Las opiniones siempre son personales y cada uno tiene la suya, cuyo valor muchas veces es más proporcional al grado de afinidad de quien las recibe que a lo versadas que puedan llegar a estar. Dicho esto, no me duele prenda en creer que el invento de las orquestas y el heavy metal quizás fueron novedosas las dos primeras ocasiones. Luego se ha convertido en una anquilosada losa. Aun así, regularmente siguen apareciendo discos en las mismas coordenadas. Algo como lo que ocurrió cuando a las bandas de heavy metal les dio por editar discos de versiones. Si no tienes el tuyo propio no eres nadie. En estos últimos tiempos de anormalidad enmascarada que amenaza con acompañarnos para largo, nos encontramos con otros dos discos dispuestos a cubrir distancias entre la música clásica y el heavy metal. Triptycon y U.D.O. aunque con dos conceptos distintos. De la banda de Tom G. Warrior ya hablaré en otra reseña. Hoy me voy a centrar en el ex-Accept.
No voy a perder tiempo contando mi querencia por el paso de Udo por Accept y por su disco “Animal house”. Creo que cualquiera que ame el heavy metal se encontrará en la misma tesitura respecto a esos días. La carrera de Udo en solitario ha sido más oles que ays. Aunque quizás haya abusado excesivamente de la publicación de discos en directo. Llega 2020 y cuentan que el vocalista ambicionaba tener su propio álbum junto a una orquesta. Bien, ya lo tiene. “We are one” lo ha titulado, buscando esa simbiosis entre su banda y la orquesta del ejército alemán con la que ya grabó un dvd. Que no trate de adaptar sus clásicos a las progresiones de este tipo de músicos y si componga nuevas canciones en conjunto, al menos le aporta un positivo. Otra cosa es el resultado de la unión compositiva de Udo y el teniente coronel Christoph Scheibling. Stefan Kaufmann y Peter Baltes se unen al invento. Quince canciones y 75 minutos. Que para mí pensar en la duración del disco cuando en la tercera canción ya estoy pensando en sacar raudo el cd del reproductor, se me torna en calvario. Y ese es quizás el mejor resumen de un disco que reconozco, me he obligado a escuchar tres veces completo para realizar esta reseña. Y porque es Udo. Pero que la sensación de “tú y yo esta vez no vamos juntos a ningún lado, viejo amigo”, es constante durante toda la grabación. Si. Hay riffs, y una base potente. La voz de Udo, tiempo sumado a su garganta, también. Pero no consigue excitarme ni por un instante. Esperaré al próximo álbum de U.D.O.
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