bien comparas como una Ana Torrent dan dotada de niña.
No soy el mayor fan de Queen, pero los escucho a menudo. Con los Floyd, a muerte 🙂
Un saludo,