La guerra entra en su tramo final y, tras las derrotas clave del eje (Stalingrado y Midway), asistimos a la lenta pero imparable recuperación de territorios por parte de los aliados. Vamos a intentar ver y explicar cómo sucedió todo ello desde 1943 hasta el final de la guerra en el verano de 1945 y cómo lo mostró el cine en sus distintas visiones de la cinematografía mundial.

 

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL – 2ª PARTE (1943-1945)

 

  • La guerra en el norte de África -2ª Parte (noviembre 1942- mayo 1943) 
    • Operación Torch – Desembarco aliado en Marruecos y Argelia
    • Campaña de Túnez (febrero-mayo 1943)

 

  • El final de Italia (julio 1943 – junio 1944)
    • La invasión de Sicilia
    • Campaña de Italia – El final del Duce

 

  • El Frente Ruso – 2ª Parte (mayo 1943- agosto 1944)
    • La Batalla de Kursk
    • Retirada en Ucrania (agosto 1943 – abril 1944)
    • Fin del sitio de Leningrado
    • Operación Bagration (mayo-agosto 1944)

 

  • Los aliados invaden la fortaleza Europea (junio – diciembre 1944)
    • Operación OVERLORD
    • El día D.
    • La Batalla de Normandía – Francia Liberada (junio-agosto 1944)
    • Hacia Alemania – Operación Market-Garden (septiembre 1944)
    • La Batalla de las Ardenas (diciembre 1944)

 

  • La campaña de bombardeo estratégico (1942-1945)

 

  • La batalla del Atlántico – 2 ª Parte (1943-1944)

 

  • El Asalto al Reich (1945)
    • La batalla de Berlín (abril 1945)

 

  • La guerra en el Pacifico – 2ª Parte (1943 – 1945)
    • Guadalcanal (agosto 1942 – febrero 1943)
    • Campaña de Rabaul (junio – diciembre 1943)
    • La lucha por las islas (Noviembre 1943 – septiembre 1944)
    • Las Filipinas (octubre 1944 – marzo 1945)
    • La campaña de Birmania (1942-1945)
    • Iwo Jima y Okinawa (febrero – junio 1945)
    • Japón se rinde (agosto 1945)

 

 

LA GUERRA EN AFRICA – 2ª PARTE (noviembre 1942- mayo 1943) 

 

Operación Torch

El 8 de noviembre comenzó la Operación Torch el desembarco de los aliados en  Marruecos y Argelia, territorios que pertenecían a la hasta ahora neutral Francia de Vichy. Se abrió así un segundo frente cuyo objetivo era expulsar definitivamente al Eje de África y desde allí poder golpear a Italia. En esos momentos Rommel ya estaba en retirada desde Egipto hacia Libia y era perseguido por las fuerzas británicas dirigidas por Montgomery.

Previamente al desembarco hubo negociaciones e intrigas políticas entre los aliados y el vice-primer ministro de Vichy, el almirante Darlan,  para que la operación se realizara de manera pacífica, pero diversos malentendidos malograron la empresa y al final las fuerzas francesas que defendían los puntos de desembarco en Casablanca, Argel y Orán ofrecieron resistencia. Los planes de capturar por sorpresa los puertos y los aeródromos fracasaron, produciéndose fuertes combates donde, tanto los aliados como las tropas coloniales francesas, sufrieron importantes bajas. Tres días después Hitler ordenó ocupar los territorios de la Francia de Vichy para evitar que estos se pasen a los aliados. Es entonces cuando los franceses en África decretan un alto el fuego, pero se creó un fuerte resentimiento entre los franceses libres y los ingleses.  

 

Campaña de Túnez (febrero-mayo 1943)

Una vez que cesan los combates en Argelia, los aliados tienen vía libre para comenzar su avance hacia Túnez, objetivo principal de la operación Torch, pero lo realizaron de una manera tan lenta y desorganizada, que los alemanes, alertados de un posible desembarco de los aliados en la zona, rápidamente movieron tropas que tenían destacadas en Sicilia y ocuparon Túnez antes que ellos.

Hitler  no estaba dispuesto a permitir que los aliados tuvieran una base para poder invadir Italia por el sur, por lo que envió importantes refuerzos a la zona, a pesar de los preparativos de una inminente y decisiva ofensiva contra los soviéticos. Al mando  puso a un curtido veterano del frente ruso, Von Arnim, al que le ordenó reconquistar el norte de África y expulsar a los angloamericanos al mar, pero el nuevo general pronto se dio cuenta, igual que Rommel, que las promesas de refuerzos eran una ilusión con un mar dominado por los aliados.

 

Mapa 1: Campaña de Túnez 1943

 

Mientras tanto Rommel y las tropas supervivientes del Afrikakorps, gracias a la cautelosa persecución que hizo Montgomery a su ya ejército derrotado, conseguían llegar a finales de enero a la frontera entre Libia y Túnez uniéndose a las fuerzas alemanas de Arnim. A pesar de sus diferencias, ambos jefes estaban de acuerdo en una cosa: tenían que infligir una derrota rápida a la fuerza más débil de los aliados: los americanos, antes de que las fuerzas de Montgomery llegaran a Túnez.

A mediados de febrero los alemanes lanzaron una ofensiva contra fuerzas aliadas que avanzaban por el oeste. Las inexpertas tropas americanas sufrieron una importante derrota en el paso de Kasserine, retirándose en desbandada y perdiendo más de 6.000 hombres, pero los alemanes escasos de fuerzas no pudieron explotar su victoria permitiendo que los aliados se reorganizaran.

Tras algunos infructuosos ataques más contra los aliados a lo largo de marzo, las tropas del Eje pasan a la defensiva.

Consciente de que todo estaba perdido Rommel  vuela a Alemania a principios de abril y le pide a Hitler que dé la orden de evacuar Túnez, pero este se niega alegando que no puede permitirse una retirada después de la pérdida de prestigio que supuso la derrota en Stalingrado. Rommel es relegado del mando y ya no volverá a África.

Los aliados, dueños del mediterráneo, han reforzado a sus ejércitos y ahora poseen una superioridad aplastante sobre su enemigo. El 6 de abril las fuerzas de Montgomery comienzan su ofensiva haciendo retroceder a las fuerzas del Eje, que forman un perímetro defensivo entorno a Túnez. La situación es desesperada  para los defensores. Cuando a finales de abril los aliados atacan la bolsa desde todos los lados, las fuerzas alemanas e italianas solo pueden resistir unos días hasta que todo el frente se derrumba y los aliados avanzan hacia Túnez que es ocupada el 7 de mayo, los supervivientes se rinden el 13. El desastre para el Eje es de la magnitud de Stalingrado: 240.000 prisioneros, de los que apenas 600 han conseguido huir a Sicilia.

 

EL FINAL DE ITALIA (julio 1943 – junio 1944)

 

La invasión de Sicilia

Después de la victoria aliada en el Norte de África el mando conjunto angloamericano barajó sus siguientes opciones: Churchill era defensor de atacar los Balcanes, mientras que una buena parte de los americanos defendían un desembarco en Francia para abrir un segundo frente y así contentar las demandas de Stalin. En un punto medio estaba el ataque a Sicilia y la invasión de Italia que además podía tener el efecto añadido de conseguir que esta saliera de la Guerra.

La invasión de Francia suponía un reto logístico para acumular hombres y material que en ese momento los aliados no se podían permitir. Una ofensiva sobre los Balcanes también era complicada por las distancias a recorrer. Se optó por la opción más viable: la invasión de Sicilia.

El 10 de julio de 1943 comenzó la mayor operación anfibia hasta la fecha: 160.000 soldados y más de 2.500 barcos, que supuso un buen ensayo para la futura invasión de Francia. En unas semanas de duras luchas la isla es ocupada a finales de agosto, pero esta vez los alemanes se retiraron ordenadamente y pocos fueros capturados.

 

La Campaña de Italia. El final del Duce

La invasión de Sicilia precipitó la caída de Mussolini. La presencia de los ejércitos aliados en el propio territorio italiano provoca que los dignatarios del régimen convoquen el gran consejo de la Revolución donde se decide por mayoría que el Duce sea depuesto. Este no lo acepta, pero es convocado por el rey al día siguiente que le pide su dimisión e inmediatamente después es arrestado. Italia anuncia al mundo, el día 25 de julio, la caída de Mussolini. Los alemanes que sospechaban una posible rendición de los italianos ya estaban preparados para ocupar el país.

El Duce fue enviado a la isla de Magdalena al norte de Cerdeña, pero alertados de una posible operación de secuestro por parte de los ingleses, fue trasladado de vuelta a Italia y recluido en un hotel en los Apeninos, donde el 12 de septiembre fue liberado por un comando alemán. Hitler se entrevistó con un desmoralizado Mussolini, al que ya solo le importa quedarse al margen de todo. Resignado acepta dirigir un gobierno títere de los territorios italianos ocupados por los alemanes. A finales de abril de 1945 con todo ya perdido, Mussolini y su amante intentan huir a Suiza, pero son capturados y fusilados por partisanos italianos comunistas. Sus cuerpos son trasladados a Milán donde son colgados en la plaza principal.

Los aliados continúan con la siguiente fase: la invasión de la península italiana. Por el sur las fuerzas británicas cruzaron el estrecho de Messina el 3 de septiembre avanzado hacia el norte por Calabria. Seis días  más tarde los americanos hacían un desembarco en Salerno mientras paracaidistas ingleses ocupaban Tarento. En Salerno los americanos encontraron una dura resistencia alemana y no pudieron avanzar hacia Roma hasta que llegaron los refuerzos británicos desde el sur. Los alemanes entonces se replegaron a una línea defensiva que cruzaba la península de este a oeste y cuyo eje era la localidad de Cassino, al norte de Nápoles. Esto iba a suponer la tónica de toda la campaña en Italia que se prolongó hasta casi el final de la guerra: los alemanes se atrincheraban en una línea ofreciendo una dura resistencia gracias al terreno escarpado y cuando al final los aliados conseguían romperla se retiraban en orden a la siguiente.

Es en los alrededores de Cassino donde se libra la batalla más importante de toda la campaña Italiana. La férrea resistencia de los alemanes en esta línea  defensiva llamada “Gustav”, cuyo punto más impresionante  era la montaña donde estaba situado el monasterio benedictino en Montecassino, mantuvo detenidos a los aliados durante 5 meses en los cuales se sucedieron repetidos ataques fallidos sobre Cassino y su abadía defendida por una división paracaidista de elite. Desesperados, los aliados intentaron el 22 de enero un desembarco en Anzio, al norte, para desbordar la línea, pero se atascó y casi termina en desastre. Finalmente el 12 de mayo 1944 en un esfuerzo combinado por tierra y un apoyo aéreo masivo, los aliados rompen la línea y soldados del cuerpo polaco entran en las ruinas de la abadía. Los alemanes consiguen retirarse y evacuan Roma estableciendo otra línea defensiva al norte cerca de Florencia.

Los aliados entran en Roma el 4 de junio unos días antes del desembarco de Normandía.

 

Mapa 2: Campaña de Italia

 

Una vez que los aliados desembarcaron en Francia el frente pasó a ser secundario. Los alemanes se mantuvieron en el norte de la península prácticamente hasta que acabó la guerra.

 

PELÍCULAS

 

Los cañones de Navarone, J. Lee Thompson (1961)

Los años 60 fueron nido de un montón de producciones que, ambientándose en la IIGM, daban cobijo a una combinación de acción, aventuras, drama, toques cómicos y fuegos artificiales amparados en misiones que un grupo de personas debían llevar a cabo contra el ejército nazi. Puede que esta película británica fuera la primera de este estilo que logró un éxito mundial.

Amparada en nombres muy conocidos como Gregory Peck, David Niven o Anthony Quinn, y en otros actores británicos de solvencia más que demostrada como Anthony Quayle o Stanley Baker, introduce un par de rostros femeninos de actualidad y solvencia contrastada como Irene Papas y Gia Scala para formar el grupo elegido para destruir los cañones que, en la fortaleza de la isla de Navarone, impiden la navegación de la marina aliada por el mar Egeo.

El heroísmo y ritmo con el que Carl Foreman dota a la adaptación de la novela de Alistair MacLean sirvieron para que fuera ejemplo para un sinfín de producciones que le sucedieron. Su éxito le llevó a ostentar 7 nominaciones a los premios Oscar de ese año, aunque solo ganó el de Efectos Especiales.

 

 

Camarada (Paisà), Robert Rossellini (1946)

Rossellini, uno de los emblemas del neorrealismo italiano, nos lleva por toda la geografía italiana durante la reconquista de las tropas aliadas. Durante 6 capítulos distintos recorre el territorio italiano, desde Sicilia hasta el Véneto pasando por Nápoles, Roma o Florencia, mostrando distintas disyuntivas de la población, ya sean los métodos para sobrevivir de los chavales, las mujeres o los partisanos, o las diatribas morales de los religiosos ante algo tan irrelevante frente a la guerra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Patton, Franklin J. Schaffner (1970)

Biopic sobre el General George S. Patton, uno de los más destacados durante la IIGM en Europa. Retrógrado, anclado en el pasado, pero con una cultura militar y una disposición imparable, le hizo tan incomprendido entre los suyos como intratable para sus rivales. Comenzando por sus batallas en África contra Rommel, sus disputas con el general británico Montgomery, la toma de Sicilia, las constantes subidas y bajadas dentro del mando dirigido por Eisenhower, sus 3er Ejército fue clave para lograr la victoria final desde el desembarco de Normandía hasta la rendición alemana, pasando por la Batalla de las Ardenas.

La película fue un completo éxito y logró 7 premios Oscar, entre ellos Mejor Película Director, guión para Emund North y un joven Francis Ford Coppola, actor principal para un sublime George C. Scott, y diseño de producción para un grupo del que formaba parte un asturiano de nombre Gil Parrondo y reputación magnífica.

Las caracterizaciones de Karl Marlden como el General Bradley, Karl Michael Vogler como el Mariscal de Campo Rommel o de Michael Bates como el Mariscal de Campo Montgomery dan un halo de verosimilitud a todo lo que estamos viendo, aunque la imponente presencia de George C. Scott como el General George S. Patton acapara toda la atención cuando él está presente.

 

 

Un paseo bajo el sol, Lewis Milestone (1945)

Una patrulla de soldados norteamericanos es desembarcada en Italia y se les encomienda destruir un puente. Esta misión sirve de excusa para desentrañar las diversas personalidades de los soldados que componen el pelotón. Pasan aviones y vemos algún blindado, y explosiones y tiros, pero la guerra no aparece hasta los 80 minutos aproximadamente porque lo que realmente interesa a Milestone es la intraguerra. Ya demostró en esa obra maestra llamada “Sin novedad en el frente” que tiene mano para el cine bélico, y aquí se acomoda en los brazos de un reparto encabezado por 2 iconos del cine en los 40 como Dana Andrews y Richard Conte, a los que acompaña de un puñado de hombres que se labraron una gran trayectoria en Hollywood como John Ireland, Lloyd Bridges o Norman Lloyd. Puedes verla como una mera película propagandística o como una cinta con personalidad propia.

 

 

EL FRENTE RUSO – 2ª PARTE (mayo 1943- agosto 1944)

 

Para la Alemania nazi y la Rusia Soviética, la guerra en el Este a principio de 1943 había llegado a un punto de estancamiento. Los alemanes habían frenado la ofensiva de invierno de los rusos y se habían recuperado del desastre de Stalingrado. Ahora ambos bandos se lamían las heridas, conscientes de que el inevitable choque del verano de 1943 decidiría el resultado de la guerra en el Frente Oriental.

La principal arma ofensiva del ejército alemán eran las divisiones panzer, el éxito de cualquier operación ofensiva dependía de ellas y su estado a principios del 43 era lamentable. Para reorganizarlas Hitler llamo a Guderian, uno de sus principales creadores, que al analizar la situación recomendó a Hitler que debería renunciar a cualquier ofensiva en el Frente Oriental ese año, hasta que el arma acorazada no estuviera rehabilitada y se dispusiera de una reserva estratégica que sería vital para la supervivencia de Alemania a largo plazo. Esto chocaba de lleno con los intereses políticos del Führer que necesitaba un  gran éxito militar para reafirmarse ante sus aliados, alguno de los cuales ya pensaban que habían apostado por el caballo perdedor. Además el tiempo iba en contra de los alemanes. La derrota en África preveía un ataque de los aliados en Italia por lo que había que infligir una derrota a los rusos antes de que la presencia de tropas aliadas en Europa impidiera una ofensiva en el Este.

Para los soviéticos la propia supervivencia nacional ya no se ponía en duda y eran sabedores de que para ellos el tiempo sí que jugaba a su favor. Con su industria a salvo en los Urales funcionando a pleno rendimiento su potencia militar crecía mucho más rápidamente que la de los alemanes, por tanto se podían permitir una estrategia de desgaste.

A la hora de dónde decidir el lugar donde lanzar la próxima ofensiva en ninguno de los dos bandos existía duda alguna de que el sector sur era el principal teatro de decisiones para todo el Frente Oriental por su importancia militar, política y económica. Al estudiar el mapa, en el sector alrededor de la ciudad de Kursk, el Frente hacía una protuberancia que atrajo irresistiblemente las miradas, tanto del alto mando alemán como del ruso.

 

Mapa 3: Operación Ciudadela

 

  1. 3. Operación Ciudadela

 

A principios de marzo los alemanes tomaron la decisión de realizar una operación ofensiva sobre el saliente de Kursk a la que se denominó en clave: Ciudadela. El objetivo era realizar un ataque rápido, nada más que el buen tiempo lo permitiera, para preservar en lo posible a las divisiones panzer y en un movimiento de pinza embolsar a las tropas soviéticas dentro del saliente. Con ello se perturbaría en gran medida la capacidad ofensiva soviética, se reduciría el tamaño del frente y se obtendría una victoria frente a los aliados del eje.

Los soviéticos por su parte estaban muy alertas de la futura ofensiva alemana. Stalin había recibido pruebas de la operación Ciudadela totalmente fiables de sus agentes secretos y de los británicos por ULTRA, además la concentración de fuerzas alemanas en ambos extremos del saliente confirmaba dichas informaciones. El mariscal Zhukov considerado uno de los más grandes soldados del siglo XX, tuvo claro desde el principio que la estrategia a seguir era defensiva, con el objetivo de asegurar la destrucción de las fuerzas blindadas enemigas, y dejar a los alemanes sin capacidad ofensiva. Con este argumento, él y otros generales, convencieron a Stalin para fortificar la zona y esperar el ataque que desgastaría al enemigo Posteriormente se lanzarían sobre ellos en una ofensiva total.

La concentración de fuerzas alemanas empezó en abril. El mariscal Manstein, al cargo del grupo de ejércitos sur, quería que la operación empezara lo antes posible ya que era consciente del riesgo de que la ofensiva se transformara en una batalla de desgaste que solo favorecería a los soviéticos, pero Hitler que en esta ocasión dudaba, impuso su voluntad al querer que los nuevos modelos de blindados estuvieran listos para la ofensiva, y esta sufrió retraso tras retraso, hasta llegar a julio donde ya se había perdido cualquier posibilidad de que la empresa llegara a buen término, pero Hitler se veía incapaz de dar marcha atrás, consciente de lo mucho que se jugaba declaró que pensar en el inminente ataque en Kursk hacia que se le revolviese el estomago.

 

La batalla de Kursk

El plan de ataque alemán era muy simple: dos pinzas acorazadas atacarían, una desde el norte cerca de la ciudad de Orel, dirigidas por el general favorito de Hitler, Model y otra, la más poderosa, desde el sur en los alrededores de Belgorod, ciudad al norte de Járkov, dirigidas esta por Von Manstein. Ambos ataques se juntarían alrededor de Kursk embolsando a las tropas soviéticas dentro del saliente. Los alemanes reunieron 780.000 soldados, casi 3.000 blindados y 2.000 aviones para esta ofensiva.

Los soviéticos se habían preparado concienzudamente para recibir la acometida con un plan no menos simple: trazaron 8 sucesivos anillos defensivos con una profundidad total de 150 kms, erizados de campos de minas, trincheras, bunkers y cañones antitanques camuflados. Detrás, al este de Kursk, disponían de una fuerte reserva acorazada que contraatacaría si los alemanes quebraban la resistencia de los defensores. En total los rusos reunieron 1,5 millones de soldados, 5.000 tanques y 2.400 aviones.

Antes siquiera de empezar el resultado de la batalla estaba escrito. Teniendo en cuenta que para cualquier acción ofensiva se desea al menos tener una superioridad de 3 a 1, los alemanes no solo no la conseguían sino que tenían menos medios que los soviéticos y aunque confiaban ciegamente en la superioridad de sus tácticas y en sus nuevos blindados, la balanza se presentaba claramente en su contra.

El día 5 de julio de madrugada los mandos soviéticos ya alertados sobre la ofensiva que estaba a punto de comenzar, ordenaron un ataque de artillería que se produjo solo unas pocas horas antes del inicio del avance alemán y aunque no produjo grandes bajas en las concentradas tropas alemanas, muchos oficiales presintieron que algo no iba bien.

El sector norte era en el que los soviéticos habían concentrado más tropas, pensando que sería allí donde se produciría el esfuerzo principal alemán. Model al cargo del grupo Norte encontró una férrea resistencia y el primer día solo logro llegar a duras penas hasta el segundo cinturón defensivo. En los días sucesivos las profundas defensas y contraataque rusos iban desangrando las fuerzas alemanas, hasta que el 11 de julio el ataque se había detenido casi por completo. Para empeorar aún más las cosas los rusos lanzaron una ofensiva contra el saliente de Orel el día 12 en la retaguardia alemana.

Fue en el lado sur donde los alemanes consiguieron el mayor avance. Manstein concentró sus blindados en un puño masivo de unos 700 panzer cuya punta de lanza eran las 3 divisiones de granaderos de élite de  las SS perfectamente pertrechadas y equipadas con los nuevos tanques Tiger y Panther muy superiores a sus homólogos rusos que lanzaron una tremenda embestida sobre las defensas soviéticas. Al mismo tiempo sobre sus cabezas se desarrollaba una de las mayores batallas aéreas de la guerra en la que participaron más de 500 aviones y donde los alemanes consiguieron la superioridad aérea los primeros días de la ofensiva facilitando el avance de los panzer, este impulso los llevo muy al interior de las defensas soviéticas llegando a preocupar al estado mayor ruso que no tuvo más remedio que comprometer las reservas que iban a utilizar en su futura ofensiva.

El 12 de julio alrededor de la localidad de Prokhorovka se produjo la mayor batalla de carros de la historia cuando 800 tanques soviéticos del Frente de reserva, conscientes de la capacidad destructiva de los panzer pesados Tiger a larga distancia, se lanzaron en una carga a toda velocidad sobre los 600 tanques de la vanguardia alemana y se enzarzaron en una feroz lucha a corta distancia, al llegar la noche ambos bandos se retiran del campo de batalla dejando tras de sí más de 700 tanques destruidos. Los rusos habían logrado  detener el avance alemán.

En la semana que duró la operación Ciudadela los soviéticos habían perdido la mitad de sus tanques, era el precio que estaban dispuestos a pagar Stalin y Zhukov por haber destruido a las fuerzas acorazadas alemanas. Después de Kursk ya no existieron más ofensivas alemanas en el Este. La ofensiva general que lanzaron los soviéticos tras la batalla ya no terminó hasta que la bandera roja ondeo en Berlín, en mayo de 1945

 

Retirada en Ucrania (agosto 1943 – abril 1944)

El día 13 de Julio las tropas anglo-americanas desembarcan en Italia. Hitler ordena que se suspenda la ofensiva y retira varias divisiones para que sean enviadas urgentemente a Italia. Pero los soviéticos no les iban a dar tregua. Al principio de agosto comenzaron su propia ofensiva ya planeada como fase siguiente al desgaste de los alemanes en la batalla de Kursk. Los alemanes fueron sorprendidos porque no esperaban un ataque de los rusos de esa magnitud tan rápido. En el norte el extenuado ejército de Model no pudo resistir la acometida soviética y tuvo que abandonar Orel el 5 de agosto, los rusos ahora apuntaban había Briansk al oeste y presionaron aun más al norte en dirección a Smolensk.

 

Mapa 4: Ucrania 1943

 

  1. 4. Ucrania 1943

 

En el sur Manstein también tuvo que retroceder ya que se enfrentó al primordial esfuerzo de los rusos cuyo principal objetivo era liberar toda Ucrania. La ciudad de Járkov cambio de manos por última vez, fue tomada por los rusos el 23 de agosto. Más al sur los soviéticos consiguieron llegar al istmo que une Crimea con el continente aislando al ejército alemán que estaba allí. Hitler había prohibido retirarse a sus unidades en Crimea, ya que era un territorio clave para dominar el mar negro y proteger los campos petrolíferos rumanos.

A mediados de septiembre todo el frente Oriental estaba en movimiento, 1.400 kms desde Smolensk al Mar Negro era el marco de la ofensiva Soviética, una de las mayores operaciones militares de toda la guerra, solo superada por el ataque alemán en 1941.

Los rusos habían concentrando 4 millones de soldados, miles de tanques y aviones. Los alemanes, a pesar de infringirles cuantiosas pérdidas, eran incapaces de contenerlos. Hitler no podía creer lo que estaba pasando y  decidió visitar el frente para entrevistarse con Manstein donde comprobó “in situ” lo desesperada que era la situación. No le quedo más remedio que aceptar la retirada hasta la siguiente línea defensiva detrás del rio Dnieper, pero los rusos habían conseguido establecer pequeñas cabezas de puente al otro lado del rio al norte y al sur de Kiev, la última gran ciudad rusa aun en manos de los alemanes, desde allí lanzaron un ataque envolvente sobre la ciudad que cayó el día 6 de noviembre y siguieron avanzando en dirección a Zhitomir donde fueron detenidos a principios de diciembre. Ahora se había abierto una peligrosa brecha en el frente sur alemán, si los rusos seguían avanzando hacia el este todas las tropas alemanas en el sur de Ucrania quedarías aisladas.

Los rusos concedieron un pequeño respiro mientras se preparaban para la siguiente embestida que no tardo en producirse. El 24 de enero dos grupos de ejercito soviéticos atacaron la única zona que los alemanes mantenían del rio Dniéper consiguiendo embolsar 10 divisiones alemanas con casi 60.000 hombres en Korsun-Cherkassy, pero Manstein esta vez pudo actuar más rápido que en Stalingrado, consiguiendo romper el cerco. El 17 de febrero se organiza una dantesca huida con temperaturas bajo cero y nieve altísima, y más de la mitad de los cercados consiguen huir. La alegría no durará mucho en las exhaustas tropas alemanas ya que aquello fue el principio de una maniobra estratégica más ambiciosa que conseguirá barrer a los alemanes de toda Ucrania. A principios de marzo los soviéticos  atacan con fuerza a lo largo de todo el frente sur y este se derrumba. El finales de marzo los rusos consiguen llegar a la frontera de antes de la guerra con Polonia. Más al sur el 10 de abril cayó Odessa y las tropas soviéticas llegan a la frontera con Rumania.

 

El fin del sitio de Leningrado

El frente de Leningrado se había mantenido estable prácticamente desde finales del 41 cuanto los alemanes consiguieron dejar aislada la ciudad. En los primeros meses la situación de la población fue desesperada y el riego de morir de hambre y de frio fue muy alto pero desde mediados de 1942 fueron llegando suministros suficientes para aliviar estos peligros.

En el verano del 1943 los alemanes, viendo como sus fuerzas en la zona se iban reduciendo al ser enviadas para las campañas del sur,  empezaron a preparar una línea fortificada de defensa a 200 kms detrás de la ciudad desde Narva en el Báltico, a Pskov al sur del lago Peipus. A finales de año se pide permiso a Hitler para replegarse y así acortar el frente, pero este se niega a ello.

Esta retirada minuciosamente planeada al final se convertiría en una fuga precipitada cuando el 14 de enero de 1944 comienza la ofensiva soviética cuyo objetivo es romper definitivamente el asedio de la ciudad, al principio los alemanes consiguen detener el ataque, pero unos días después los rusos reanudan más intensamente la ofensiva consiguiendo por fin romper el cerco alemán. El  27 de enero, después de 880 días el asedio fue definitivamente roto. Los alemanes consiguen replegarse precipitadamente hasta la línea defensiva donde consiguen detener  el avance ruso.

 

Operación BAGRATION (mayo-agosto 1944)

Mucho había cambiado en el frente oriental en el último año. El ejército alemán estaba a la defensiva. Desde la batalla de Kursk había cedido terreno a lo largo de todo el frente y a duras penas había conseguido estabilizarlo. Había perdido por completo su superioridad aérea ya que la ofensiva de bombardeo estratégico no hacía más que consumir sus recursos aéreos en la defensa de su país. La dirección militar se hacía cada vez más rígida en torno a la figura de Hitler que desconfiaba de todos sus generales y cuando alguno le exponía la cruda realidad de los hechos lo tachaba de derrotista, fue el caso de Manstein cesado en marzo del 44. La prevista invasión anglo-americana a Francia también estaba quitando fuerzas a los alemanes en el este. Hitler situó varias divisiones panzer en el Oeste preparadas para repeler la invasión.

Los alemanes ahora se enfrentaban al dilema de dónde seria la próxima gran ofensiva soviética del próximo verano. Vieron que los soviéticos tenían diversas oportunidades: El área defendida por el grupo de ejércitos Norte se desechó por su escaso valor estratégico una vez perdido Leningrado. Bielorrusia ocupaba la parte central del Frente y también fue desechada porque pensaron que su terreno boscoso y pantanoso no era apto para una ofensiva a gran escala. Hitler aposto fuerte a que sería en la zona que aun mantenía en Ucrania alrededor de la ciudad polaca de Lvov. Pensaba que los soviéticos irían directos hacia Berlín y esta ruta a través de Polonia era la más corta.  Por último también se considero un ataque por el sur en dirección a Rumania y Hungría, países ya muy descontentos que podrían cambiar de bando en cualquier momento, su gran baza a favor era que la caída de Rumania significaría el colapso de la economía de guerra alemana ya que era la única fuente de petróleo que le quedaba pero también fue desechada porque pensaron que sería un avance muy vulnerable a un contraataque desde Ucrania.

En el bando soviético la moral era muy alta. Habían conseguido expulsar a los alemanes de prácticamente todo su territorio. Tenían varias posibilidades para la siguiente ofensiva de verano: la más evidente era atacar desde Ucrania retomando la ofensiva de principios de año que abriría a los rusos varias opciones estratégicas como ir luego hacia el Báltico y aislar todos los ejércitos alemanes en el Centro y Norte o ir directamente hacia Berlín. Precisamente por ser la opción más evidente y la que más habían reforzado los alemanes llevó a los soviéticos a desecharla y optar por atacar la zona centro del Frente mucho más débil.

En el año 1944 los alemanes ya no disponían de la posibilidad de reconocimiento aéreo debido a la superioridad aérea de los soviéticos, por lo que no pudieron detectar correctamente la concentración de fuerzas para la siguiente ofensiva. 

 

Comienza la ofensiva.

La primera de las ofensivas soviéticas del verano  del 44 se realizo sobre Finlandia el 10 de junio con un ataque al norte de Leningrado. En pocos días los finlandeses fueron derrotados y se firmo un armisticio el día 21.

El 23 de junio comienza la operación Bagration cuando cuatro grupos de ejércitos soviéticos con más de  2 millones de soldados y 5.000 blindados atacaron el sector central del Frente Oriental, superando en 2 a 1 en hombres y en 6 a 1 en tanques a los germanos; la Luftwaffe en el sector era casi inexistente. El objetivo era rodear y destruir a los ejércitos alemanes allí, atraer fuerzas de los sectores norte y sur para luego atacarlos.

En las primeras 24 horas los soviéticos lograron rodear la ciudad de Vitebsk y destruir a las unidades allí atrapadas, esto se fue repitiendo en varios puntos del frente: los alemanes desbordados por la marea soviética fueron rodeados y no fue de gran ayuda la habitual consigna de Hitler de ordenar resistir hasta el último hombre y solo permitir luego la retirada cuando era ya demasiado tarde por lo que el ejército alemán sufrió una serie de desastres en rápida sucesión. De poco sirvió llevar refuerzos de los frentes adyacentes que intentaron restablecer el frente alrededor de Minsk, la capital Bielorrusa, tras una dura batalla el 5 de julio los soviéticos toman la ciudad. Hacia finales de julio el Grupo Centro del Ejército alemán había sido aniquilado.

 

Mapa 5: Operación Bragation

 

Aunque el ejército ruso sufrió graves pérdidas en la operación Bagration, unas 700.000 bajas  de ellos 180.000 muertos, se estima que desaparecieron del orden de batalla alemán unas 17 divisiones irremplazables, 390.000 soldados, entre muertos, heridos y desaparecidos. En solo dos semanas los rusos habían conseguido destruir más tropas que en la anterior batalla de Stalingrado creándose un gran vacío entre los frentes vecinos del Norte y del Sur.

La operación Bagration termino oficialmente el 29 de agosto, en esa fecha los soviéticos habían tomado Vilna la capital de Lituana y estaban en la frontera alemana de Prusia amenazando con dejar aislado a las tropas alemanas que aun permanecían en los estados Bálticos. Habían establecido varias cabezas de puente sobre el Vístula, deteniéndose a escasos kilómetros de Varsovia.

La capital polaca había visto muy reducida su población, aunque por esas fechas rondaba el millón de habitantes. Dentro de ella los judíos habían sido confinados en un gueto donde miles de ellos ya habían muerto o trasladados a campos de exterminio, pero una parte de la población había organizado un ejército clandestino que esperaba sublevarse cuando se presentara la ocasión propicia. Al aproximarse las tropas soviéticas creyeron que había llegado el momento, incluso Radio Moscú anuncio el 29 de julio que la hora de la acción ya ha llegado, haciendo un llamamiento a los ciudadanos de Varsovia a sublevarse. El día 1 de agosto el general polaco Komorowski ordeno que comenzara la revuelta, rápidamente ocuparon la ciudad vieja y el centro, pero el sector este a orillas del Vístula donde los alemanes habían concentrado sus tropas para defenderse de los soviéticos, quedó fuera de su alcance. Una vez consolidadas sus posiciones esperaron la “inminente” llegada de los soviéticos.

Pero Stalin no tenía ninguna intención de prestar ayuda a los sublevados. El día 9 anunció que su alzamiento había sido prematuro y que contraataques alemanes impedían a sus tropas llegar a la ciudad. Si bien es cierto que las unidades de vanguardia rusa estaban exhaustas después de la operación Bagration, tampoco recibieron ninguna orden para avanzar sobre Varsovia. Stalin quería que la sublevación fracasara porque no le interesaba ningún gobierno polaco independiente una vez acabada la guerra.

Los alemanes reaccionaron rápidamente y llevaron hacia la ciudad a sus unidades anti-partisanas más despiadadas que para sofocar la rebelión disfrutaron de total libertad para hacer todo tipo de atrocidades. Solo en la Ciudad Vieja asesinaron a más de 30.000 civiles. A esto se unió el bombardeo indiscriminado de la Luftwaffe y la artillería. Los alemanes fueron recuperando sector tras sector hasta que finalmente Komorowski se rindió el 2 de octubre.

 

PELÍCULAS

 

La cruz de hierro, Sam Peckinpah (1977)

Película totalmente antibelicista que se recrea en el horror de la guerra y es proclive en ralentizar las imágenes y mostrar la barbarie sin ningún pudor y remarcando la violencia y la sangre. La historia es muy dura y se ve desde el punto de vista de un oficial alemán totalmente descorazonado. No es fácil de ver y no está rodado de forma estándar. Hay que tener claro que este es Sam Peckinpah.

 

 

 

 

 

 

Masacre: Ven y mira, Elem Klimov (1985) frente oriental

Se cumplían 40 años de la victoria sobre los nazis en la IIGM y el gobierno soviético encargó al aclamado director de cine Elem Klimov la realización de una película conmemorativa. La centra en el verano de 1943, cuando los nazis ocupaban Bielorrusia y se dedicaban a exterminar aldeas y sus habitantes de manera indiscriminada, tal y como hacían en otros frentes europeos. La acción se centra sobre un joven que alistan en el ejército rojo, pero sufre una transformación cuando vive en 1ª persona uno de esos exterminios. Los inicios pueden recordar a otras propuestas más trascendentales como las de Tarkovsky, pero conforme avanza la filmación y la brutalidad y crudeza de lo mostrado cobra protagonismo, te atrapa por la solapa y te apreta sin remisión hasta un final aterrador y espeluznante.

 

 

Estrella, señal de socorro, Nikolai Lebedev (2002)

Estamos en el verano de 1944, cuando los alemanes ya estaban retrasando sus posiciones y el ejército rojo les presionaba sin parar. En lo que hoy conocemos como Bielorrusia, un comando de soviéticos, en misión de espionaje y reconocimiento, se adentran en territorio dominado por los nazis para recabar información y transmitirla a los oficiales que guían sus ataques.

Con pocos medios, si la comparamos con una producción de Hollywood, pero haciendo de la simplicidad lo más destacable, sí es una cinta entretenida y alejada de ciertos tópicos del género. El miedo por lo que puede ocurrir a los seres queridos, el temor propio, las escenas puramente bélicas y las tramas históricas la convierten en realista y creíble.

 

 

LOS ALIADOS INVADEN LA FORTALEZA EUROPEA (junio – diciembre 1944)

 

Operación OVERLORD

Churchill y Roosevelt se reunieron por tercera vez en la conferencia de Washington en mayo de 1943 para hablar sobre la próxima invasión de Sicilia e Italia, pero también se fijó una fecha provisional de la invasión de Francia un año a partir de entonces. La operación recibió el nombre en clave de Overlord. En una posterior conferencia en noviembre de 1943, ya con Stalin, ingleses y americanos, se comprometieron a la realización de Overlord en junio de 1944, así como a realizar también una segunda invasión en el sur de Francia. Se designó al cargo de la operación al general americano Eisenhower que ostentaría el mando de todas las fuerzas aliadas en Europa y a Montgomery como el jefe de las tropas que desembarcarían en Francia.

El alto mando alemán sabía que los aliados iban a invadir el continente en el verano de 1944, el propio Hitler esperaba con impaciencia el desembarco aliado, totalmente convencido de que sería aplastado provocando la división de los aliados y que estos salieran de la guerra, para así poder concentrarse contra los soviéticos en el Este. Durante el último año la propaganda nazi había creado la imagen del Muro Atlántico, que protegía la fortaleza Europa, como una serie de fortificaciones costeras impresionantes e inexpugnables, Hitler también lo creía, pero los mandos alemanes en Francia sabían que la realidad distaba mucho de la propaganda.

Tanto los aliados como los alemanes sabían que aunque la zona de Calais era la más idónea para una invasión, por ser la parte más estrecha del Canal de la Mancha y el camino más corto hasta Alemania, los aliados también eran conscientes de que era la zona donde las fortificaciones del muro atlántico eran las más poderosas y donde el enemigo tenía más tropas, por lo que se decidió atacar en un punto inesperado y con menos defensas: la región de Normandía. Para ocultar sus intenciones realizaron una compleja campaña de enmascaramiento: operación Fortitude para hacer creer a los alemanes que el punto de invasión seria en la zona de Calais. (Se crearon falsas divisiones usando tanques, aviones y lanchas de desembarco de mentirijillas en el sudeste de Inglaterra para hacerles creer que el desembarco sería realmente en Calais. El uso de agentes dobles y espías aumentó aun más la confusión). Fue tal el éxito que varios días después del día D, Hitler aun estaba convencido de que la invasión real seria en Calais y mantuvo sus reservas esperando el ataque en esa zona.

Los aliados también eran conscientes de que el éxito de la operación dependería de la reacción alemana durante los días inmediatamente posteriores a la invasión, cuando las fuerzas en las cabezas de playa eran más débiles. Era imprescindible que los alemanes no pudieran enviar refuerzos, para ello había que aislar la zona de combate destruyendo todas las comunicaciones en la retaguardia del enemigo: puentes, ferrocarriles, cruces de carretera…todo esto supondría la destrucción de ciudades francesas y bajas civiles (se estima que perdieron la vida unos quince mil civiles franceses) pero se justificaron con el argumento de que así se salvarían muchas vidas de soldados aliados. Para ocultar el objetivo real tuvieron que ampliar la zona e incluir toda la costa francesa hasta Holanda.

Con un dominio absoluto de los aliados tanto en el aire como en el mar, la única posibilidad que tenían los alemanes de frustrar la invasión era rechazar a los aliados nada más hubieran desembarcado cuando aun eran vulnerables. Ese era el punto de vista de Rommel, que había sido designado por Hitler para hacerse cargo de las defensas costeras de la zona de Francia. Tras su experiencia en África, donde sufrió la superioridad aérea de los aliados, sabía que había que derrotar  al enemigo en las playas rápidamente, el mismo día de la invasión. Con este fin, ejerció numerosas presiones para que las divisiones panzer fueran desplegadas en las proximidades de la costa, pero chocó con la política de divide y vencerás para controlar a sus subordinados que había impuesto Hitler: Rundstedt era el comandante de todo el frente oeste, desde Francia hasta Noruega, pensaba que el desembarco de los aliados era inevitable por lo que para rechazarlos había que crear una fuerte reserva móvil de blindados que, una vez se tuviera claro dónde era el desembarco, contraatacaría a los aliados cuando estos avanzaran tierra adentro.  Rommel era su subordinado como comandante de la zona del norte de Francia. La Luftwaffe y la marina tenían su propio mando independiente, y por último el mando de la anterior reserva acorazada dependía en última instancia del propio Hitler.

 

Mapa 6: El día D

 

El día D

El 6 de junio de 1944 comenzó la invasión de Europa.

La noche anterior 3.000 aviones y planeadores lanzaron tres divisiones paracaidistas al interior en los extremos de las zonas previstas de desembarco para desorganizar a los defensores, impedir la llegada de refuerzos y tomar puntos claves para facilitar el avance de las tropas de invasión. No todo salió como se esperaba. El fuego antiaéreo dispersó a muchos de los aviones, y al ser de noche la mayoría erraron sus zonas de lanzamiento, por lo que se produjo una gran dispersión de los paracaidistas que luego tuvieron que recorrer a pie varios kilómetros para reunirse con sus unidades. Los menos afortunados cayeron en zonas pantanosas o directamente sobre posiciones enemigas.

Una flota de 6.000 barcos de guerra, transportes y barcos de desembarco, apoyados por 10.000 aviones, lanzaron a 150.000 soldados americanos, británicos y canadienses sobre las playas de la costa francesa en la región de Normandía en la mayor operación anfibia de la historia. En frente tenían a 50.000 alemanes en su mayoría pertenecientes a divisiones de guarnición de escasa calidad.

Los americanos desembarcaron en la zona oeste más cercana a la península de Contetin. Su objetivo era asegurar en los días siguientes el importante puerto de Cherburgo. Las playas de desembarco tenían de código Utah y Omaha, en la primera todo fue perfecto y se aseguró sin apenas combates,  pero en Omaha todo salió mal. Una pequeña elevación dominaba la playa y desde aquí los alemanes tenían un campo de tiro perfecto, el oleaje hizo que se perdieran las lanchas que trasportaban el equipo pesado,  y además era la única defendida por elementos de la única división alemana veterana de la zona. Los americanos sufrieron tantas pérdidas que se llegó a plantear la retirada, pero al final de la mañana tras varias acciones de pequeños grupos de supervivientes se consiguió asegurar la playa.

Los británicos y canadienses desembarcaron en la zona este en las playas de código Sword-Gold-Juno, su objetivo principal era la cercana ciudad de Caen a solo 15 kms de la costa, puerta para el avance directo sobre París.

La operación de desembarco en si fue un éxito pero no se lograron ninguno de los objetivos inmediatos. Los alemanes reaccionaron con rapidez con las pocas tropas que tenían cerca. Rommel había conseguido que una división panzer estuvieran en la zona de Caen y aunque no lograron desalojar a los británicos de las playas sí que detuvieron el avance hacia la ciudad que no caería en manos aliadas hasta un mes después.

 

LA BATALLA DE NORMANDÍA – Francia Liberada (junio-agosto 1944)

La primera semana después de la invasión los aliados habían consolidado sus posiciones formando un frente continuo. Los alemanes habían perdido toda posibilidad de expulsarlos y solo podían optar a retenerlos el mayor tiempo posible. Todos los refuerzos que se mandaban a la zona sufrían continuos ataques aéreos y llegaban muy debilitados, para empeorar más las cosas los ataque aliados estaban acabando con las reservas de suministros y combustible. El único que pensaba que la victoria era aun posible era Adolf Hitler que el día 16 de junio anunció que enviaría 4 divisiones panzer de las SS para realizar un contraataque que expulsaría a los aliados de Francia.

Los suministros les llegaban a través de dos puertos artificiales “Mullberries”, construidos para la ocasión, pero el 19 de junio se desató una tempestad que asoló el Canal de la Mancha durante cuatro días, dañando seriamente a los Mullberries y reduciendo drásticamente la llegada de refuerzos y suministros. Esto ayudó a los alemanes a fortalecer sus defensas; Aun así no pudieron evitar que los americanos aislaran la península de Contetin en el oeste y, posteriormente capturaran el puerto de Cherburgo el día 26 de junio, aunque los alemanes lo habían saboteado tan concienzudamente que tardaría meses en funcionar a plena capacidad.

En la zona británica varios ataques alrededor de Caen para romper el frente fracasaron ya que los alemanes habían concentrado la mayoría de sus divisiones blindadas allí. En el resto del frente el terreno favorecía a los defensores. Los campos de cultivo rodeados de densos setos, Bocage como lo llamaban los franceses, se extendía decenas de kilómetros hacia el interior, restringía la movilidad y favorecía las emboscadas, por lo que estaba mermando a la infantería aliada a un ritmo alarmante. Se llegó a un punto de estancamiento y empezó a cundir el desanimo entre los mandos aliados que veían el peligro de llegar a un frente paralizado, pero en el bando alemán era aun peor, muchos oficiales estaban convencidos de estar librando una batalla sin esperanza y una guerra ya perdida. Para el 30 de junio los aliados habían desembarcado en Normandía más de 800.000 soldados, el doble de los que disponían los alemanes.

El 10 de julio los aliados prepararon un plan para romper el frente en Normandía. Como fase previa los británicos atacaron Caen en masa el día 15 de julio, con el objetivo de atraer y retener a las fuerzas panzer alemanas. La ciudad cayó finalmente el día 18, pero el avance aliado fue detenido dos días después sufriendo fuertes pérdidas.

Con el frente ahora debilitado, los americanos lanzaron la operación Cobra el 24 de julio en la zona de St. Lo, más o menos en el medio del frente alemán. Tras un brutal bombardeo por parte de más de 1.500 aviones, el III Ejército al mando del agresivo general Patton aplastó las defensas alemanas y por fin pudo salir a terreno abierto, avanzando rápidamente.

El 30 de julio los americanos habían llegado a Avranches donde giraron hacia el este amenazando con embolsar a todas las tropas alemanas. La negativa de Hitler a cualquier tipo de retirada les ayudó, pero fue cuando ordenó un contraataque, cuando los sentenció.

Hitler no solo desoyó todas las peticiones de sus generales de retirarse para evitar el riesgo de ser cercados sino que ordenó un ataque el 8 de agosto sobre la vanguardia americana con el fin de dejarlos aislados que solo en su absurdo mundo ficticio podía triunfar. Lo que realmente ocurrió es que el ataque, que se produjo en los alrededores de la localidad de Mortain, fue desmantelado por la aviación aliada y todas las divisiones que participaron en él quedaron atrapadas en un saliente de un frente que se desmoronaba, entre Falaise y Argentan.

La presión aliada sobre los extremos aumento y cuando el día 16 Hitler al final accedió a la retirada ya era demasiado tarde, 25 divisiones alemanas quedaron totalmente destruidas en la bolsa de Falaise, el resto de las divisiones alemanas en Francia se dispersaron dejando vía libre a los aliados que cruzaron el Sena el 19 de agosto. La 2 división acorazada de la Francia libre, encuadrada en el III Ejército de Patton y en la que servían españoles ex-combatientes del ejército republicano entro en París el 25 de agosto.

 

Mapa 7: Ruptura de Normandía

 

Durante la campaña de Normandía se produjo un hecho que podía haber cambiado el negro destino que le aguardaba a Alemania. Hitler había sufrido varios intentos de asesinato sin repercusiones desde que accedió al poder, pero el atentado que sufrió el 20 de julio del 44 fue el más grave y solo la pura suerte lo salvo de la muerte. Su paranoia aumentó aun más y las represalias fueron terribles, incluso Rommel que había sido herido el 17 de julio y estaba en un hospital en Alemania, fue también acusado de participar y se le obligo a suicidarse.

 

Hacia Alemania – Operación Market-Garden (agosto – septiembre 1944)

El día 15 de agosto los aliados desembarcaron en el sur de Francia y sin apenas resistencia, ya que la mayoría de las divisiones alemanas habían sido enviadas para reforzar el frente de Normandía. No tuvieron ningún problema en avanzar hacia el norte liberando todo el sur del país.

Una vez que se desmoronó el frente alemán de Normandía los aliados avanzaron prácticamente sin oposición en dirección a la frontera de Alemania. El 31 de agosto tanques americanos cruzaron el Meuse en Verdun. El 3 de septiembre los británicos liberaron Bruselas a la que siguió Amberes un día después varios meses antes de lo previsto en el plan original de Overlord.

La ofensiva aliada estaba muriendo de éxito. Los suministros llegaban a Francia solo a través de los mullberries y Cherburgo, el resto de puertos aun estaban en manos alemanas y estos no daban de si para mantener a los cuatro ejércitos al ritmo de avance que llevaban. Eisenhower estaba siguiendo el plan original de un avance en un frente amplio, desestimado las peticiones tanto de Montgomery como de Patton para que diera prioridad a sus respectivos ejércitos. Ambos confiaban cruzar el Rin y entrar en Alemania antes de navidad, pero el combustible se agotaba.

Montgomery utilizando toda su influencia, consiguió que aprobaran un arriesgado plan para asegurar una cabeza de puente sobre el Rin. La operación se denominó Market-Garden  y comenzó el 17 de septiembre. Eran una combinación de dos operaciones: Market, donde se lanzaron tres divisiones paracaidistas en Holanda que tomarían puentes vitales para crear un “pasillo” hacia el Rin, la última barrera natural antes de entrar en Alemania. La segunda operación Garden, consistía en el avance de las fuerzas acorazadas británicas que asegurarían dichos puentes, pero el último de ellos en Arnhem, que cruzaba el Rin, resultó ser demasiado lejano.

El avance inicial de las tropas terrestres aliadas fue más lento de lo que esperaban y aunque en los primeros días se liberó Eindhoven y Nimega relevando a las fuerzas paracaidistas americanas de la 82 y 101 división, a partir de este punto la resistencia alemana se endureció con continuos contraataques y el avance se detuvo a escasos kilómetros del último puente.

Los aliados no lo sabían pero en el sector de Arnhem se estaban reorganizando varias unidades alemanas después de la retirada de Francia, incluidas unidades de blindados. La 1ª división paracaidista británica llamados “los diablos rojos” era la encargada de asegurar el último puente en Arnhem, aunque lo tomó el primer día, fue desalojada del puente por las tropas alemanas fuertemente armadas que contraatacaron al día siguiente de su aterrizaje.  Las tropas partidistas solo tenían armamento ligero y no tuvieron ninguna oportunidad contra las unidades blindadas alemanas. El día 25 de septiembre, tras nueve días resistiendo, los supervivientes de los diablos rojos se retiran al otro lado del rio pero la mayoría de ellos son capturados.

La operación Market-Garden fue un fracaso de los aliados que no consiguieron su propósito de establecer una cabeza de puente sobre el río Rin y poder rodear la línea de defensas alemanas por el norte.  A finales de septiembre, la falta de combustible  había frenado la totalidad del avance aliado, dando ocasión a los alemanes para reorganizarse y preparar sus defensas.

 

La batalla de las Ardenas (diciembre 1944)

Durante los siguientes meses los aliados se dedicaron a desalojar a las guarniciones alemanas que aun estaban en los puertos franceses, reorganizar los territorios liberados y acumular tropas, pertrechos y suministros para el asalto a Alemania. Aun con todo a mediados de noviembre los aliados intentaron una ofensiva general pero los alemanes ya se habían reorganizado y reforzado por lo que no se consiguió ningún gran avance y sufrieron preocupantes pérdidas. Se acordó relanzar la ofensiva sobre Alemania después del invierno.

Hitler estaba preparando un ataque sorpresa que acabaría, con la según él, débil alianza entre norteamericanos e ingleses. El objetivo era lanzar desde la región belga de las Ardenas, anterior escenario del exitoso ataque a Francia en el 40, un ataque en dirección al puerto de Amberes para así dejar aislados a gran parte de las fuerzas aliadas en Holanda y Bélgica. Una vez cercados serian destruidos.

El plan tenía características propias de los últimos años de la guerra en donde Hitler no quería reconocer la realidad de los hechos: que las fuerzas alemanas solo tenían capacidad para resistir, las capacidades ofensivas estaban más allá de sus posibilidades. El plan de ataque se encomendó a generales del entorno cercano a Hitler, que hasta la fecha habían realizado más tareas administrativas que militares, además no deseaban contradecirle por lo que ocultaron muchas carencias, como por ejemplo lo relativo al combustible: como no disponían reservas más que para unos días de avance, este hecho se solucionó contando con la captura de las reservas del enemigo.

El ataque comenzó el 16 de diciembre de 1944 aprovechando unos días de mal tiempo, indispensable para que el enemigo no pudiera utilizar su aplastante superioridad aérea. Los aliados fueron pillados totalmente desprevenidos, no pensaban que el enemigo pudiera lanzar una ofensiva y menos en esa difícil región boscosa, por ello esa parte del frente estaba débilmente defendida, en su mayoría por tropas americanas con poca experiencia, que sufrieron graves pérdidas en los primeros días del ataque.

Los alemanes conscientes de que su éxito dependía de la velocidad dejaron detrás de su avance bolsas con tropas cercadas, la más importante en la localidad de Bastogne, donde tropas americanas bisoñas se mezclaron con alguna unidad veterana ofreciendo una dura resistencia durante una semana.

A los pocos días empezaron a surgir dificultades para los atacantes. El terreno abrupto de la región favorecía a los defensores y las tropas alemanas también iban sufriendo pérdidas que en su caso eran irremplazables. La resistencia en las bolsas dejadas atrás impedía la apertura de las rutas de abastecimiento por lo que la escasez del combustible fue ralentizando el avance y la ofensiva fue decayendo en intensidad.

Los aliados después del shock inicial reacción con rapidez y mandaron refuerzos hacia la zona. El tiempo también mejoró por lo que finalmente el avance alemán fue detenido el 24 en los alrededores de Dinant, cerca de la frontera francesa. El día 26 tropas acorazadas de Patton lanzaron un contraataque por el sur liberando a los cercados en Bastogne.

 

Mapa 8: Batalla de las Ardenas

 

El 27 la ofensiva había acabado pero aun se combatió durante todo el mes de enero hasta que el frente quedó como al principio. Se estima que los alemanes perdieron unos 80.000 hombres, entre muertos, heridos y desaparecidos, pero sus pérdidas materiales fueron mucho más importantes al tener que abandonar gran cantidad de material en su retirada. Para los americanos supuso la batalla más sangrienta de la guerra. Las fuerzas estadounidenses sufrieron 89.500 bajas, incluyendo 19.000 muertos.

 

PELÍCULAS

 

Doce del patíbulo, Robert Aldrich (1967)

Robert Aldrich es el responsable de una de las películas más divertidas y entretenidas sobre una misión de la IIGM. Lee Marvin es el Mayor Reisman, un oficial tan  indisciplinado como apto para la batalla, y debe reunir a un grupo de hombres en posición límite para acometer una misión suicida.

Los doce suicidas, repletos de caras conocidas, casos de Charles Bronson, John Cassavetes, Ernest Borgnine, George Kennedy, Telly Savalas, Jim Brown o Donald Sutherland consiguen que la desobediencia se transforme en entrega, donde el espectáculo llega a un ritmo imparable.

 

 

 

El hombre que nunca existió, Ronald Neame (1956)

En la primavera de 1943 los británicos querían engañar a los nazis para hacerles creer que iban a desembarcar en Grecia en vez de en Sicilia. Para ello urdieron la Operación Mincemeat, dejando a un hombre muerto en las costas de Huelva (España) para que los nazis creyeran eso por los documentos que portaría encima. Todo debía ir acorde para que los espías se lo creyeran y así lo transmitieran a Alemania.

El solvente director británico Ronald Neame, aclamado por sus colaboraciones con David Lean, sería el encargado de adaptar en imágenes la novela biográfica de Ewen Montagu, al que da vida Clifton Webb. Rodeado de un buen elenco de actores británicos y la única cara realmente conocida de Gloria Grahame, consigue enseñarnos una de las operaciones claves de la IIGM, sin una sola bomba ni arma por medio.

 

 

Yo fui el doble de Montgomery, John Guillermin (1958)

John Guillermin, responsable de otros títulos bélicos como “Las águilas azules” o “El puente de Remagen”, es el responsable de esta película que adapta la novela autobiográfica de M. E. Clifton-James donde relata su mejor interpretación, cuando hizo de doble del general Bernard Montgomery, con la intención de engañar al ejército nazi sobre el desembarco aliado en Europa.

Todo el guión va aderezado de una pátina de sentido del humor que da ligereza a lo que está contando, ya que el dramatismo inherente es mayúsculo. Clifton-James se interpreta a sí mismo y otros actores británicos de la talla de John Mills o Cecil Parker los acompañan.

 

 

El libro negro, Paul Verhoeven (2005)

El director neerlandés centra la acción en el final de 1944 para mostrarnos el drama de los judíos que intentan huir del país con la esperanza de la llegada del bando aliado. Suspense, thriller, drama, acción y espionaje van aderezando el guión de una película que intenta mostrar la manera en que algunos intentaban sobrevivir y la forma en que otros pretendían perpetuarse en el poder y aprovecharse de la situación creada.

Casi toda la película recae sobre los hombros de Carice van Houten, que está fantástica, y mostraba otros rostros, como el de Sebastian Koch, que se harían imprescindibles en el cine germano de los próximos años.

 

 

 

Valkiria, Bryan Singer (2008)                                                                                           

Recreación del intento más activo de asesinar a Adolf Hitler, asumir el poder en Alemania e intentar negociar con los aliados la rendición. La reunión de militares (General Friedrich Olbricht, Coronel Mertz von Quirnheim o el Coronel Claus von Stauffenberg…), políticos (Ludwig Beck, Carl Friedich Goerdeler…) y altos cargos policiales (Wolf-Heinrich von Helldorf, Arthur Nebe…) acomodó el intento de acabar con la vida del Führer para dar un giro al futuro de la IIGM.

La progresión del Coronel von Stauffenberg (Tom Cruise) desde su mutilación en la guerra en África hasta su liderazgo en la acción acometida, y su ascenso en la trama copan la parte central, mostrando la preparación y ejecución de los previsto.

La fría puesta en escena de Bryan Singer, sin abusar de efectos especiales ni frases grandilocuentes, ni remarcar en exceso el protagonismo de la estrella de turno, nos lleva con buena mano por los pasillos de la Operación Valkiria (Plan Valküre), poniendo caras muy conocidas (Kenneth Branagh, Tom Wilkinson, Bill Nighy, Terence Stamp…) a los protagonistas del evento.

 

 

Malditos bastardos, Quentin Tarantino (2009)

Solo por la brutal actuación de C. Waltz ya valdría la pena porque, tanto la maravillosa escena inicial como otras menos amplias (cuando come tarta e interroga a D. Kruger es fascinante) son una peli en sí mismas. El resto es puro Tarantino, diálogos y más diálogos, algunos geniales y otros menos.

 

 

 

 

 

El día más largo, Ken Annakin, Andrew Marton & Bernhard Wicki (1962)

El productor Darryl F. Zanuck recurre a uno de los repartos más espectaculares de la historia del cine para contar los preparativos y narración del desembarco de Normandía en junio de 1944. 3 horas encabezadas por actores consagrados, casos de John Wayne, Robert Mitchum, Robert Ryan o Henry Fonda, otros en ascenso imparable, casos de Richard Burton, Sean Connery, Rod Steiger o Robert Wagner, y unos pocos más de la eterna producción secundaria de primer nivel, como Edmond O’Brien, Curt Jürgens, Roddy McDowall, Sal Mineo o Peter Lawford, acompañados de un puñado de actores europeos como Gert Fröbe, Arletty, Paul Anka, Jean Servais o Paul Hartmann, para convertir la novela de Cornelius Ryan en la película definitiva sobre el desembarco que terminó por decantar la IIGM. La participación de Maurice Jarre en la música o Jean Bourglin & Walter Wottitz en la fotografía en b/n (ganadores del Oscar) dejan en anecdótica la aportación de 3 directores distintos: Ken Annakin (parte británica), Andrew Marton (parte estadounidense) y Bernhard Wicki (parte alemán).

 

 

Salvar al soldado Ryan, Steven Spielberg (1998)

Las escenas más espectaculares e impresionantes de desembarco de Normandía, metiéndote de lleno en plena batalla, nos las proporcionó Steven Spielberg en esta cinta de 1998 que, incomprensiblemente, no ganó el Oscar a Mejor Película.

Una patrulla liderada por el capitán Miller (Tom Hanks) es la encargada de encontrar al soldado J. Ryan porque sus 3 hermanos han muerto en combate y el estado mayor considera que debe ser el único respiro para su familia. Con esa excusa se meten en el continente europeo frente a los residuos que van encontrando del ejército alemán hasta que lo encuentran.

Apenas queda 1 hora cuando llegan hasta Ryan (Matt Damon) y la película gira inesperadamente hacia uno de esos finales heroicos y conmovedores a los que nos tiene acostumbrados Spielberg. Actores jóvenes que devendrán en grandes intérpretes y estrellas de Hollywood, casos de Vin Diesel, Edward Burns, Giovanni Ribisi, Paul Giamatti o Adam Goldberg juntan esfuerzos junto a actores más reconocidos y consolidados como Tom Hanks, Tom Sizemore, Ted Danson o Dennis Farina, para regalarnos una de las cintas más épicas del frente occidental en la IIGM.

 

 

El tren, John Frankenheimer (1964)

En verano de 1944 los aliados van a liberar París y el Coronel Franz Von Waldheim (Paul Scofield) es el encargado de llevar las pinturas más destacadas del arte moderno francés (Degas, Matisse, Tolouse-Lautrec… hasta Alemania para que se queden en poder del III Reich. Ahí aparece Paul Labiche (Burt Lancaster) y sus compinches franceses de la resistencia, Didond (Albert Rémy), Pesquet (Charles Millot), Spinet (Paul Bonifas) y los amigos que se les añaden, caso de Papa Boule (Michel Simon) o Christine (Jeanne Moreau) para impedirlo.

El poderoso pulso con que John Frankenheimer dirige la película protagonizada por los trenes, donde el suspense y la intriga acumula tanto poder como el tremendo reparto, que se aprovecha de las figuras del cine galo, y de un guión potente y magistralmente desarrollado.

 

 

¿Arde París?, René Clément (1966)

Espectacular recreación de la liberación de París en agosto de 1944, donde los alemanes se enfrentan a la disyuntiva de destruir la ciudad, según las órdenes de Hitler, o preservar la ciudad, uno de los emblemas artísticos de la humanidad.

El director francés René Clément, muy reconocido en su país, adapta el guión que F. F. Coppola y Gore Vidal hacen de la novela de Dominique Lapierre y Larry Collins, apoyándose en uno de los mejores repartos internacionales de la historia y en la música de Maurice Jarre.

Actores europeos del nivel de Alain Delon, Jean-Paul Belmondo, Gert Fröbe (muy conocido en España por protagonizar “El cebo”), Michel Piccoli, Simone Signoret, Yves Montand o Jean-Louis Trintignant compiten con lo más florido del cine norteamericano, aunque sea en papeles muy pequeños, casos de Glenn Ford, Kirk Douglas, Anthony Perkins, George Chakiris, Robert Stack o el propio Orson Welles, dando vida a parte del ejército aliado, la resistencia parisina o los diplomáticos y oficiales al mando de la capital gala.

La mezcla de imágenes reales, como la entrada de De Gaulle en París, con las rodadas en b/n por Clément da verosimilitud a lo visto convirtiéndolo en un fresco histórico maravilloso sobre lo que debió ser vivir en París esos últimos días del dominio nazi.

 

 

Un puente lejano, Richard Attenborough (1977)

Brutal reparto para contarnos la Operación Market Garden en que el General Montgomery se cargó al General Urquhart y al General Sosabowski por su nefasta planificación. Las escenas bélicas son imponentes, y la puesta en escena muy creíble, con un montón de caras famosas dando vida a personajes verídicos y a una historia real. Probablemente sea la película que hizo del actor Richard Attenborough un auténtico director de cine, con producciones realmente grandes y diseños complicados.

 

 

 

 

 

 

Fuego en la nieve, William A. Wellman (1949)

La 101 División Aerotransportada del ejército estadounidense es la protagonista de esta cinta del maestro Wellman. Cuando parece que se van a ir de permiso, reciben nuevas órdenes que les envían a Bélgica, pasando a protagonizar la Batalla de las Ardenas y siendo conocidos desde entonces como “los apaleados bastardos de Bastogne”.

Algunas caras conocidas como Van Johnson, Ricardo Montalbán o James Whitmore dan vida a los soldados de este pelotón que, entre escenas puramente bélicas y otras más íntimas y personales dan muestra de lo que debió ser uno de los hechos más reconocidos hoy en día, una de las últimas muestras de resistencias de Hitler.

Las inclemencias, dominadas por la enorme nevada que las crónicas cuentan de aquél invierno belga, adquieren tanto protagonismo como la marcha final de reemplazo de los restos del pelotón.

 

 

La batalla de las Ardenas, Ken Annakin (1965)

Ken Annakin es un director británico con una carrera poco atrayente, pero sí es el responsable de la parte más interesante de “El día más largo”. Aquí se encarga de contar el último arranque de los alemanes por parar el avance aliado en diciembre de 1944.

Aunque los carismáticos Henry Fonda o Robert Ryan pueden ser los actores más reconocibles, sin duda son Robert Shaw, como el Coronel nazi Hessler, Charles Bronson como Wolenski, o Telly Savalas, como el sargento Guffy, los que dan más empaque representativo al intento nazi por cambiar el inevitable final de la IIGM.

Aunque aparecen bosques y nieve en momentos concretos de la filmación, incluso problemas reales que sufrieron los combatientes, como la falta de gasolina, quizás sean demasiadas las concesiones tomadas para reflejar la realidad de lo vivido.

 

 

CAMPAÑA DE BOMBARDEO ESTRATEGICO 1942-1945

La lucha sobre los cielos de Europa fue una de las campañas más largas de toda la guerra solo detrás de la guerra submarina. En ella se enfrentaron las fuerzas del aire de los aliados por una parte contra la Luftwaffe por otra. El objetivo de los aliados era destruir la capacidad industrial alemana.

Desde el año 40 los bombarderos pesados de la RAF realizaron incursiones sobre ciudades alemanes con el objeto de bajar la moral del pueblo alemán. Debido a que aun no se disponían de cazas de escolta, las misiones de bombardeo por el día sufrían un alto número de perdidas, por ello se decidió cambiar a misiones de bombardeo nocturno, aunque se sabía que no había capacidad de realizar entonces ataques de precisión, solo 1/3 de las bombas caían a menos de 5 kms del blanco. De momento los ataques eran más dañinos para las vacas que para los alemanes; viendo el escaso rendimiento, Churchill restringió la ofensiva de bombardeos sobre Alemania hasta disponer de una fuerza mayor.

A principios de 1942 se nombró un nuevo jefe de la fuerza aérea: el inflexible mariscal Sir Arthur “Bomber” Harris, firme defensor del bombardeo a gran escala sobre centros de población para producir los máximo daño posible, lo cual mataría a muchos de sus habitantes y los dejaría sin sus hogares; esto se suponía que bajaría la moral civil. Harris pensaba que este tipo de bombardeos podría por sí solo ganar la guerra.

Ese mismo año los ingleses empezaron a disponer de mayor numero de bombarderos pesados, cuatrimotores con capacidad para cargar con las pesadas bombas incendiarias requeridas para llevar a cabo su misión de bombardeo en zona o “alfombra”. Para probar su teoría, Harris decidió  atacar varias ciudades alemanas, eligiendo a las mismas por su vulnerabilidad y cercanía, en vez de por su importancia militar.

La noche del 28 de marzo la RAF bombardeo Lübeck , estallando en llamas el 50% de sus edificios, catedral incluida. Tras otras pruebas también exitosas se decidió realizar un ataque con 1.000 bombarderos, la mayor fuerza reunida hasta la fecha, sobre la ciudad de Colonia. La noche del 27 de mayo el infierno se desato sobre la ciudad alemana. Se arrasaron 243 hectáreas principalmente por la inmensa tormenta de fuego que se desató, visible a mas de 300 kms de distancia, que consumió miles de edificios incluidos hospitales, escuelas e iglesias; muy pocos edificios militares fueron afectados. Sorprendentemente el número de víctimas civiles no llego a 500, pero estableció el triste destino que seguirían más ciudades alemanas en los siguientes años.

Para Harris el ataque fue todo un éxito pues solo había perdido 43 aparatos, por lo que se ordenaron ataques similares durante los meses siguientes pero fueron perdiendo intensidad a medida que se iban perdiendo bombarderos por el fuego antiaéreo. La dificultad para reunir un gran número de aviones para que estos ataques fueran efectivos produjo la cancelación momentánea hasta que se volviera a recuperar su fuerza. Aun con todo, los informes de inteligencia demostraban que las ciudades bombardeadas se habían recuperado rápidamente y que la producción alemana apenas había sufrido pérdidas, además citaban que la moral de los civiles alemanes no había disminuido lo cual sorprendió a los ingleses que pensaban que eran ellos los únicos que podían mantener la moral alta durante los bombardeos.

 

Llegan los americanos

Con la entrada en la guerra de EEUU, los americanos empezaron a mandar sus propios bombarderos pesados a Inglaterra para unirse a los británicos, la octava fuerza aérea, pero surgió una controversia porque estos tenían otro concepto de cómo realizar la guerra de bombardeos, totalmente opuesto a los británicos; los americanos eran partidarios de realizar una campaña de bombardeo de precisión diurno.

Los americanos habían desarrollado su propia versión de bombardero estratégico cuatrimotor, el B-17 “Flying Fortress” o fortaleza volante, fuertemente armado y que según ellos, utilizado en grandes formaciones, podía defenderse por sí mismo sin escolta de cazas. También habían desarrollado un avanzado sistema para realizar ataques de precisión: la mira de bombardeo Norden, que se decía que podía acertar a una lata de pepinillos desde 20.000 pies de altura, aunque los ingleses les alertaron que debido a las condiciones climáticas en Europa para acertar a la lata antes tenían que verla.

Así las cosas Harris no pudo convencer a los americanos para unirse a ellos en sus bombardeos nocturnos por lo que la ofensiva se haría de dos maneras simultáneas: Los americanos bombardearían de día industrias de guerra vitales, y los británicos de noche atacarían poblaciones.

Durante el verano y el otoño del 42 los americanos realizaron pequeñas incursiones sobre Francia para probar sus fuerzas, con resultados satisfactorios pero engañosos porque habían disfrutado de buen tiempo y la oposición de los alemanes había sido escasa. En invierno muchas de las misiones de la octava fuerza aérea tuvieron que ser canceladas por el mal tiempo.

En el 1943 se retomó la ofensiva de bombardeo sobre Alemania, esta vez de manera conjunta cuando consiguieron reunir un buen número de aparatos.

La RAF ejecutó la operación Gomorra: durante 10 días, bombarderos de la RAF atacaron Hamburgo por la noche del 24 de julio al 2 de agosto con bombas incendiarias. La Tormenta de fuego que se desató fue mayor que la de Colonia: según se desencadenaban incendios el aire sobre la ciudad se sobrecalentaba rápidamente, ascendía y bajaba una gran cantidad de aire frío que avivaba aun más los incendios creándose un inmenso remolino infernal (a 700º C) de 4 kms de alto por 2,5 de diámetro. Nada pudo detener esta devastadora tormenta de fuego que barría todo a su paso incinerando edificios y personas por igual. Se estima que murieron 50.000 personas. Nunca se había producido un ataque de tal devastación sobre una ciudad.

Hitler fue informado que de repetirse más ataques como este, Alemania perdería la guerra. Se decidió entonces que la defensa aérea del Reich era prioritaria y para ello era necesario una potente fuerza de cazas que interceptara a los bombarderos. Una consecuencia directa de este cambio supuso que se trajeron todos los cazas que pudieron del frente ruso, a partir de ese momento y hasta finales de la guerra los soviéticos disfrutaron de superioridad aérea en todo el frente.

Mientras tanto los americanos realizaban ataques diurnos bombardeando los astilleros y puertos alemanes,  pero se dieron cuenta que los ataques de cazas y el fuego antiaéreo se volvía cada vez más eficaz; en dos misiones sobre Kiel perdieron 40 bombarderos de una fuerza de 200. Pero la gran ofensiva que los americanos estaban preparando era un ataque sobre las industrias de rodamientos en Schweinfurt, Bavaria. Sin estos la industria bélica alemana quedaría paralizada. Se realizó un ataque el 17 de agosto y utilizando más de 200 bombarderos que se tuvieron que enfrentar sin escoltas a más de 300 cazas alemanes sufrieron cuantiosas pérdidas, (casi un tercio fue derribado (60), más de la mitad resultaron muy dañados y se perdieron más de 600 tripulantes). En octubre se volvió a repetir el ataque con resultados parecidos, 60 bombarderos derribados y el resto dañados; aunque se consiguió infligir graves daños a las industrias de rodamientos la fuerza de bombarderos americana quedó tan diezmada que no pudo continuar, quedando demostrado que sin una escolta adecuada los bombardeos diurnos no eran viables.

La solución llegó en forma de caza de escolta, el P51 Munstang, un caza americano con motor británico muy maniobrable, veloz y con gran autonomía, que podía escoltar a los bombarderos hasta la propia Alemania. Entró en servicio a finales del 43. También se mejoró la autonomía del resto de cazas por lo que a partir del 1944, todas las misiones de bombardeo diurno contarían con cazas de escolta en todo su trayecto. Era el principio del fin para Alemania. La única esperanza que tenían para detener la inminente marea de bombarderos que se les venía encima era acelerar el desarrollo del caza más avanzado de la época, el messerschmitt me-262 un avión a reacción con una velocidad insuperable para sus rivales, pero continuos retrasos en su desarrollo y la imposición de Hitler para que fuera utilizado también como bombardero ligero no permitió que fuera puesto en servicio hasta que ya era demasiado tarde.

A principios de 1944 el objetivo de la ofensiva aérea sobre Europa cambió para preparar la futura invasión del continente del próximo verano. Ahora el objetivo era destruir la fuerza aérea alemana, en tierra, en el aire y en las  fábricas. La gran ofensiva se lanzó el 20 de febrero y se prolongó durante casi una semana. Los americanos habían conseguido reunir una gran fuerza de 1.000 bombarderos escoltados por 700 cazas que atacaron las fábricas de aviones durante el día mientras que la RAF con una fuerza similar lo hacía durante la noche. Cuando el 25 de febrero se dio por terminada la gran semana los aliados habían destruido más de 700 cazas en las cadenas de montaje y 600 en el aire a cambio de perder 220 bombarderos.

El golpe fue muy duro para la Luftwaffe pero el problema no eran los aviones. Por esas fechas la producción, gracias a las medidas adoptadas por el nuevo ministro de armamento Albert Speer, se había incrementado, el problema eran los pilotos. Los pilotos experimentados cada vez sometidos a una mayor presión iban cayendo; estas pérdidas eran irremplazables por lo que cada vez se utilizaba pilotos novatos, a los que la escasez de combustible no permitía que tuvieran muchas horas de vuelo, se les lanzaba contra las ya veteranas fuerzas aliadas. En los tres primeros meses del 44 habían sido derribados 1.000 cazas. La Luftwaffe se estaba quedando sin recursos.

Mientras tanto los aliados lanzaron su siguiente ofensiva durante los meses previos al dia-D fijado para junio. Ahora el objetivo era destruir todas las comunicaciones terrestres: carreteras, puentes, líneas e instalaciones ferroviarias, desde Francia hasta los Países Bajos; esto impediría a los alemanes enviar refuerzos a las playas de invasión. A los bombarderos pesados se les unió todas las fuerzas aéreas aliadas de bombarderos ligeros y medios, así como los cazas que serían utilizados para escolta y misiones de barrido. Como añadido las fuerzas aéreas aliadas siguieron con la presión sobre la Luftwaffe atacando todos los aeródromos de la zona; para el mes de mayo la Luftwaffe había sido barrida de los cielos de Francia y los aliados tuvieron una superioridad aérea aplastante durante toda la operación Overlord.

Después de la liberación de Francia se retomó la campaña de bombardeo estratégico sobre Alemania ya sin apenas oposición y en oleadas de 1.000 en 1.000. Las ciudades e industrias alemanas fueron machacadas. La reserva de 1.200 cazas que se había creando para ser lanzada contra los bombarderos con la esperanza de infringirles una cantidad grave de bajas que al menos detuviera temporalmente los ataques fue desperdiciada en el contraataque de las Ardenas. En 1945 Alemania estaba totalmente indefensa.

Si bien los ataques aéreos de entre 1942 y 1944 podían resultar “éticamente discutibles pero necesarios políticamente”, los que tuvieron lugar entre septiembre de 1944 y abril de 1945, ese “crescendo final” en palabras de los autores, tiene mucha menos justificación, ni siquiera desde una perspectiva utilitarista.

Al final con ya todo perdido, los bombarderos aliados retumbaban sobre las ruinas del Tercer Reich sin apenas resistencia. Para febrero todas las ciudades alemanas de más de 100.000 habitantes habían sufrido graves pérdidas. Una de las peor paradas fue Dresden, conocida como la Florencia alemana, era una ciudad carente de valor militar y que alojaba a más de un millón de habitantes, la mitad de ellos refugiados que huían de los rusos. El 13 de febrero fueron lanzadas las primeras bombas incendiaras que produjeron una tormenta de fuego similar a la de Hamburgo. Se repitió el ataque dos días más reduciendo la ciudad a cenizas; se estima que murieron 135.000 personas, una catástrofe similar a las bombas atómicas que serian lanzadas sobre Japón. Debido a esta atrocidad Churchill reclamó un cambio en la estrategia de bombardeo pasando a atacar solo objetivos militares aunque ya poco más quedaba en una Alemania derrumbada.

 

PELÍCULAS

 

Memphis Belle, Michael Caton-Jones (1990)

En 1943, el afamado director William Wyler, realizó una serie de documentales sobre el bombardero Memphis Belle, el primero en completar todas sus misiones hasta la fecha. Y en 1990, el director escocés Michael Caton-Jones dirigió esta película basada en esas filmaciones. Apoyándose en un guión que se centra en los detalles personajes de los 10 tripulantes de la aeronave y en los detalles técnicos del avión, y apuntalando la carrera en alza de un puñado de jóvenes actores como Matthew Modine, Eric Stoltz, Billy Zane o Sean Astin, y la más consolidada de los oficiales David Strathairn o John Lithgow.

La camaradería entre los soldados, la nostalgia y heroicidad con que muestra su historia consigue que la veas con agrado y conozcas otra visión del bombardeo de Dresde.

 

 

LA BATALLA DEL ATLANTICO – 2ª Parte  (1943-1945)

A principios de 1943 los submarinos eran los únicos que podían poner en cuestión el dominio del mar de los aliados.

Marzo de 1943 marcaría un punto de inflexión de la ofensiva submarina contra la flota aliada. Las épicas batallas de convoyes producidas entre marzo y mayo fueron cuando la balanza de la ventaja paso de manera decisiva del triunfo de los submarinos a su desastre.

Entre el 16 y el 20 de marzo se produjo la mayor batalla de submarinos contra convoyes aliados. En cualquier momento dado había miles de barcos mercantes aliados en alta mar, probablemente hasta 20 convoyes, más cientos de barcos que navegaban en solitario por todos los océanos. Al evolucionar la guerra marítima los convoyes cada vez se habían hecho más grandes, uno de 60 o hasta 90 barcos era más eficiente que uno de 30, el numero de escoltas en cambio seguía siendo el mismo, limitado por la producción de los astilleros y otras necesidades como la escolta de convoyes de tropas.

El servicio de inteligencia alemán sabía que el 13 de marzo de 1943 un convoy lento SC-122 con 51 barcos de diferentes tipos, con 7 escoltas de proximidad partiría de Nueva York. Unos días después le siguió el convoy rápido HX-229 con 41 navíos y 4 escoltas. El almirante Dönitz dispuso a sus submarinos a patrullar en mitad del  Atlántico, era una zona clave donde todavía existía un vacio que no cubrían por completo los aviones aliados. La suerte les favoreció cuando el U-653 por un problema en sus motores se rezagó y se cruzó de lleno con el HX-229, el capitán del U-Boot envió un mensaje al cuartel general de Dönitz indicando el rumbo del convoy. Como un mecanismo relojería 21 submarinos convergieron sobre el desafortunado convoy. La clara noche de luna del 16 al 17 de marzo era ideal para el cazador que además fue afortunado porque esa misma noche se decidió reducir la marcha del convoy para esperar a barcos que se habían quedado rezagados. El capitán del U-603 fue el primero en atacar y tenia donde elegir porque todo su horizonte estaba lleno de objetivos. Su víctima fue el carguero Elin K que se hundió en 4 minutos, cuando las escoltas fueron en busca del submarino y a rescatar a los supervivientes otro submarino atacó a placer  por otro flanco hundiendo 4 mercantes más. Continuó el acoso al convoy toda la noche, los escoltas desesperados lo único que podían hacer era rescatar supervivientes.

Más al este el convoy SC-122 también había sido localizado por un submarino que iba a unirse al ataque del HX-229, pero se detuvo y atacó con tal pericia que de 5 torpedos que lanzó hundió 4 barcos. El día 17 los aliados se encontraron en una situación crítica, tenían dos grandes convoyes atrapados en medio del Atlántico con unas escoltas insuficientes y con submarinos enemigos acercándoseles para asestarles el golpe de gracia. Los ataques continuaron hasta el día 19 cuando los convoyes alcanzaron la zona segura de protección aérea de las bases del Norte de Irlanda e Islandia. Cuando finalmente llegaron a puerto se hizo el recuento de supervivientes. Se habían perdido 31 mercantes de los 90 que componían los dos convoyes. Los alemanes solo perdieron un submarino, pero estos resultados ya nunca más se producirían.

El cambio que ocurrió los meses siguientes fue increíble y espectacular. Entre junio y mediados de septiembre se hundían más submarinos que mercantes, solo en el mes de mayo los alemanes perdieron 40 submarinos. ¿Qué había ocurrido?

Las diferentes medidas y avances que se iban incorporando al sistema de convoyes dieron por fin sus frutos en el verano de 1943: Nuevos equipos de detección más precisos y fiables, la incorporación de un mayor número de escoltas con nuevos tipos de corbetas y fragatas, pero sobre todo el factor más importante y decisivo fue el poder aéreo. No había enemigo que el submarino temiera más que los aviones. La incorporación de aviones de largo alcance basados en tierra como los B-24, con equipos específicos para la detección y destrucción de submarinos, así como la incorporación de portaviones de escolta a los convoyes que permitían que estos siempre estuvieran bajo el paraguas aéreo cerró definitivamente la brecha atlántica en lo que cobertura aérea se refiere. Por último a todo lo anterior se une que el equipo ULTRA comenzó a superar a su homólogo alemán a principios de 1943, por lo que también se desvanecía la ventaja de la inteligencia para estos.

Aunque Alemania en 1943 producía más submarinos que nunca, las pérdidas de estos obligaron a Dönitz a suspender el ataque a convoyes y reasignarlos a zonas más lejanas mientras evaluaba su próximo movimiento. A principios de 1944 reanudó su ofensiva pero los resultados fueron decepcionantes: 37 U-Boot perdidos frente a 3 mercantes. La batalla del Atlántico se había perdido y el mayor ejemplo fue entre junio y agosto, durante la mayor invasión anfibia de toda la historia con miles de barcos en el canal de la Mancha, allí los submarinos de Dönitz solo lograron hundir 5 buques.

Los aliados consiguieron la victoria final en el Atlántico pero fue obtenida a un alto coste. Los aliados perdieron 3.500 mercantes y 175 barcos de guerra, pereciendo más de 70.000 marineros. El coste para los alemanes también fue muy alto, perdieron más de 700 submarinos, tres cuartas partes de los hombres que sirvieron en ellos murieron, y prácticamente toda su flota de superficie fue hundida antes de acabar la guerra.

 

EL ASALTO AL REICH (1945)

 

Los Balcanes

En el otoño de 1944 el frente oriental se había estabilizado a lo algo del rio Vístula. El principal interés de Stalin era consolidar el mayor territorio posible del este de Europa. Según los acuerdos sobre las zonas de influencias que habían llegado con los aliados, a la URSS le correspondía Rumania, Bulgaria y un indefinido 50% sobre Hungría y Yugoslavia, pero según su razonamiento sería difícil contradecir la razón de los hechos si sus tropas ya estaban allí cuando acabara la guerra.

Antes de la operación Bagration entre el 8 de abril y el 6 de junio se lanzaron varios ataques con el objetivo de superar las defensas alemanas en el norte de Rumania y poder entrar en los Balcanes, pero fracasaron. Una segunda ofensiva esta vez con éxito se lanzó el 20 de agosto, los alemanes fueron cercados y el gobierno pro-naci depuesto  el día 23. Inmediatamente el nuevo gobierno firmó la paz con los aliados. Esto llevó a que unos días después ocurriera lo mismo en Bulgaria, lo que permitió a los rusos ocuparla el 8 de septiembre. Ahora los rusos tenían abierto el acceso a los Balcanes y al centro de Europa.

En Yugoslavia lo tuvieron fácil porque las guerrillas bien organizadas del mariscal Tito, que llevaban varios años combatiendo a los alemanes, se entendieron perfectamente con los rusos para expulsar definitivamente a los alemanes del país y reconquistar la capital Belgrado en una campaña de empezó el 15 de septiembre y acabó el 24 de noviembre.

En Hungría por el contrario encontraron una férrea resistencia tanto de los alemanes como de los húngaros que no estaban dispuestos a caer bajo el dominio de los soviéticos. El mando soviético fuertemente presionado por Stalin lanzó varias oleadas de ataques entre el 29 de octubre y el 24 de noviembre, pero aunque conquistaron toda la parte este de Hungría fueron detenidos en las cercanías de Budapest con grandes pérdidas. Una vez consolidada Yugoslavia, el 3 de noviembre se lanzó una fuerte ofensiva desde allí por el sur junto con otra por el norte que logró cercar la capital el día 26. Hitler ordenó trasladar unidades desde el frente del Vístula para liberar la ciudad, para desesperación del estado mayor que veían inminente la próxima ofensiva soviética. Los alemanes lanzaron varios intentos para romper el cerco entre el 1 hasta el 26 de enero de 1945 pero fracasaron. Finalmente los soviéticos que habían acumulado fuerzas para asaltar la ciudad lanzaron su ataque definitivo a finales de enero produciéndose una desesperada y sangrienta batalla en la ciudad hasta que los últimos defensores se rindieron el 12 de febrero. Lo que sucedió a continuación fue peor: asesinatos, violaciones y pillaje a un nivel nunca visto.

 

Del Vístula al Oder

A principios de enero de 1945 los rusos habían acumulado una inmensa fuerza al este del Vístula. Guderian como jefe del estado mayor del ejército había alertado a Hitler de la inminente ofensiva soviética pero este se negó a aceptarlo, su obstinación era mantener Hungría, la ultima fuente de petróleo que le quedaba al Reich y antesala de Viena.

 

Mapa 9: Del Vístula al Oder

 

Stalin quería tener toda Polonia en su poder antes de la siguiente conferencia de los aliados prevista para febrero en Yalta, por lo que aunque ese invierno fue uno de los más fríos de la guerra, la ofensiva soviética comenzó el 12 de enero con el grupo de ejércitos del sur dirigidos por Konev, desde la cabeza de puente de Sandomierz, en dirección a Cracovia para luego encaminarse hacia el Breslau en el Oder. Al día siguiente otro frente de ejércitos ruso en el norte atacó Prusia, por último los ejércitos de Zhukov atacaron el 14 por el centro sobrepasando Varsovia.

Todo el frente alemán se desmoronó y comenzó una desesperada retirada bajo unas condiciones climáticas aterradoras, de hecho los rusos no avanzaron más deprisa no por la resistencia alemana sino debido principalmente a problemas logísticos por mal tiempo y las malas condiciones de las carreteras. Junto con los soldados, una marea humana de millones de refugiados los seguía huyendo de los rusos y su sed de venganza. El 22 de enero los ejércitos soviéticos llegaron a la desembocadura del Vístula en el Báltico aislando Prusia Oriental.

En el flanco sur las tropas de Konev entraron en una Cracovia abandonada y en su avance hacia el este el día 27 descubrieron uno de los símbolos más terribles de la historia moderna: el campo de exterminio de Auschwitz donde los nazis habían realizado su fría, cruel y metódica solución final al “problema” de los judíos.

El 30 de enero, el 12 aniversario del régimen nazi, Hitler transmitió por radio el que sería su último mensaje al pueblo alemán, ese mismo día las vanguardias de Zhukov estaban ya en el Oder a escasos 70 kms de Berlín. Se establecieron algunas cabezas de puente sobre el helado rio. Los alemanes desesperados formaron unidades improvisadas de milicias (Volkssturm) e intentaron formar una línea defensiva a lo largo del Oder, la división de elite Grossdeutschland fue enviada  a las colinas de Seelow, un pequeño macizo en el Oder que constituiría la última línea de defensa de la capital del Reich. A los generales soviéticos se les planteaba el dilema de seguir avanzando hacia Berlín ahora que el enemigo estaba desorganizado y sus defensas eran débiles o consolidar sus posiciones. Stalin zanjó el asunto ordenando despejar el “balcón del Báltico” antes de atacar Berlín.

 

El asalto del Rin

Después de la ofensiva de las Ardenas los aliados habían recuperado todo el territorio perdido pero no consiguieron atrapar a las fuerzas alemanas, que se retiraron en orden a sus líneas defensivas de la línea Sigfrido. Estas se extendían desde Holanda hasta la frontera de Suiza y a pesar del fracaso de las Ardenas, estaban bien organizadas y los aliados lamentarían no haberlas superado en septiembre debido a sus problemas de suministro. Aunque los defensores en muchos casos eran una mezcla variopinta de soldados regulares, hombres de la Luftwaffe, de las SS y de la “Vokssturm” o milicias que se formaron por reclutamiento forzoso, la mayoría formada por jóvenes y viejos con escaso armamento, su determinación de defender su patria era aun muy fuerte.

 

Mapa 10: Asalto al Rin

 

Muchos soldados americanos se preguntaban ¿Por qué seguían luchando los alemanes cuando era evidente que estaban derrotados? Existen varias respuestas pero quizás la más acertada sea que los dirigentes nazis sabían que iban a ser ejecutados por crímenes de guerra. Hitler había arrastrado a toda Alemania a la guerra y había implicado a todas las autoridades civiles y militares en los crímenes de su régimen. Estaban acabados pero no podían rendirse.

Los Ejércitos aliados comandados por Eisenhower se distribuían de norte a sur de la siguiente manera. Al norte en Holanda el grupo de ejércitos de Montgomery con tropas principalmente británicas y canadienses. En el centro los americanos del grupo de ejércitos de Bradley cuya principal unidad era el III Ejercito de Patton, y al sur un grupo de ejércitos de americanos y franceses. Eisenhower planteo una ofensiva a lo largo de todo el frente cuyo primer objetivo era expulsar a los alemanes de la orilla oeste del Rin, para posteriormente lanzar un asalto sobre esta última barrera defensiva y poder tomar la importante región industrial de Rurh

El ataque principal sería llevado a cabo por Montgomery  desde Nimega en Holanda, entre el Rin y el Mosa, que era el camino más corto a la gran región industrial del Rurh. Hitler los sabía y por eso era el sector mejor defendido del frente. El ataque comenzó el 8 de febrero pero pronto derivo en una costosa batalla, ralentizada por el poco espacio de maniobra entre los dos ríos para las fuerzas móviles de los ingleses y la lluvia. El 22 los británicos consiguieron al fin llegar al Rin pero no habían podido cruzarlo. Los alemanes se mantuvieron mientras una cabeza de puente en Wesel les permitió evacuar a sus tropas al otro lado del gran rio. El 10 de marzo una vez concluida su retirada volaron los puentes.

Mientras Montgomery combatía su batalla en el norte los ejércitos americanos empezaron su avance en febrero a lo largo de todo el frente consiguiendo expulsar también a los alemanes de toda la zona al oeste del Rin para finales de marzo. Pero tuvieron más fortuna que los británicos. El 7 de marzo en Remagen, al sur de Bonn, la detonación de uno de los puentes falló y elementos de vanguardia de la 9º división acorazada americana aprovechó la ocasión para cruzarlo  y establecer una cabeza de puente al otro lado antes de que los alemanes pudieran reaccionar. Hitler furioso ordenó acabar con esa cabeza de puente enviando tropas de otras zonas, lo que fue aprovechado por Patton para cruzar el río en una audaz maniobra por un sector desprotegido al sur de Coblenza.

Cuando Stalin fue informado que los americanos habían cruzado el Rin fue consciente de que había empezado la carrera hacia Berlín. Para él existían dos razones de peso para tomar Berlín antes que los aliados: por la simbología que suponía acabar con el centro del poder de los nazis y como recompensa a los grandes sacrificios que había sufrido la Unión Soviética en su lucha contra Alemania. Pronto fue tranquilizado por el propio Eisenhower que descartó la posibilidad de avanzar sobre Berlín, no tenía la intención de luchar en una batalla a muerte por la capital y pagar su coste en vidas. En vez de eso dio instrucciones para que los ejércitos de Montgomery, una vez cruzado el Rin en Wesel, se dirigieran hacia Hamburgo y Dinamarca, también ayudarían a los americanos para realizar un movimiento envolvente y rodear  el Rurh, entonces se realizaría el  avance principal por el centro y el sur de Alemania.

 

Mapa 11: El fin de Alemania

 

Las fuerzas anglo-americanas una vez superado el Rin avanzaron por Alemania con relativa facilidad. Salvo algún punto aislado de resistencia, los alemanes se rendían. Incluso los partidarios más leales a Hitler veían que la guerra estaba perdida y preferían rendirse a los aliados que sufrir el destino que les esperaba frente a los rusos.

En su avance por Alemania los americanos atravesaban pueblos intactos para de repente encontrarse ciudades arrasadas por los bombardeos. El 4 de abril descubrieron todos los horrores del régimen nazi, encontrando su primer campo de concentración: Buchenwald. Posteriormente descubrieron muchos más quedando horrorizados de ver el aspecto de los supervivientes y al conocer lo que se había estado viviendo allí.

Los aliados se detuvieron en el Elba a mediados de abril. Eisenhower quería evitar a toda costa un enfrentamiento con los soviéticos que estaban a punto de lanzar su última ofensiva sobre Berlín. Ya se había establecido los límites de la ocupación soviética al este del Elba y la partición de Berlín cuando acabara la guerra. Roosevelt falleció el 12 de abril a consecuencia de una hemorragia cerebral.

El 8 de abril a medida que sus enemigos estrechaban el cerco, los nazis ejecutaron a numerosos prisioneros relevantes, para según ellos evitar una puñalada por la espalda. Sobre todo los encarcelados después del intento de asesinato de Hitler en julio y todos aquellos que anteriormente fueron acusados de traidores. Se establecieron tribunales sumarios itinerantes que ejecutaban a todo aquel acusado de deserción o de retirarse frente al enemigo.

Hitler encerrado en su bunker debajo de la cancillería del Reich no podía aceptar la derrota, y el día 19 de abril decretó que toda Alemania fuera arrasada para no dejar nada a sus enemigos. Pensaba que si el pueblo alemán no podía conseguir la victoria no merecía sobrevivir. Uno de sus más cercanos colaboradores Albert Speer, con el apoyo de otros dirigentes y generales consiguió que no se llevara a cabo esta orden. Se encerró así en un mundo irreal y paranoico desconfiando de casi todos.

 

La Batalla de Berlín

El plan del ataque sobre Berlín había sido esbozado por el alto mando soviético a principios de marzo. Zhukov y Konev, sus dos mariscales más prestigiosos, liderarían la ofensiva en una competición fomentada por el propio Stalin por ver cuál era el primero en conquistar la ciudad.

En la operación participaron dos millones y medio de soldados, 6.000 tanques y 7.000 aviones. El esfuerzo principal recaía sobre los ejércitos de Zhukov que ocupaban cabezas de puente sobre el Oder en el eje principal hacia Berlín y que avanzaría directamente sobre la capital por el centro. Konev debía de lanzar un ataque por el sur y Rokossovsky por el norte para, en un movimiento de pinza, avanzar hacia el oeste y luego rodear la ciudad por ambos extremos.

El día 16 a las 3 de la mañana todos los cristales, aun intactos en los suburbios del este de Berlín, comienzan a resonar. El horizonte se llena de un estremecimiento suave pero continuo que hiela los corazones. En el Oder 22.000 cañones han abierto fuego contra las posiciones alemanas. Empieza la ofensiva final.

Por la mañana siguió un bombardeo de la aviación y comenzó el avance de los ejércitos de infantería de Zhukov, pero había subestimado el nivel de las defensas del las colinas de Seelow y vio con horror como su ofensiva era detenida por los alemanes. Consciente de que si no lograba romper el frente enemigo Stalin le daría la oportunidad de tomar Berlín a Konev, descargó su furia sobre sus generales a los que amenazo con degradarlos. Desesperado lanzó su ejército de blindados sobre Seelow, pero no hizo más que aumentar la confusión ya que los tanques no eran apropiados para avanzar por el terreno empinado de Seelow. Al anochecer las colinas todavía estaban en manos de los alemanes.

Al sur los ejércitos de Konev a pesar de no tener cabezas de puente gracias al fuerte bombardeo artillero y aéreo, consiguieron cruzar el rio y establecerse firmemente al otro lado mientras se construían rápidamente puentes de barcazas. A mediodía los tanques de Konev comenzaron su avance. Viendo que la ofensiva de Zhukov estaba atascada, Stalin ordenó a Konev que dirigiera sus tanques hacia el norte en dirección al sur de Berlín. Konev vio que podía por fin satisfacer su ambición de llegar a Berlín antes que Zhukov, y espoleó a sus generales para que avanzaran sin detenerse. Sus columnas blindadas estaban llegando a Zossen, donde estaba situado el cuartel general del ejército alemán sin que estos lo sospecharan. 

Zhukov, que fue informado por el propio Stalin de los avances de Konev, desesperado, lanzó ataque tras ataque sobre las posiciones alemanas que al fin cedieron el día 18. Esa misma tarde una brigada acorazada comenzó un rápido avance por la carretera principal hacia la capital. El coste para los rusos fue muy alto, mas de 30.000 muertos frente a los 12.000 perdidos por los alemanes.

El 20 de abril esta marcado en gruesas letras rojas en los calendarios alemanes: Hitlergebursttag, el aniversario del Führer. La derrota no suspende el ritual de la celebración. En los devastados salones de la cancillería Hitler recibe primero a un grupo de jóvenes berlineses que se han distinguido con los cañones antiaéreos y luego a los altos dignatarios de su régimen moribundo. Entre los presentes estaban el almirante Dönitz, Ribbentrop, Speer, Goering y el mariscal Keitel, todos buscaron la ocasión una vez acabado el acto de abandonar Berlín antes de que fuera rodeada completamente por los rusos, el único que tenía la intención de quedarse con el Führer hasta el final fue Goebbels.

En vísperas de la catástrofe, Berlín es sin discusión uno de los espectáculos más extraordinarios de la historia. La ciudad, parcialmente evacuada en 1944 debido a los bombardeos aliados, se ha repoblado con un millón y medio de refugiados que acampan donde pueden, entre ellos se mezclan viejos de la Volkssturm, algunos mutilados, con niños de las Hitlerjugend que aprenden el manejo de los Panzerfäust, un arma de un solo uso contra tanques. En otros sitios se excavan trincheras. La vida diaria prosigue con una intensidad que parece surrealista entre el decorado de las ruinas de los edificios. Las fábricas trabajan, las oficinas funcionan. La multitud circula. Parece como si a los berlineses les fuera difícil imaginar que se fuera a luchar en sus calles.

El 21 en una mañana primaveral comienzan a caer los primeros obuses. La artillería soviética ya tenía la ciudad a tiro. Fue un día frenético en la Cancillería. Hitler telefoneaba en todas direcciones lanzando órdenes y amenazas para evitar que los soviéticos rodearan la ciudad y aun, en su mundo de fantasía, con la esperanza de infringirles una seria derrota. Al día siguiente en la sesión informativa habitual, Hitler, según testigos, explotó en un ataque de rabia al ver que sus planes no habían sido realizados, acusando a sus generales de la derrota y declarando que la guerra estaba perdida. Luego expresó a su círculo de más fieles seguidores que no abandonaría Berlín, los cuales quedaron perplejos porque ya se habían realizado preparativos para trasladarse al sur de Alemania y continuar desde allí la lucha.

El día 22 los rusos prácticamente han cercado la ciudad. Zhukov se halla a solo 5 kilómetros de Spandau y Konev llega al sur de Postdam. El 24  el cerco está completo. El 25 los rusos y los americanos se han dado la mano en el Elba en la localidad de Torgau, gesto simbólico que corta Alemania en dos. La víspera los ingleses han entrado en Bremen. En Italia el desmoronamiento alemán es total.

En todas partes la lucha se va extinguiendo y se acepta la derrota menos en Berlín. Donde ya desde el día 22 han comenzado los primeros combates callejeros. Con prisas por acabar, las tropas de Zhukov dirigen un asalto general hacia el centro de Berlín, el objetivo es la Cancillería. Siguen días de duras luchas donde se combate edificio a edificio que son tomados por los rusos para luego ser retomados por defensores surgidos de las ruinas.

El 28 es un día de tregua. Los rusos agotados han llegado a la Alexanderplatz, tiene a la Cancillería a tiro, pero no han conseguido pasar de allí. Sobre Berlín cae una lluvia de cenizas que hace invisible al sol. El polvo de yeso y cemento levantado por un millón de proyectiles vuelve a caer sobre la ciudad mezclado con el hollín de millares de incendios.

El 29 de abril Hitler se casa con su compañera Eva Braun y redacta su testamento, expone que: “Mi mujer y yo hemos decidido morir para evitar la vergüenza de la captura. Queremos que nuestros cuerpos sean inmediatamente quemados en el lugar donde, durante doce años, he cumplido la mayor parte de mi esfuerzo al servicio de mi pueblo”. Por la noche se despide de sus secretarias, excusándose de no darles como último recuerdo más que un poco de veneno y lamentando no haber tenido generales tan fieles como ellas.

El 30 de abril Hitler después del almuerzo se despide de sus más directos colaboradores en silencio, solo con un apretón de manos, luego él y Eva Braun se encierran en su habitación privada del Bunker. Cuando un poco después entra su criado y algunos otros son las 15.30 Hitler se ha pegado un tiro y su esposa yace muerta por el efecto del cianuro. Fueron envueltos en unas mantas grises de la Wehrmacht y quemados con gasolina en el jardín de la Cancillería según su voluntad.

 

Mapa 12: La batalla de Berlín

 

El día 2 de mayo se apoderó de la ciudad, ennegrecida y humeante, una extraña calma. Había acabado la batalla. La bandera roja había sido izada en la cancillería como un día antes lo había sido en el Reichstag. La mayoría de los dirigentes nazis se habían suicidado, muy pocos consiguieron huir. Los civiles que salían de sus refugios contemplaron un dantesco campo de batalla con cadáveres por todos lados entre las calles llenas de escombros, tanques destruidos. Había acabado la guerra en Europa.

 

PELÍCULAS

 

El puente de Remagen, John Guillermin (1969)

El reputado director británico, especialista en dirigir películas de acción, es el encargado de dar forma al ataque de los aliados al puente de Remagen, último bastión para cruzar el río Rhin y dirigir sus fuerzas hacia el interior de Alemania.

Algunas caras conocidas, como Robert Vaughn como el mayor Kruger al mando de las fuerzas nazis destinadas allí, George Segal como el Teniente Hartman encargado de dirigir al pelotón que debe cruzar el puente, o Ben Gazzara como uno de los soldados al que la guerra va cambiando, son los encargados de dar vida a esta historia que realmente ocurrió en marzo de 1945 y permitió, finalmente, a los aliados penetrar en el centro germano.

 

 

 

 

El hundimiento, Oliver Hirschbiegel (2004)

El director alemán Oliver Hirschbiegel nos mete en el búnker de Adolf Hitler durante los últimos días de vida del mismo. La presión que la Wehrmacht soporta por parte del ejército rojo en los lindes de Berlín y la angustia que soporta el personal atrincherado junto al Führer provoca una ansiedad y violencia inherente que la extraordinaria interpretación de Bruno Ganz como Hitler eleva a su máximo exponente.

La mezcla de historia, crítica, reflexión, documentación y cine la convierten en una cinta imprescindible para mostrar los últimos días del III Reich y de la IIGM en el frente europeo. Visto desde los ojos de Traudl Junge (Alexandra Maria Lara), secretaria personal de Hitler, y con la presencia de algunos de los protagonistas más representativos de la dictadura nazi, casos de Joseph Goebbels y su familia, Albert Speer, Heinrich Himmler, los generales Krebs y Jodl, o Eva Braun, vemos la derrota personificada en sus rostros, acciones y actitudes mostradas de forma magistral.

La española “Mar adentro” le arrebató el Oscar a mejor película internacional, aunque sí obtuvo múltiples galardones internacionales y la actuación de Ganz cosechó alabanzas por doquier.

 

 

El puente, Bernhard Wicki (1959)

Un grupo de jóvenes de 16 años residentes en una pequeña población alemana acuden al colegio mientras fantasean con ser llamados a filas y enrolarse en la Wehrmacht para defender a su país. Cuando finalmente llega la orden, sus familias tratan de disuadirlos sabiendo que están ante los últimos estertores de la contienda, pero el veneno inoculado en los chavales es tal que no contemplan nada más que alistarse y acudir al frente.

El oficial que les toca les encarga defender un inútil puente que será destruido para intentar proteger sus vidas, pero la realidad y el fanatismo superan todo lo imaginable y desembocará en una imparable violencia.

Bernhard Wicki, que lograría una nominación al Oscar a mejor película de habla no inglesa, es el responsable de una de las críticas más duras surgidas de la RFA, lo que le llevaría a ser uno de los elegidos para dirigir “El día más largo” y tener una corta carrera en USA.

 

 

LA GUERRA EN EL PACIFICO – 2ª PARTE

 

GUADALCANAL (agosto 1942 – febrero 1943)

Aunque Midway fue un punto de inflexión, la batalla de Guadalcanal fue donde se paró la expansión japonesa.

En el verano de 1942 los japoneses estaban realizando una ofensiva terrestre en la zona del mar del Coral, en Nueva Guinea, las islas Salomón; luego avanzaron más al sur y tomaron la isla de Guadalcanal, donde comenzaron la construcción de un campo de aviación. El objetivo final era preparar una ofensiva sobre Australia.

Los americanos eran conscientes de que el avance japonés en esta zona ponía en peligro la línea de  comunicaciones con Australia, por lo que en cuanto se enteraron de la construcción del aeródromo en Guadalcanal, lanzaron una contraofensiva para tomar la isla. 

La recién formada 1ª división de marines desembarco por sorpresa en Guadalcanal el 7 de agosto, arrebatando el aeródromo el día siguiente a unos sorprendidos japoneses que no esperaban un ataque de tal intensidad. Siguieron 6 meses de brutales luchas en las junglas de la isla, donde al principio los japoneses intentaron recuperar el aeródromo y los americanos defenderlo.

Los americanos pronto descubrieron que los soldados japoneses eran muy tenaces; estaban adoctrinados según el código del Bushido donde es preferible morir a ser capturado, por lo que el nivel de brutalidad de los combates era muy alto. Además, por sistema, subestimaban la capacidad de sus enemigos, una actitud que les llevaría al desastre en Guadalcanal.

Como ambos bandos combatían en el extremo de sus líneas de suministro, su supervivencia dependía de los refuerzos transportados por sus respectivas marinas, que se vieron arrastradas a una guerra de desgaste durante toda la campaña sufriendo ambas partes numerosas bajas, de hecho en Guadalcanal se perdieron tantos buques de guerra  que las aguas de la costa norte de la isla  se conocerían como el “estrecho del Fondo de Hierro”.

 

Mapa 13: Guadalcanal

 

El aeródromo rebautizado por los americanos como Henderson Field, fue el centro de los combates en Guadalcanal durante los primeros meses en los cuales los japoneses intentaron recuperarlo lanzando feroces ataques, casi siempre mal organizados, que son rechazados con fuertes pérdidas. A finales de octubre los japoneses llegaron al límite de sus fuerzas y necesitaban refuerzos urgentemente para ello se organizaron una serie de operaciones navales también con el objetivo de bombardear y neutralizar Henderson Field que ya había sido terminado por los americanos. Esto lleva a que se produzcan varias acciones navales importantes en el mes de noviembre.

En la que se llamó primera batalla de Guadalcanal, una flota japonesa con dos acorazados que se dirige a bombardear Henderson por la noche es interceptada por una fuerza de cruceros americanos; se produce una caótica batalla naval donde estos pierden varios cruceros y destructores, resultando dañados el resto y son obligados a retirarse. Los japoneses pierden un acorazado y dos destructores, pero aunque su situación es más favorable, deciden abortar su misión. Dos días después los japonés lo vuelven a intentar pero ahora los americanos han mandado a la zona 2 acorazados de refuerzo. En el feroz combate que se produjo los japoneses pierden un acorazado y son obligados a retirarse. Estas batallas fueron decisivas para los americanos que a partir de entonces tuvieron superioridad naval sobre la isla e impidieron la llegada de refuerzos y suministros condenando a los soldados japoneses en Guadalcanal. Las fuerzas supervivientes fueron evacuadas el 9 de febrero de 1943.

Tokio Express eran como llamaban lo americanos al desesperado sistema que estaban utilizando los japoneses para suministrar a sus tropas en la isla.  Barcos rápidos tipo destructor se acercaban de noche y lanzaban al mar  provisiones en bidones sellados para que la marea los arrastrara a la costa. Solo un tercio de estos suministros llegaron a las tropas japonesas que literalmente se estaban muriendo de hambre y enfermedades.

Guadalcanal se convirtió en el arquetipo de operaciones navales y combates en la jungla que continuarían los americanos en toda la campaña del Pacifico. Proporcionó a estos la experiencia para los sucesivos ataques a otras islas en poder de los japoneses. La propia Guadalcanal se convirtió en una importante base y punto de partida para las siguientes operaciones anfibias, además de eliminar la amenaza sobre Australia.

 

CAMPAÑA DE RABAUL (junio – noviembre 1943)

A mediados de 1943 el vasto perímetro de conquistas japonesas en el Pacifico estaba intacto. En Japón la población creía, gracias a la censura, que la guerra hacia meses que había acabado victoriosamente.

Después de la campaña de Guadalcanal el mando americano del Pacifico puso en marcha su siguiente movimiento. Debido a que todavía existía un equilibrio en las fuerzas navales no podían atacar directamente sobre el centro de la potencia enemiga, se decide realizar  una operación periférica: Neutralizar la importante base japonesa de Rabaul, uno de los mayores puertos naturales del mundo; su captura supondría eliminar totalmente la amenaza sobre Australia y abriría una brecha directa hacia Japón. La ofensiva seguirá dos ejes convergentes desde puntos ya consolidados: uno desde Port Moresby hacia el norte de Nueva Guinea y otro desde Guadalcanal por las islas Salomón. Los efectivos japoneses para defender la zona son escasos, los aliados les superan ampliamente tanto en hombres como en aviones, por lo que el  alto mando japonés trae a la zona refuerzos de Corea, China y otras regiones.

Antes de comenzar la campaña se produce un hecho relevante. El día 18 de abril de 1943 dos bombarderos japoneses son rápidamente abatidos por cazas americanos. El gran almirante Yamamoto ha muerto. Volaba en uno de los aviones japoneses en una misión de supervisión de las defensas de las Salomón. No era un encuentro fortuito, los americanos descifraban siempre los códigos de los japoneses y sabían perfectamente quien y hacia donde iban los aviones enemigos. Lo increíble es que los japoneses no se dieran cuenta de esto en toda la guerra.

La ofensiva comienza simultáneamente el 30 de junio  con un ataque de los australianos en Nueva Guinea sobre la localidad de Lae al norte y un desembarco de los americanos en Nueva Georgia en las islas Salomón. Es una ofensiva lenta por las dificultades logísticas y del terreno salvaje. Lo que antaño era parajes evocadores de aventuras en los lejanos mares del sur, ahora es el escenario de una guerra cruenta entre selvas claustrofóbicas, insectos, enfermedades y muerte. Para desalojar a los japoneses de las Salomón los americanos tardan meses. En noviembre las fuerzas americanas desembarcan en Bougainville, la última isla importante que quedaba antes de Rabaul y donde los japoneses mantienen importantes fuerzas y varios aeródromos. Casi simultáneamente al desembarco en Bougainville se lanza una poderosa ofensiva aérea sobre Rabaul durante varios días tanto desde bases aéreas de las islas cercanas, como desde portaviones; 26 buques son hundidos y muchos más sufren daños. La flota imperial es obligada a abandonar el puerto trasladándose a Truk, la base japonesa más importante del Pacifico a unos 1.300 kms de distancia.

 

Mapa 14: Campaña de Rabaul

 

En los cielos de las Salomon y Rabaul se producen encarnizados combates aéreos donde los japoneses pierden a la mayoría de sus pilotos veteranos. Los americanos los han adelantado en la innovación aérea y han desarrollando nuevos cazas que dejan obsoleto al temible caza Zero que había dominado los cielos en el 41 y el 42. Desde ahora y hasta el final de la guerra la supremacía aérea pertenecerá a los americanos.

En el otro eje, el avance dirigido por MacArthur es igual de penoso. Se consigue realizar un efectivo bloqueo naval y aéreo que deja a las tropas japonesas en Nueva Guinea hambrientas y desmoralizadas, cebándose sobre ellas las enfermedades que hacen verdaderos estragos. Aun así no fueron desalojados de la costa hasta octubre y se tardó otros dos meses para echarlos de las montañas cercanas del interior. El 15 de diciembre se efectúa por fin desembarcos en Nueva Bretaña la isla donde se encuentra Rabaul. Al haberla abandonado la marina imperial ya no es urgente su conquista; su guarnición es cercada y bombardeada hasta casi el final de la guerra.

La estrategia de EEUU contra Japón para el año 1944 residía en dos propuestas: por un lado el general MacArthur defendía la propuesta de avanzar por Nueva Guinea y las Molucas para reconquistar las  Filipinas;  por otro el almirante Nimitz y la marina eran partidarios de un avance más directo isla a isla por el Pacifico Central. Era tal el poder de los recursos con los que contaba EEUU en ese momento, que Roosevelt, para no enemistar a sus dos comandantes, decidió que podían hacerse las dos propuestas a la vez, lo que se llamó la estrategia de los “Dos ejes” en el Pacifico.

 

LA LUCHA POR LAS ISLAS (noviembre 1943 – septiembre 1944)

No había acabado la ofensiva sobre Rabaul cuando la marina de los EEUU lanza un ataque sobre las islas Gilbert, el archipiélago en posesión de los japoneses más cercano a Hawái, el 18 de noviembre.

El programa de rearme naval americano ya está funcionando a pleno rendimiento y sus expectativas superan a la de los más optimistas. A finales del 43 los americanos ya poseen una flota superior a la que utilizaron los japoneses contra Pearl Harbor sólo hace menos de dos años. Contra las islas Gilbert los americanos lanzan una flota de invasión de más de 200 buques con 10 portaviones y 7 acorazados. Es en la isla de Tarawa donde se producen los más duros combates. Los japoneses tienen una guarnición de 5.000 hombres. Los bombardeos naval y aéreo previos al desembarco han dejado fuera de combate a la mitad, pero cuando se produce la invasión el 20 de noviembre una mala planificación deja a los marines (2ª división de marines) varados en el arrecife, y estos tienen que llegar a la playa a través de las olas y bajo un fuego asesino que mata a cientos, aunque consiguen afianzar su posición por la noche. Al día siguiente desembarcan más refuerzos y avanzan hacia el interior limpiando los bunkers donde se atrincheran los japoneses con lanzallamas, cargas explosivas y gasolina. El día 23 ha acabado todo, prácticamente no ha sobrevivido ningún japonés. Los americanos han perdido un millar de hombres y 2.000 heridos, un precio muy alto por un diminuto atolón que conmocionó a la opinión pública en EEUU.

La conquista de las islas Gilbert fue el comienzo de una campaña. Este patrón se repetiría durante el año y medio que duró la ofensiva que iba quitando a los japoneses isla a isla, reduciendo su perímetro defensivo hasta llegar al propio Japón.

Una vez asimiladas las enseñanzas de Tarawa se empezó a planificar el siguiente asalto que seria sobre las islas Marshall. En ese momento la superioridad naval de los EEUU era ya abrumadora, disponían de 12 portaviones de ataque y muchos más en construcción, a estos se unían 8 nuevos acorazados, portaviones de escolta y decenas de cruceros y destructores. El 31 de enero de 1944 adelantándose a la flota de invasión se machaco Kwajalein, la isla principal, durante días por aire y por mar, de tal manera que cuando se produjo el desembarco el 1 de febrero los marines lo tuvieron mucho más fácil acabando rápidamente con la guarnición japonesa.

Los americanos rápidamente se prepararon para su próximo objetivo, el atolón de Eniwetok a 650 kms más al oeste. Esta vez Nimitz decidió ser más agresivo y atacar la base principal japonesa de Truk en las Carolinas, para eliminar cualquier peligro de un contraataque. Del 17 al 18 de febrero siete portaviones lanzaron oleada tras oleada de aviones sobre la base japonesa, destruyendo 200 aviones, instalaciones y hundiendo más de 40 barcos. Los japoneses vieron como su base principal del Pacifico era destruida dejando desamparadas a las guarniciones de numerosas islas. Eniwetok y las islas vecinas fueron ocupadas sin problemas.

El siguiente objetivo eran las importantes islas Marianas desde las cuales los americanos podían ya lanzar directamente a sus súper-fortalezas B-29 a bombardear Japón. Con sus más de 500 barcos de guerra, la Escuadra 58 del almirante Spruance era la mayor del mundo y ahora se dirigía a Saipán la isla principal de las Marianas a la que sometió al previo bombardeo pero esta vez no fue tan efectivo. Cuando el 15 de junio desembarcaron los marines fueron sometidos a un intenso fuego de ametralladoras y morteros, pero a pesar de las dificultades por la noche la cabeza de playa estaba consolidada con unos 20.000 hombres.

Ese mismo día un submarino americano detecto al grueso de la armada imperial japonesa cerca de las costas de Filipinas dirigiéndose a las Marianas para librar una batalla decisiva; contaban con 9 portaviones, 400 aviones y 200 más que les apoyarían desde Guam, 5 acorazados y 13 cruceros, frente a ellos la Escuadra 58 contaba con 15 portaviones y 800 aviones, 7 acorazados y 21 cruceros. El almirante americano ordenó a su flota interceptar a los japoneses antes de que llegaran a las Marianas.

 

Mapa 15: Las Marianas 1944

 

El día 18 los japoneses detectaron primero a los americanos y lanzaron un ataque aéreo a primera hora del día siguiente pero la falta de pilotos experimentados frente a la superioridad numérica y técnica de los americanos era ya insalvable: los japoneses perdieron más de 200 aviones, la mitad de su fuerza sin dañar apenas a la flota enemiga. Los japoneses cuando vieron que los aviones no regresaban pensaron que habían aterrizado en la isla de Guam y permanecieron en la zona. Esto permitió a los americanos ir a por ellos y atacarles al día siguiente; el 20 de junio a última hora de la tarde 200 aviones americanos se precipitaron sobre la flota japonesa barriendo a los cazas de escolta y hundiendo 1 portavión y varios barcos más. En total los japoneses perdieron 3 portaviones y más de 600 aviones, fue el último clavo del ataúd de la antaño poderosa fuerza de portaviones japonesa.

La batalla en Saipán evolucionaba de forma lenta pero los japoneses poco a poco se vieron arrinconados en un extremo de la isla. El día 7 de julio los supervivientes lanzaron el ataque banzai (carga suicida) mas impresiónate de la guerra. Más de 3.000 japoneses cargaron contra los americanos con bayonetas, espadas y granadas, estos no podían disparan tan rápido para abatir a todos y se produjo una salvaje melé. Al cabo de dos días todo había acabado. Los americanos tuvieron 14.000 bajas entre muertos y heridos; prácticamente todos los japoneses murieron, unos 30.000, a los que hay que unir más de la  mitad de 12.000 habitantes de la isla que se suicidó arrojándose al mar. Conforme los americanos se iban acercando a Japón la lucha se hacía más salvaje y desesperada.

Después de Saipán fueron invadidas Tinian y Guam, el primer territorio de los EEUU reconquistado, con lo que en agosto las Marianas estaban bajo el poder de los americanos y estos no perdieron el tiempo: rápidamente empezaron a ampliar los aeródromos de las islas para adecuarlas al uso a los B-29. Desde las Marianas se podía bombardear Japón mejor que desde sus bases en China.

Como movimiento previo a la invasión de las islas Filipinas, las fuerzas de Nimitz invadieron las islas Palau el 15 de septiembre, donde se hallaba la última gran base japonesa del Pacifico central. Fue una dura lucha ya que esta vez los japoneses no se lanzaron de manera suicida contra los marines, sino que los esperaron en sus posiciones atrincheradas, preludio de los que ocurriría en Iwo Jima unos meses después. Los últimos combates se prolongaron hasta noviembre, el camino hasta las Filipinas por el este y por el sur estaba abierto.

 

LAS FILIPINAS (octubre 1944 – marzo 1945)

Las filipinas eran un territorio clave para los japoneses, perderlas supondría cortar su línea de suministro de petróleo de las indias holandesas, por ello.

Las tropas de MacArthur invadieron la isla de Leyte  el 20 de octubre desembarcando cuatro divisiones sin ningún incidente, el propio MacArthur con el nuevo presidente de Filipinas desembarcaron también esa misma tarde cumpliendo su ansiada promesa de regresar a las islas (“I Shall Return”).

 Los japoneses reaccionaron enviando a su flota para atacar a la flota de invasión en el Golfo de Leyte. Como ya no tenían aviones ni pilotos veteranos en sus portaviones, utilizaron a estos como cebo para atraer a los buques de batalla americanos y así poder atacar a los transportes y escoltas de la fuerza de invasión con su fuerza de acorazados, que incluía a los gigantescos Yamato y Musashi.

Su estratagema salió mal porque submarinos americanos detectaron primero a la fuerza de acorazados y no a los portaviones, por lo que la tercera escuadra que cubría a la flota de invasión lanzo un ataque desde sus 16 portaviones que bombardearon a la flota de ataque japonesa consiguiendo hundir al Musashi, que recibió el impacto de 16 bombas y 19 torpedos, mas varios cruceros y destructores. El Yamato y el resto de buques de la flota también sufrieron daños por lo que los japoneses no tuvieron más remedio que dar la vuelta. Toda la operación acabó en desastre, los portaviones que hacían de cebo fueron atacados y hundidos. En total los japoneses perdieron 4 portaviones, 3 acorazados, y 10 cruceros, por lo que se esfumó cualquier amenaza contra las fuerzas de invasión que afianzaron sus cabezas de playa y empezaron su avance hacia el interior, pero el mal tiempo y la llegada de refuerzos japoneses ralentizaron la marcha, y no fue hasta diciembre  cuando se puede considerar que cesó toda resistencia japonesa en la isla.

El ultimo día de los combates navales en el Golfo de Leyte los japoneses utilizaron contra los americanos una “nueva arma”: los kamikazes o viento divino, pilotos suicidas, la mayoría eran jóvenes pilotos sin apenas instrucción de vuelo que eran guiados por veteranos hasta sus objetivos y se lanzaban como bombas volantes inmolándose contra los barcos enemigos. De esta forma hundieron un portaviones de escolta y dañaron otros tres, causando una gran conmoción entre los americanos.

El objetivo principal era la isla de Luzón donde se hallaba la capital Manila. Como paso previo se aseguró la isla de Mindoro al suroeste de Luzón en diciembre, las bases aéreas de allí cubrirían la invasión. Esta comenzó el 6 de enero de 1945 con un bombardeo previo pero la flota americana sufrió continuos ataques de kamikazes que consiguieron hundir y dañar a varios buques pero cesan rápidamente, no por falta de voluntarios sino por falta de aviones. El Sexto Ejercito americano desembarco en el golfo de Lingayen el día 9 sin apenas oposición, en la misma playa que fue utilizada por los japoneses tres años antes. Por la noche 100.000 hombres ya están en tierra y comienzan su avance hacia el sur.

 

Mapa 16: Manila 1945

 

El general Yamashita era el encargado de defender Luzón, su estrategia era hacerse fuerte en las montañas del centro y el norte de la isla con el grueso de sus fuerzas. Un contingente más pequeño defendería la península de Bataan y la zona de las colinas al este de Manila.  Después de las perdidas en Leyte sufría escasez de tropas y pertrechos, y como tanto el aire como el mar eran dominados por los americanos, no esperaba recibir muchos refuerzos, además sus líneas de suministro era constantemente atacadas por las guerrillas filipinas.

Mac Arthur pensaba que los japoneses no lucharían por la capital,  y esperaba entrar en Manila antes del día de su cumpleaños el 26 de enero, pero se desesperó al ver el lento avance de sus tropas, mas por problemas logísticos que por la resistencia del enemigo. Un día después de su cumpleaños los americanos toman la principal base aérea de la isla, el aeródromo de Clarkfield, a mitad de camino. Los japoneses rápidamente se repliegan hacia la ciudad.

Yamashita había dado instrucciones para desalojar la ciudad, pero debido a la tozuda rivalidad entre el ejército y la marina, el Almirante Okoshi ordena al Vicealmirante Iwabachi, que mandaba sobre la guarnición de la marina en la ciudad, que no se retire y resista hasta el último hombre; las unidades del ejército que quedaban se vieron obligadas a unirse a ellos, son 19.000 japoneses que combatirán en la ciudad hasta la muerte y que obligaran a los americanos a efectuar una lucha casa por casa.

MacArthur ve consternado como sus ilusiones de realizar un desfile de la victoria por las calles de la capital se desvanecen. Más de 600.000 civiles se vieron atrapados en una batalla que comenzó el 3 de febrero. Los marinos de Iwabachi se atrincheran en Intramuros, la antigua ciudad colonial española. Conforme el cerco se estrechaba sobre los soldados japoneses, su desesperación y fanatismo aumentó Se vengaron asesinando a los civiles y violando a muchas mujeres antes de acabar con ellas. Se estima que unos 100.000 habitantes de Manila murieron en esa batalla que se prolongo hasta el 3 de marzo.

Para esas mismas fechas la península de Bataán esta también asegurada y la roca de Corregidor cae el 26 de febrero. Gran parte de Luzón y cierto número de islas como Mindanao aun están en poder de los japoneses pero la campaña de las Filipinas está esencialmente concluida. El general Yamashita resistió en las montañas al norte de Luzón hasta la extenuación, rindiéndose solo al final el día de la capitulación, el 2 de septiembre de 1945.

 

LA CAMPAÑA DE BIRMANIA (1942 – 1945)

Aunque dentro del escenario de la guerra en el Pacifico, Asia fue un frente secundario para el ejército japonés que combatía  en China, la ocupación de la colonia inglesa de Birmania (Burma) era un objetivo muy importante, ya que una vez que controlaron toda la costa desde Corea a Singapur, la única forma que tenían los aliados de hacer llegar material de guerra al ejercito nacionalista chino era a través de la ruta de Birmania.

La invasión de Birmania empezó casi simultáneamente al ataque a la península de Malaca, el día 18 de enero de 1942 por la frontera de Tailandia que había permitido el paso de las tropas japonesas desde Indochina. Ese mismo año el Ejército  japonés, con la ayuda de insurgentes birmanos, expulsó a las fuerzas británicas y chinas ocupando la mayor parte del país y cortando la vital carretera de Birmania. Durante una año y medio debido a prioridades en otros lugares, el frente se mantuvo sin cambios.

 

Mapa 17: Birmania

 

La zona tenía la peculiaridad de estar sometida a los monzones, durante los 6 meses que duraba la temporada de lluvias era casi imposible el movimiento táctico en la frontera boscosa y montañosa entre la India y Birmania, por tanto las oportunidades ofensivas eran limitadas, además las escasas rutas hacían que tanto los aliados como los japoneses se enfrentaron a severas limitaciones logísticas.

En marzo de 1944 los japoneses, apoyados por el Ejército Nacional Indio intentaron avanzar hacia la India en la región de Manipur, pero después de varios contraataques aliados en junio con graves problemas de suministro se retiraron.

A finales del 44 una ofensiva sino-británica capturaría el norte de Birmania, y luego ya en 1945, se ejecutaría otra ofensiva que expulsaría a los japoneses de Birmania para siempre.

 

IWO JIMA Y OKINAWA (febrero – julio 1945)

Mientras MacArthur reconquista las Filipinas las Superfortalezas B-29 de la fuerza aérea americana comienzan a bombardear Japón desde sus nuevas bases de las islas Marianas.

El alto mando decide invadir Iwo Jima y su aeródromo para eliminar toda amenaza contra los B-29 y además poder utilizarlo para que sus propios cazas den escolta a las Superfortalezas.

Iwo Jima quiere decir isla sulfurosa, debido a su origen volcánico tiene un suelo muy duro cubierto de una espesa capa de cenizas negras. Mide solo 8 kms de largo por 4 de ancho y en su extremo meridional se encuentra el monte Surabachi, un pequeño volcán apenas extinguido de unos 200 metros de altura.

 

Mapa 18: Iwojima y Okinawa

 

Los 21.000 defensores de Iwo Jima están bajo las órdenes del general Kuribayashi, que consciente de cuál sería el resultado final de la batalla, había preparado sus posiciones para aguantar el mayor tiempo posible renunciando a defender las playas. Hizo construir una extensa red de cuevas y túneles apoyados por búnkeres de hormigón, donde se protegía su artillería y ametralladoras.

El desembarco tiene lugar el 19 de febrero con dos divisiones de marines. La aviación había machacado la isla durante más de dos meses, y la flota de invasión estuvo tres días lanzado obuses de gran calibre, pero la dureza del terreno hizo que el bombardeo no fuera muy efectivo. La isla queda atravesada y el monte Suribachi al sur, aislado desde el primer día. Los americanos se atrincheran esperando un contraataque que no se produce, Kuribayashi había prohibido las cargas banzai. En los días siguientes los marines se elevan metro a metro por las empinadas flancos del volcán, limpiando cada túnel y bunker con cargas de detonación, granadas de fósforo y lanzallamas. Después de 3 días de duros combates los marines alcanzan la cima y clavan en ella una estaca con la bandera de los EEUU. La escena fue vivida con júbilo y lagrimas de alivio tanto en tierra como en el mar. Un día después llevaron una bandera más grande que colocaron seis hombres  y quedo inmortalizado en una famosa fotografía parte ya de la iconografía de la 2ª Guerra Mundial.

Surabachi había costado la vida de 800 marines pero todavía no está consagrada la conquista de la isla. Kuribayashi ha concentrado el grueso de sus fuerzas en las colinas de la parte norte oculto bajo la tierra volcánica en aquel paisaje estéril e infernal. Sigue una lucha salvaje. Las dificultades son inmensas, el suelo móvil hace difícil todo, desde la descarga de material hasta buscar cubierto a rastras. Otra división de marines llega de refuerzo pero aumenta el atasco de las playas e intensifica las perdidas, que no hacen más que aumentar. Cada posición japonesa no se conquista hasta que el último defensor no ha muerto, apenas se hicieron prisioneros. El avance de un barranco a otro, de una colina a otra a las que los marines pusieron nombres como: Picadora de carne o valle de la muerte, fue lento y sangriento. Cuando al fin acabó la batalla el 25 de marzo, los marines han perdido más de 6.000 hombres y otros 19.000 están heridos, todos los japoneses han muerto.

 

Mapa 19: Marines izan la bandera sobre Iwo Jima

 

Okinawa

La isla de Okinawa de unos 100 kms de largo y unos doce de ancho y con una población de 450.000 habitantes era la isla principal de las Ryuku, a solo 550km al suroeste de Japón. Anexionada en 1879 es parte del territorio nacional japonés pero sus habitantes mantienen sus propias tradiciones y su cultura es muy distinta a la japonesa. Por su densidad de población y carácter montañoso el estado mayor americano considera que las condiciones de combate serán similares a las que se podían esperar en el propio Japón y su conquista sería el paso previo para una invasión del territorio nipón.

Su defensa recaía en unos efectivos superiores a los cien mil hombres al mando del general Ushijima Mitsuru, que al igual que Kuribayashi en Iwo Jima no tenía la mas mínima intención de defender la costa, decidió atrincherar a la mayor parte de sus tropas al sur de la isla en torno a las ciudades principales de Shuri y Naha, y desde allí plantará cara hasta el final en una batalla de desgaste.

La invasión de Okinawa comienza el 1 de abril, domingo de Pascua, por parte de 4 divisiones con 60.000 soldados que desembarcan en mitad de la isla. Las lanchas llegaron a las playas sin recibir ni un solo disparo. Dividiendo sus fuerzas unas se dirigen al norte donde siguen sin encontrar al enemigo, era como si a los japoneses se los hubiera tragado la tierra. Las divisiones que se dirigen al sur pronto entran en un región de colinas de piedra caliza donde los japoneses han excavado túneles y preparado posiciones defensivas, comenzando aquí la verdadera batalla en tierra.

Mientras en Japón el alto mando reacciona ante la invasión enviado contra la flota americana en Okinawa 700 aviones, más de la mitad de ellos kamikazes cuyo objetivo son los portaviones, pero por  su escasa formación casi todos se lanzan sobre el primer objetivo que ven y la peor parte se la llevan los buques de escolta. No queriendo quedarse atrás la marina envía al su único acorazado superviviente en una misión suicida: el súper-acorazado Yamato de 70.000 tn en una de las misiones más absurdas de toda la guerra. Localizado por los aviones de reconocimiento mucho antes de llegar siquiera a acercarse a la flota americana fue sometido a un bombardeo de los aviones de los portaviones que impactan repetidamente con bombas y torpedos haciéndolo estallar por los aires, los aviones estadounidenses también hunden un crucero y 4 destructores de su escolta, en total 3.665 marinos muertos por 10 aviones y 12 pilotos derribados.

Siguen varios días más de ataques en masa de kamikazes pero poco a poco van perdiendo intensidad, el fanatismo patriótico y un mal entendido sentido del honor hace que no falten voluntarios, lo que escasean son los aviones. En total unos 1.900 kamikazes se sacrifican durante toda la batalla, la aviación japonesa pierde más de 7.000 aviones, han hundido 29 buques menores y averiado otros 120, entre ellos varios portaviones, es un balance claramente de derrota.

La lucha en el sur de la isla se intensifica y el avance americano se ralentiza. El terreno barrancoso y muy fortificado permite una defensa encarnizada hasta tal punto que en los alrededores de Shuri tras nueve días de duros combates las divisiones americanas están bloqueadas. El 19 de abril los americanos bombardean intensamente las líneas japonesas y la ciudad de Shuri con todo los que tienen, para preparar un asalto con tres divisiones  que finalmente fracasa. Se ordena a las divisiones que estaban en el norte de la isla que se dirijan al sur. El 10 de mayo se lanza una ofensiva general ahora con 5 divisiones sobre la línea Shuri, en una batalla encarnizada que duró varios días los americanos van tomando a un gran coste todas las posiciones defensivas japonesas, pero cuando al fin el 21 de mayo llegan a un terreno donde pueden utilizar sus tanques comienzan unas intensas lluvias tropicales que lo enfanga todo y atasca a los vehículos. Ushijima aprovecha para replegar a sus fuerzas hasta las últimas posiciones defensivas.

Se lucha desesperadamente pero el final se acerca, el día 22 de junio los americanos ya ocupan toda la costa, los japoneses ya solo resisten en refugios separados. El propio general Ushijima se despidió de sus oficiales. Se arrodilló en una tela blanca, se abrió el kimono y se hundió el cuchillo en el vientre antes de que un ayudante le cortara la cabeza con un golpe de katana. Los combates todavía se alargaron una semana más, hasta el 2 de julio. Habían muerto 15.000 norteamericanos, la mayoría de los 100.000 defensores japoneses y unos 42.000 civiles.

Para la opinión pública americana el precio en sangre de la conquista de Okinawa parece gigantesco, además la naturaleza suicida de su defensa hizo que Washington se replanteara su estrategia.

 

JAPÓN SE RINDE (agosto 1945)

Según todas las normas razonables Japón está vencido ya. Su marina está totalmente destruida, su aviación incapacitada. El bloqueo agota sus recursos y hace surgir la amenaza del hambre. Sus ciudades e industrias son arrasadas sistemáticamente por los bombardeos americanos. La producción de guerra se ha reducido en tres cuartos. La capitulación de Alemania libera contra ellos fuerzas aplastantes, sin embargo nada anuncia la rendición del Japón.

Se estudian diferentes planes de invasión para finales del 45 o principios del 46 pero se estima que se necesitaran unos 5 millones de efectivos entre ejército, marina y aviación y se calcula que las pérdidas en vidas podrían llegar al medio millón, algo que muchos consideran inadmisible. El triunfo reciente sobre Alemania ha costado a los americanos 200.000 vidas. Pero hay otra vía.

 

PELÍCULAS:

 

La condición humana III, Masaki Kobayashi (1961)

Abarca toda la huída tras la derrota frente al ejército rojo y su lucha interior contra la guerra, sus ideas, la moral humana y su único objetivo de reencontrarse con su esposa.

Uno de los frescos más absolutamente devastadores de la guerra.

 

 

 

 

 

Yamato, Junya Sato (2005)

Épica adaptación de la premiada novela de la escritora japonesa Jun Henmi, donde Katsumi Kamio (Tatsuya Nakadai), un soldado superviviente del acorazado Yamato de la IIGM, lleva a una joven, de nombre Mamoru Uchida (Shidô Nakamura) al lugar donde se supone que están los restos del buque.

Durante el trayecto, Katsumi recuerda lo acontecido desde su alistamiento con 15 años, asignado al buque más grande jamás construido en la contienda bélica, y las diversas batallas en las que participó hasta su hundimiento.

La dureza del entrenamiento, la poca humanidad con la que los oficiales trataban a los soldados, la camaradería que se establecía entre ellos, la dureza de las condiciones vividas en alta mar, el alejamiento y pérdida de los seres queridos por el paso de la guerra, todo va dejando claro que, con todas las licencias que el cine permite, el cine japonés también sabe enfrentarse al cine bélico. Las escenas de guerra son espectaculares y la emoción que se consigue transmitir en algunas situaciones, sabiendo lo que se sabe hoy en día, es magnífica.

La película se rodó para conmemorar el 60º aniversario del hundimiento del acorazado Yamato, buque insignia de la Armada imperial nipona.

 

 

Infierno en el pacífico, John Boorman (1968)

John Boorman, que un años antes ya maravilló con “A quemarropa”, y años después confirmaría su estilo propio en “Deliverance” o “Excalibur”, consigue que 2 únicos actores, en una isla desierta, nos lleven de la mano por los límites de la supervivencia.

Toshiro Mifune del bando nipón, y Lee Marvin del lado estadounidense, comienzan enfrentados, luchando por el agua, por el poder en la isla abandonada tras la batalla que ambos bandos lucharon en ella. Poco a poco se van acercando y luchando por lo mismo, por la vida, por resistir y sobrevivir a las duras condiciones que la soledad y el abandono ofrecen.

Finalmente, la humanidad vence y la amistad entre ellos les lleva a construir una balsa y salir de allí y Boorman nos pone en bandeja las constantes de su cine.

 

 

Objetivo: Birmania, Raoul Walsh (1945)

Una de las películas más icónicas de la IIGM en el frente del Pacífico, con Errol Flynn como el oficial al mando de un destacamento de paracaidistas encargado de destruir una estación de radar japonesa. La maestría de Raoul Walsh para convertir la selva y sus dificultades en un miembro más del reparto y el indiscutible liderazgo de Flynn convierten la película en uno de los clásicos más indiscutibles de la época.

Puede pecar de parcialidad en algunos aspectos, pero el dramatismo y la mezcla de aventuras y cine puramente bélico en un escenario que, siendo rodada casi íntegramente en un parque estadounidense, te mete de lleno en las selvas y bosques del sudeste asiático.

 

 

 

El arpa birmana, Kon Ichikawa (1956)

Al final de la guerra en el Pacífico, un grupo de soldados japoneses se rinde a los británicos al conocer que su país ha sido bombardeado y han perdido la guerra. El soldado Mizushima (Shôji Yasui) es enviado a notificar a otro pelotón cercano de las noticias para que se unen a ellos en su rendición, pero se niegan y son bombardeados y aniquilados. Mizushima sobrevive pero el horror le cambia y se convierte en un monje budista que se autoimpone una misión.

Sus compañeros no paran de buscarle e intentar convencerle para que vuelva a Japón con ellos, pero para poder seguir debe conseguir la paz para sus muertos.

La película fue un gran éxito y mostró un punto de vista alejado del mostrado por occidente, aunque bastante alejado también de lo que el ejército imperial nipón hizo en Birmania, pero su poético misticismo y el poderoso alegato antibelicista presente en toda ella consigue que te fijes más en eso o su poderosa fotografía en b/n que en lo que no cuenta.

Llegó a estar nominada al Oscar a mejor película de habla no inglesa (ganó La Strada de Fellini), incluso el propio Ichikawa hizo otra versión en color 30 años después.

 

 

Fuego en la llanura (Nobi), Kon Ichikawa (1959)

En febrero de 1945 los japoneses pierden las Filipinas y aquí vemos a unos soldados restantes que intentan sobrevivir en un camino sin retorno. Durísima película desde el punto de vista nipón, donde Tamura (Eiji Funakoshi), un soldado con tuberculosis, va desde la cabaña de su oficial hasta el hospital y, tras el ataque, vaga sin parar para no morir.

La dureza con que se plantea la trama (se le encomienda el suicidio si no le aceptan en el hospital), y la perfecta combinación de primeros planos y contrapicados explícitos sobre unos rostros muy expresivos te meten directamente en el horror de la guerra en el Pacífico. Las barbas crecen a la misma velocidad que merman las carnes y la humanidad de los que intentan vivir un día más.

Kon Ichikawa es uno de los grandes del cine japonés y “Nobi” es, probablemente, su mayor muestra de talento.

 

 

Cartas desde Iwo Jima, Clint Eastwood (2006)

Año en que Clint Eastwood estrenaba 2 películas ambientadas en la IIGM, siendo esta la mejor desde todos los puntos de vista. Desde el punto de vista nipón se trata la defensa de la isla que representó la batalla más cruenta y definitiva en el frente del Pacífico. Su insignificancia se multiplicó por mil dado su gran valor estratégico y el ejército japonés centró su defensa para evitar que los norteamericanos llegaran a Japón. Eastwood nos ofrece una visión totalmente japonesa, rodada en japonés y centrada en los soldados del ejército nipón, con sus miserias, dramas y personalidades, que deben defender a su patria y las órdenes de sus superiores. Técnicamente impoluta y moralmente asoladora.

 

 

 

 

Hasta el último hombre, Mel Gibson (2016)

Divido la película en 2 partes. Por un lado la 1ª hora, todavía en USA, que narra la vida de Desmond en su desestructurada familia, y en su instrucción una vez alistado, con todos los problemas que le acarrea su objeción a portar armas. Esta parte recuerda a una forma de hacer cine muy clásica en los años 40, acordándote de “El sargento York”, de Leo McCarey, con un reparto y un color geniales. La 2ª parte nos traslada a Okinawa, con el protagonista ya en el servicio médico del ejército y es abrumador. Las escenas bélicas son brutales, impecablemente filmadas por Gibson, con un manejo del ritmo, la cámara, la música y el arte cinematográfico muy grande. Me ha dejado muy impactado. Le quitaría 20 minutos, los más proselitistas, donde Mel da rienda suelta a sus idealismos religiosos y que subrayan, en exceso, el mensaje claro de la peli, pero este hombre tiene mucha clase y estoy seguro que se le valorará mucho más cuando ya no pise este planeta, porque se le juzga por su fanatismo al mismo nivel que por su obra.

 

 

Proyecto Manhattan

El 2 de agosto de 1939, Albert Einstein dirigió una carta a Franklin Roosevelt, reclamando su atención sobre las investigaciones realizadas por los científicos Enrico Fermi y Leó Szilárd, mediante las cuales el uranio podría convertirse en una nueva e importante fuente de energía alertando sobre la posibilidad de un nuevo tipo de bomba: “Este nuevo fenómeno podría conducir a la fabricación de bombas y, aunque con menos certeza, es probable que con este procedimiento se puedan construir bombas de nuevo tipo y extremadamente potentes”.

Los Estados Unidos, con la ayuda del Reino Unido y Canadá ​ diseñaron y fabricaron las primeras bombas atómicas bajo lo que fue llamado «Proyecto Manhattan». La investigación científica fue dirigida por el físico estadounidense Robert Oppenheimer. Tras un largo camino a lo largo de 4 años se hace la primera prueba real el 16 de julio de 1945 en Alamogordo, Nuevo Méjico. Inmediatamente es informado del éxito el presidente Truman que se encontraba en la conferencia de Potsdam, donde se discutían el nuevo orden mundial después de la caída de la Alemania nazi.

Hay que decir que el vicepresidente Truman prestó juramento dos horas después de la muerte de Roosevelt el 12 de abril, ese mismo día es informado de que América acaba de poner a punto un explosivo de un poder destructivo inconcebible. Unos días después el director del proyecto describe al estupefacto nuevo presidente la empresa que desde 1941 les ha llevado a conseguir la bomba atómica. En esos momentos la guerra con Alemania está a punto de acabar y la alianza forjada con la URSS contra Hitler se está deteriorando rápidamente. Truman no se dejo encandilar por Stalin como lo hizo Roosevelt. La bomba le proporcionaba un as bajo la manga contra los soviéticos.

El 26 los aliados firman una proclama contra la Japón instando a este a deponer las armas. Mantendrán la soberanía sobre las cuatro islas metropolitanas, podrán tener las industrias necesarias para la vida nacional y podrán participar en el comercio internacional, además de poder elegir la forma de gobierno que deseen, esto último era la concesión más importante y la única vía ya que los japoneses nunca aceptarían una rendición si ello supusiera el derrocamiento del emperador. Si se negaban no les quedaría más alternativa que una rápida y absoluta destrucción.

La respuesta de Japón llega el 29 decidiendo “ignorar” el ultimátum, aunque esto desde la óptica japonesa no cierra la puerta, los americanos lo consideran definitivo. El presidente Truman da la orden de utilizar sus dos bombas atómicas contra el Japón el 5 de agosto.

La madrugada del 6 de agosto de 1945, siete bombarderos B-29 despegan de su base en las Islas Marianas. A las 8.15 de la mañana, el Apocalipsis. El Enola Gay lanza la primera bomba atómica de la historia sobre la población civil en Hiroshima. 70.000 muertos y 130.000 heridos de una tacada. Miles de supervivientes deambulan por las calles en estado de shock. Tienen quemaduras en el 95 por ciento del cuerpo. Algunos se arrastran sobre muñones. Muchos no tienen ojos. Y el hueco donde estaban sus bocas es incapaz de articular sonidos. No gritan. Emiten un murmullo como de cigarras. La septicemia acabará con ellos en cuestión de días. La radiactividad, de la que todavía se sabe poco, lo hará en cuestión de semanas, meses, años.

La historia se repite en Nagasaki el 9 de agosto. Se estima que hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 166 000 personas en Hiroshima y 80 000 en Nagasaki, totalizando unas 246 000 muertes, aunque solo la mitad falleció los días de los bombardeos.

Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, el 14 de agosto, el Imperio de Japón anunció su rendición incondicional a los «Aliados», haciéndose formal el 2 de septiembre con la firma del acta de capitulación. La Segunda Guerra Mundial había acabado.

 

BONUS:

 

La IIGM ha dado muchísimo juego en el cine y va mucho más allá de las películas bélicas, los biopics o las dramatizaciones de hechos históricos, y muchos géneros se han ambientado en dicho período para centrar la acción de sus argumentos, así que vamos a seleccionar 7 cintas de géneros distintos al puramente bélico o de acción para abrir el abanico e intentar incluir películas que deben estar en cualquier recopilación sobre la Segunda Guerra Mundial por orden estrictamente cronológico.

 

7 sobre campos de concentración:

1.- Kapo, Gillo Pontecorvo (1960)

Edith (Susan Strasberg) vuelve a casa después de su lección de piano en París y ve como los nazis se llevan a sus padres, y no puede evitar correr hacia ellos, por lo que todos acaban en un campo de concentración. Pero los separan y ellos son enviados a la cámara de gas al llegar y ella se escapa y le ayudan a cambiar de nombre (Nicole) y de personalidad. Al poco se convierte en una Kapo, una de las prisioneras con privilegios que se encargan de controlar y vigilar al resto de detenidos. Ello la hace cambiar radicalmente y la convierte en una carcelera despiadada, sin moral y tan brutal como sus carceleros.

Al llegar unos soldados rusos, Nicole vuelve a ser Edith por unos momentos, y vuelve a convertirse en judía, en una niña enamoradiza que intenta ayudar a los demás.

Pontecorvo, muestra con crudeza y sin sentimentalismos la transformación de una persona en situaciones límite, donde la supervivencia se come cualquier atisbo de humanidad.

 

 

 

2.- La lista de Schindler, Steven Spielberg (1993)

Steven Spielberg, de raíces judías, filma con toda crudeza la invasión de Polonia, el gueto de Varsovia y la cantidad de vidas que salvó Oskar Schindler, un afiliado al partido nazi que gastó toda su fortuna para crear una fábrica con obreros judíos sacados de los campos de concentración y exterminio. La dureza de lo que cuenta, la gran maestría de cómo lo filma, la extraordinaria fotografía en b/n de Janusz Kaminski, la detallada adaptación de la novela original de Thomas Keneally, el fantástico reparto, el dramatismo a flor de piel y la hermosura de unas imágenes tan contundentes le llevaron a ganar 7 Oscar, entre ellos a mejor película, director, guión adaptado y fotografía.

Cabría destacar las actuaciones de Liam Neeson como Schindler, Ben Kingsley como su contable Itzhak Stern y Ralph Fiennes como el sádico oficial de las SS que regenta el campo Amon Göth. Spielberg rodó en la misma Cracovia en b/n para dar más realismo y veracidad a la historia.

 

 

 

 

3.- La zona gris, Tim Blake Nelson (2001)

En otoño de 1944, en el campo de concentración de Auschwitz, un grupo de sonderkommandos se rebelan contra los nazis. Se alían con las mujeres que fabrican armas y balas para el ejército nazi y les hacen explosivos para intentar destruir los crematorios. La lucha por sobrevivir, intentar luchar contra la doble moral y la culpa que les atenazaba día a día, y hacer algo por acortar el sufrimiento vivido allí dentro viene de la adaptación de la novela autobiográfica de Miklos Nyiszli, un médico húngaro que se convirtió en ayudante de Mengele por su habilidad en la profesión.

Con Allan Corduner dándole vida, y David Arquette, Steve Buscemi, Michael Stuhlbarg, Mira Sorvino o Harvey Keitel en el reparto, se une al conjunto de obras que apuestan por la frialdad y la seca distancia severa para narrar lo acontecido allí.

 

 

 

 

 

4.- Sin destino, Lajos Koltai (2005)

Paso a la dirección del afamado director de fotografía Lajos Koltai, especialmente por sus colaboraciones con Istban Szabo, donde Imre Kertész, premio Nobel de literatura adapta al cine su propia novela.

Un joven judío de Budapest es separado de su familia y enviado a los campos de concentración de Auschwitz y Buchhenwald, donde pasa todas las penalidades posibles, pero consigue sobrevivir.

Su pasado como director de fotografía le ancla en determinados momentos, donde parece que es más importante cómo cuenta las cosas que lo que cuenta. Fría, dura y muy poco moralista, destaca por su brillante fotografía (obra de Gyula Pados) y el actor que da vida al joven protagonista (Köves Gyuri).

 

 

 

 

 

 

5.- Los falsificadores, Stefan Ruzowitzky (2007)

El mejor falsificador del mundo es judío y se gana la vida en Berlín cuando estalla la IIGM y es apresado y enviado a un campo de concentración. Allí es seleccionado junto a otro puñado de judíos para protagonizar la Operación Bernhard, donde, a cambio de unas mejores condiciones de vida, debían fabricar moneda inglesa falsificada perfecta.

Se trasladaron al campo de Sachsenhausen, aislándolos en los barracones del bloque 19. Los dotó de mejores ropas, camas, comida y atenciones, así como de material y maquinaria necesaria para la falsificación. La relación entre los presos es compleja, pues reúne a bolcheviques, artistas, criminales y devotos judíos especialistas en caligrafía, dibujo, imprenta o color, que deben convivir con la constante duda moral de hacer bien su trabajo y alagar la guerra a favor de sus captores o boicotearlo para alargar su producción lo máximo posible.

Su frialdad y exposición de un hecho poco conocido le llevó a ganar el Oscar a Mejor película de habla no inglesa.

 

 

6.- El hijo de Saúl, Lâszló Nemes (2015)

Película húngara sobre el campo de concentración de Auschwitz, donde un judío encargado de limpiar las cámaras de gas intenta redimir parte de su moralidad enterrando el cuerpo de un niño al que salva de ser quemado tras ser gaseado.

Nos enseña también cómo utilizaban los nazis a los Sonderkomando, prisioneros judíos que ejercían cierta autoridad entre los suyos para obedecer las órdenes de los nazis dentro del campo.

Agobiante, angustiosa y mostrando el dolor en primer plano, con la cámara pegada todo el rato a Saul Ausländer (Géza Röhrig), exponiendo la emotividad de los protagonistas y la supervivencia a flor de piel.

Recibió multitud de premios, entre ellos el Oscar a mejor película de habla no inglesa y el Gran premio del jurado de Cannes, suponiendo un debut exitoso para László Nemes tras la cámara.

 

 

 

7.- Paraíso, Andrei Konchalovski (2016)

El director ruso se acerca a la II GM desde una perspectiva cruda, artística y desnuda. 3 personajes entrecruzan sus vidas durante esos años. Por un lado está el policía francés, colaboracionista con el régimen nazi, por otro una princesa rusa condenada a un campo de concentración, y por último un oficial nazi de origen aristocrático.

Los 3 sirven para lanzar dardos a la aristocracia, a la burocracia y a la dictadura del poder en todos sus niveles. Los impresionantes primeros planos, acentuados por el extraordinario trabajo de la fotografía en b/n de Aleksandr Simonov, sirven para desvestir la violencia con la que se gestiona la fuerza de la autoridad.

La cruda interpretación de Yuliya Vysotskaya como Olga, la aristócrata rusa desposeída de todo artificio, incluso de cualquier señal de humanidad, y el enorme trabajo de Andrei Konchalovsky tras la cámara le sirvieron para obtener un puñado de premios internacionales (Festival de Venecia entre ellos) y grandes críticas favorables.

 

 

 

7 sobre fugas y campos de prisioneros:

1.- Traidor en el infierno, Billy Wilder (1953)

Segundo largometraje de Billy Wilder sin Charles Brackett en la colaboración del guión, y se adentra en un campo de prisioneros donde, en uno de los barracones, descubren que hay un delator.

Adaptando una obra teatral, Wilder consigue darle algo de aire sacando a los prisioneros del barracón donde se desarrolla la acción y mostrando el campo por completo. El guión, repleto de humor y comicidad, se va complicando y mostrando una cara más dura conforme van pasando los minutos. Los gags, casi siempre protagonizados por R. Strauss o H. Lembeck, se apoyan en las apariciones del portador del correo y las noticias, W. Pierson, y del alemán encargado de supervisar ese refugio, Sig Ruman. Queda para William Holden, que ganó el Oscar por su interpretación, Neville Brand o la aparición de Otto Preminger como oficial al cargo del campo de prisioneros, la parte más dramática, convirtiendo, como Wilder nos tenía acostumbrados, esa mezcla de drama y comedia en una auténtica joya.

 

 

 

 

2.- Un condenado a muerte se ha escapado, Robert Bresson (1956)

Maravilloso drama carcelario rodado con una frialdad y una contención tan premeditada que congela al espectador. Un joven francés que pertenece a la resistencia es detenido por la Gestapo y llevado a la prisión donde es condenado a muerte. Allí Fontaine, que así se llama, vive encerrado por muchas cosas, no solo por las paredes de la cárcel. Un blanco y negro helador, una interpretación reprimida y una ampliación de los sentidos que da vida a todo lo que vemos en la pantalla, más allá de los diálogos y los protagonistas. Los ruidos, los tiros, el agua, todo el sonido toma parte de la escena carcelaria, y Bresson aprovecha todo ello como ningún otro director europeo.

 

 

 

 

 

 

3.- El puente sobre el río Kwai, David Lean (1957)

Primera de las míticas epopeyas que hizo David Lean, adaptando una novela de Pierre Boulle (responsable también de El planeta de los simios entre otras). El duelo entre el Coronel Nicholson (Alec Guiness) y el Coronel Saito (Sessue Hayakama) sirve de distracción para enfocar la vida en un campo de prisioneros japonés en el sudeste asiático donde deben construir un puente para el ferrocarril del ejército. Las luchas morales y combates internos sirven para que, casi sin darnos cuenta, William Holden pase de pasota conformista a héroe y que la extraordinaria dirección artística, banda sonora, fotografía y montaje acrediten una cinta que va mucho más allá del género bélico o del drama carcelario.

 

 

 

 

 

 

 

 

4.- La gran evasión, John Sturges (1963)

La película de fugas carcelarias en la guerra por excelencia. John Sturges dirige la adaptación de J. Clavel y W.R. Burnett del libro de Paul Brickhill sobre la historia real de un grupo de soldados aliados que pretenden una fuga masiva de un campo de prisioneros nazi.

La mítica de algunas escenas, lo legendaria en que se convirtió la BSO de Elmer Bernstein, el brillante reparto encabezado por la icónica imagen de Steve McQueen golpeando la pared con su pelota de beisbol o conduciendo su motocicleta y la dinámica narración de Sturges mezclando compañerismo, comicidad, aventuras, drama, suspense y guerra la convierten en un icono absoluto del género.

 

 

 

 

 

 

 

 

5.- La colina de los hombres perdidos, Sidney Lumet (1965)

Un grupo de soldados británicos son encerrados en una prisión del norte de África y allí sufren las iras de un sádico sargento que se encarga de mandar y desplegar su poder en el campo.

La osadía y distancia con la que Lumet se asoma a la guerra nos lleva a ver una película ambientada en la IIGM sin presenciar ni una batalla, sin atisbar un tanque o una disputa con los nazis. Apoyado en un gran reparto de actores británicos, con Sean Connery en pleno apogeo a la cabeza, Sidney Lumet nos lanza su grito antibelicista, donde un negro, un homosexual, un gordo sinvergüenza, un buscavidas y el sargento interpretado por Connery encabezan este aullido contra la violencia dentro del ámbito castrense.

 

 

 

 

 

 

6.- Evasión o victoria, John Huston (1981)

En un campo de prisioneros alemán coinciden dos ex jugadores de sus respectivas selecciones. Por el bando alemán el Mayor Karl von Steiner (1ª vez en que Max von Sydow aceptó ponerse el traje de un oficial nazi) y por el bando aliado el Capitán John Colby (Michael Caine). Entre ambos deciden organizar un partido de futbol que se les va de las manos y termina jugándose en París entre la selección alemana (donde destaca Werner Roth, un ex futbolista del Cosmos de NYC) y un combinado aliado (entre los que destaca Pelé, Ardiles o Bobby Moore).

El desafío deviene en algo más que un simple partido de futbol, un acto de rebelión, una oportunidad para humillar al que manda desde abajo. Aunque previsible y poco creíble, John Huston consiguió una épica memorable y una cinta inolvidable.

 

 

 

 

 

7.- Camino al paraíso, Bruce Beresford (1997)

Supuso la vuelta de Bruce Beresford al cine de su país natal, contando la historia real de un grupo de mujeres que son enviadas a un campo de prisioneros en Sumatra cuando Japón invade Singapur. Las mujeres y los niños acaban alejadas del resto, sobreviviendo como pueden y creando un coro como única vía de escape a la realidad.

El reparto está liderado por Glenn Close y Frances McDormand, pero sirve, sobre todo, para presentarnos a Cate Blanchett, que posteriormente se convertiría en una estrella mundial.

El mayor logro del director es bordear la línea entre la realidad y la conmoción sin llegar a tocar la versión más fácil del tremendismo blandengue. Muy dura y dramática, pero con momentos para la emoción y la ternura.

 

 

 

 

 

7 comedias y sátiras:

1.- El gran dictador, Charles Chaplin (1940)

Solo por su discurso final ya valdría la pena haber rodado esta peli. Maravillosa, sincera, sobrecogedora y, pese a todo, cómica. Chaplin tira de repertorio de su época muda en la parte satírica, pero dota de poder al discurso portentoso que avisa a la humanidad sobre el peligro de determinados comportamientos populistas.

Como siempre, adelantado a su época, en 1940, antes de que EEUU entrara en la IIGM, Chaplin lanza este mísil a la misma base del discurso nacionalsocialista de Hitler a base de chanzas, sonrisas y bofetón cruzado en toda la cara. Imprescindible.

 

 

 

 

 

 

 

 

2.- Ser o no ser, Ernst Lubitsch (1942)

La farsa definitiva al régimen nazi. El maestro Lubitsch, alemán y judío, convoca todo su talento, en plena IIGM, cuando Hitler dominaba más de media Europa, para reírse de él y sus teorías raciales, mezclando dramatismo y comedia en un guión repleto de dobles sentidos y la arrolladora comicidad de Carole Lombard.

Con Werner R. Heymann encargado de la música, con el que ya había trabajado en títulos como “Angel” o “Ninotchka”, o Rudolph Maté como director de fotografía, que había trabajado con W. Wyler, K. Vidor, A. Hitchcock o L. McCarey, la obra de Lubitsch se encarama entre las más grandes comedias de todos los tiempos y la sátira definitiva contra el nazismo, con Carole Lombard como protagonista absoluta del disparate más absoluto.

 

 

 

 

 

 

 

3.- La novia era él, Howard Hawks (1949)

Divertida comedia en la que Hawks convierte a Cary Grant en un oficial francés a punto de retirarse. La colaboración aliada le obliga a repetir con la Teniente C. Gates (Ann Sheridan) en su última misión y desemboca en una entretenida farsa que podemos dividir en dos partes.

Por un lado vemos la típica comedia donde la guerra de sexos, ambientada en el campo militar, campa a sus anchas, y los típicos engaños entre un hombre y una mujer que, superficialmente, parece que no se soportan deviene en matrimonio. Por otro lado vemos una crítica muy cachonda a la burocracia, en este caso militar. Dada la complejidad de sus normas deben casarse hasta en 3 ocasiones, y ninguna de los matrimonio les libra de pasarlas canutas para poder viajar juntos hasta su destino final en EE.UU.

La desbordante comicidad de Cary Grant, protagonista absoluta de la película, con la complicidad de Ann Sheridan, contrapunto algo forzado pero sostenible, y la impactante visualización de Grant vestido de campesino o de mujer hacen el resto.

 

 

4.- Operación Pacífico, Blake Edwards (1959)

Divertida comedia en la que el Capitán Matt Sherman (Cary Grant) acude a despedir al submarino con el que combatió en la IIGM. A partir de ahí rememora todas las vivencias que acumuló con la llegada del Teniente Nichols Holden (Tony Curtis), al que nombró jefe de suministros, el acogimiento de un grupo de mujeres del ejercito para acompañarlas a un puerto seguro, los bombardeos sufridos en guerra o la pintura de rosa del mismo. Con un guión plagado de situaciones cómicas, Tony Curtis en plenitud dando rienda suelta a su vis cómica, las continuas controversias generadas al mezclar a ambos sexos en sitios cerrados por tiempo indefinido, y un Cary Grant excelso, tan sencillo y sucinto que la comedia sale de sus ojos casi sin pestañear.

 

 

 

 

 

 

 

5.- ¿Qué hiciste en la guerra, papi?, Blake Edwards (1966)

Estamos en 1943, en Sicilia, y los aliados deben reconquistar la isla antes de pasar a la península itálica. Ordenan al Capitán Cash (Dick Shawn) que se haga cargo de una unidad para tomar un pueblo clave para seguir con las operaciones. Con la inestimable ayuda del Teniente Christian (James Coburn) y el Sargento Rizzo (Aldo Ray) se hace con las tropas y al llegar al poblado se encuentran con unos italianos que solo quieren celebrar unas fiestas y, a cambio, se rinden. El Capitán Oppo (Sergio Fantoni) lidera al comando italiano que prefiere una buena juerga que enfrentarse a los aliados.

A raíz de esta simple iniciativa surge esta farsa que, en manos del maestro Blake Edwards, se plaga de situaciones tronchantes, descalabrantes y descacharrantes, donde los soldados se dejan llevar por las mujeres y unas botellas de alcohol con tal de engañar a todo el mundo.

 

 

 

 

 

6.- Los violentos de Kelly, Brian G. Hutton (1970)

Un pelotón norteamericano, caracterizado por su apatía, cambia su predisposición al capturar al Coronel Dankhopf y enterarse que hay un banco lleno de oro tras las líneas enemigas. Big Joe (Telly Savalas), Kelly (Clint Eastwood), Cowboy (Jeff Morris), Little Joe (Stuart Margolin) y demás deciden hacerse con el botín, pero tienen que negociar con el conseguidor Crapgame (Don Rickles), el hippie Oddball (Donald Sutherland), el cenizo Moriarty (Gavin MacLeod) y sus tanques y algunos más que les facilitarán la tarea de conseguirlo sin que se enteren los jefes.

La enorme química conseguida entre todo el reparto, el tremendo ritmo impuesto por Brian G. Hutton, que acababa de hacer “El desafío de las águilas”, el magnífico guión repleto de acidez y comicidad de Troy Kennedy-Martin y la marchosa música de Lalo Schifrin la convierte en referente ineludible del género, porque ni la mala sombra de Moriarty evitará que haya un puente para echar unas risas y tener un poco de fe.

 

 

 

 

7.- Mediterráneo, Gabrielle Salvatore (1991)

Un grupo de s italianos son enviados a una isla griega perdida en el Mar Egeo en junio de 1941 por su valor estratégico. Solo hay niños, mujeres y ancianos y terminan por integrarse y hacerse a las costumbres de allí al perder el barco que les llevó y la radio que les comunica con el exterior.

El Teniente Montini pinta, los hermanos Munaron se enamoran de una pastora local, el Sargento Lorusso intenta llevarlo lo mejor que puede con sus gritos, el soldado Eliseo Strazzabosco consigue a un burro al que llama Garibaldi, Colasanti se enamora de un compañero, Corrado Noventa echa mucho de menos a su mujer y familia y siempre está escribiéndole e intentando escapar, y Farina se enamora de la prostituta del pueblo.

Todas las acciones que van determinando que pasen toda la guerra allí confinados se impregnan de una capa cómica para escaparse e intentar olvidar. Una maravillosa historia de amor, compañerismo, perdón y unidad ante el fanatismo, con una sonrisa siempre por bandera.

Ganó el Oscar a mejor película de habla no inglesa y un merecido reconocimiento internacional.

 

7 dramas bélicos:

1.- Casablanca, Michael Curtiz (1942)

Una de las películas más míticas de la historia también bordea el dramatismo de la IIGM para contarnos una historia de amor, espías, corrupción, heroísmo y arrastrando multitud de historias sobre su rodaje.

Rick Blaine (Humphrey Bogart) es el dueño del Rick’s Cafe, un garito de moda de la noche en Casablanca durante la ocupación nazi. Allí se refugian espías, fugitivos y gente que intenta huir como sea. Uno de ellos es Victor Laszlo (Paul Henreid), líder de la resistencia checa, que llega con su esposa Ilsa Lund (Ingrid Bergman), antigua amante de Rick, intentando escapar de los nazis con la ayuda de Rick.

Todo despierta el amor dormido entre Rick y Elsa y deviene en la filmación más mítica del Hollywood clásico, ganador de 3 premios Oscar (película, director y guión adaptado) y convirtiéndose en una de las películas más icónicas de la historia por mérito propio.

 

 

 

 

2.- Esta tierra es mía, Jean Renoir (1943)

2ª película americana de Jean Renoir tras huir de la Francia ocupada por los nazis y tras obras maestras de la talla de “La gran ilusión”, “La bestia humana” o “La regla del juego” en su país, donde se unió al guionista Dudley Nichols para hacer un alegato a favor de la libertad y contra la ocupación, que en esos momentos sufría su Francia natal.

Apoyándose en el protagonismo del maestro de escuela timorato y vergonzoso Albert Lory (Charles Laughton), pone voz a la injusticia que sufre cualquier nación al ser invadida por otra. Aquí pone cara y voz a los invasores (los nazis) con el mayor Erich von Keller (Walter Slezak) a la cabeza, a los colaboracionistas con George Lambert (George Sanders) como estrella, y a los rebeldes encabezados por Paul Martin (Kent Smith).

El discurso final de Albert frente al juez y los jurados pasa a la posteridad como la belleza de Maureen O’Hara o la humildad de Charles Laughton aceptando su destino.

 

 

 

 

3.- Roma, ciudad abierta, Roberto Rossellini (1945)

Uno de los iconos más grandes del neo-realismo italiano viene de la mano del maestro Roberto Rossellini. Rodada antes de acabar la IIGM, el director contó con la colaboración de Federico Fellini en el guión, destacando la realidad de los exteriores y de los dramas planteados.

Basándose en la vida del cura Luigi Morosini, el padre Pietro (Aldo Fabrizi) da cobijo a un grupo de partisanos contra la dominación nazi, entre los que se encuentra Manfredi (Marcello Pagliero), el tipógrafo Francesco (Francesco Grandjacquet), su novia Pina (Anna Magnani) y su hijo Marcello (Vito Annicchiarico) y un grupo de personas que conviven con ellos y que llevarán la celebración inminente de la boda entre Francesco y Pina al dramatismo más puro que la guerra puede llevar.

 

 

 

 

4.- Juegos prohibidos, René Clément (1952)

Los nazis bombardean Francia y las ciudades se vacían. En uno de esos bombardeos fallecen los padres y el perro de Paulette que va a parar a casa de los Dollé, donde es acogida por la familia y, desde el principio traba amistad con Michel, el pequeño de la familia. Ahí es donde salta la chispa que convierte una película en algo conmovedor hasta decir basta. Con Narciso Yepes acariciando su guitarra tocando “Romance anónimo” surge una relación de amistad extrema entre dos críos que se esconden de los odios entre las familias, de la muerte del hermano de Michel, de la guerra, de la doble moral (la escena en que la hermana mayor intenta sonsacar a Paulette es fantástica), de todo lo que les rodea para abrazar lo único puro que queda en sus vidas. La escena final es angustiosa. Fue galardonada con muchos premios, entre ellos el León de Oro del Festival de Venecia.

 

 

 

 

 

5.- La infancia de Iván, Andrei Tarkovsky (1962)

Debut en la dirección de Andrei Tarkovsky que, ambientado en el frente ruso durante la IIGM, ya da muestras de que su visión es distinta al resto de cineastas.

El inicio de Iván cruzando las aguas para llegar al campamento ruso y dar cuenta de lo visto durante el espionaje deviene en un drama intimista y sombríamente mágico.

La poética de las imágenes y el lirismo de lo que vemos supera la dureza de lo narrado, sentando las bases del cine de Tarkovsky, y dejando claro que, al tomar un proyecto iniciado por el director Eduard Abalov, consigue hacerlo tan suyo como el resto de su obra.

 

 

 

 

 

 

6.- La noche de los generales, Anatole Litvak (1966)

Anatole Litvak fue uno de esos directores europeos que, por su origen judío, fue emigrando de país en país hasta que el auge al poder de Hitler le llevó a Estados Unidos. Aquí nos lleva a Varsovia en 1942, donde un general nazi asesina salvajemente a una prostituta. Su implicación en el ideario nazi y su liderazgo en el campo de batalla le hacen intocable para todos, menos para el Mayor Grau, encargado de la investigación porque la mujer asesinada era una agente de los alemanes. Su deambular le lleva de Varsovia a París en el verano de 1944 y a Hamburgo en 1965.

Junto a iconos del cine de David Lean como Peter O’Toole (Lawrence de Arabia), Omar Sharif (Doctor Zhivago y Lawrence de Arabia) o Tom Courtenay (Lawrence de Arabia), aparecen grandes actores como Donald Pleasence, Philip Noiret o Christopher Plummer para dar enjundia a esta mezcla de thriller policíaco y drama bélico.

 

 

 

 

 

7- Adiós, muchachos, Louis Malle (1987)

Durante la ocupación nazi de Francia, un grupo de niños reflejan la amistad, el sufrimiento, la angustia, el congojo o la fidelidad que se va desarrollando entre ellos mientras el país se juega la vida. El centro educativo, católico, acoge subrepticiamente a niños judíos que son perseguidos por la policía colaboracionista y el ejército nazi. Louis Malle vuelve a demostrar que su talento y su credibilidad cinematográfica están por encima de cualquier duda y, tanto su dirección como su guión original (supuestamente basado en recuerdos biográficos) ponen sobre la mesa la magnífica puesta en escena y el excelente pulso narrativo de una historia tan dura como tierna, tan complicada como preciosa. Ganó muchos premios y tuvo un reconocimiento, tanto a nivel nacional como internacional, que deja a las claras la sincera sensibilidad de un maestro de su talla.

 

 

 

 

 

7 sobre la postguerra:

1.- Los mejores años de nuestra vida, William Wyler (1946)

William Wyler fue uno de los directores que se alistó en el Cuerpo Aéreo del Ejército Estadounidense para rodar documentales bélicos. Los 2 que rodó fueron muy bien recibidos, pero quizás sea esta película la que mejor refleja la vida de los soldados que volvieron del frente una vez finalizada la IIGM.

Al volver en el avión que les trae juntos a EE.UU., Al (Fredrich March), Fred (Dana Andrews) y Homer (Harold Russell) traban una fuerte amistad que les unirá a la hora de intentar recuperar su vida normal y volver con sus familias. Al vuelve a su trabajo en el banco, pero recurre a la bebida para intentar sobrellevar las injusticias que ve día a día y no pagarlo con su esposa Milly (Myrna Loy). Fred descubre que su mujer no le quiere y que se ha enamorado de la hija de Al, Peggy (Teresa Wright), a la que no le espera ningún futuro con él. Y Homer no quiere anclar a su novia Wilma (Cathy O’Donnell) a una vida dedicada a un minusválido, ya que ha perdido las 2 manos en la contienda.

Todo el dramatismo que la acción va presentando entremezcla el agradecimiento y admiración recibido con el dolor y penurias que sus mentes sufren. La maestría de Wyler en la dirección y el impacto que supuso al año de acabar la guerra la convierten en referente ineludible.

 

 

2.- Alemania, año cero, Roberto Rossellini (1948)

Cuatro familias viven como pueden en la misma casa de uno de ellos. La postguerra en Berlín está siendo tan dura como en el resto de Alemania y las cartillas de racionamiento, las enfermedades, la falta de recursos y la destrucción son la norma común.

Edmund (Edmund Moeschke) es un chaval de 12 años que se busca la vida para intentar llevar algo de comida a su padre enfermo, su hermano escondido y su hermana que sale por la noche para conseguir algunos cigarrillos con los que intercambiar algo.

El drama, presentado tan crudo y desolador, es el protagonista absoluto de los 74’ que dura, dando rienda suelta a los más bajos instintos para vivir un día más, dejando al maestro Rossellini como el protagonista absoluto de lo que vamos viendo.

 

 

 

 

 

3.- ¿Vencedores o vencidos? (El juicio de Nuremberg), Stanley Kramer (1961)

Superproducción de 3 horas que retrata los juicios que se llevaron a cabo en la ciudad de Nuremberg, sede principal de los actos más icónicos del nazismo, sobre 4 jueces que son acusados como cómplices en las políticas de limpieza étnica del III Reich.

El director y productor Stanley Kramer se apoya fundamentalmente en la fotografía en b/n de Ernest Laszlo y el extraordinario reparto encabezado por Spencer Tracy.

El juez Haywood (S. Tracy) preside el estrado que juzga al Dr. Ernst Janning (Burt Lancaster), a Emil Hahn (Werner Klemperer), a Friedrich Hofstetter (Martin Brandt) y a Werner Lampe (Torben Meyer), defendidos por Hans Roffe (Maximilian Schell) frente a la acusación personalizada por el Coronel Tad Lawson (Richard Widmark). Completados con rostros tan competentes y de presencia tan impactante como Monty Clift, Marlene Dietrich, Judy Garland o William Shatner, la filmación avanza con un ritmo y un poder constante que atrapa y, la magnífica adaptación que Abby Mann hace su obra, consigue que nos mantenga pegados a la pantalla sin pestañear.

Un tema muy controvertido que S. Kramer consiguió llevarlo al gran público.

 

 

4.- Lluvia negra, Shôei Imamura (1989)

Aunque la película empieza con la caída de la bomba atómica sobre Hiroshima, trata sobre las consecuencias sobre la población civil de dicho hecho crucial. Un matrimonio (Kazuo Kitamura y Etsuko Ichihara) se hacen cargo de una sobrina que es sorprendida por la lluvia radioactiva (lluvia negra) en los alrededores de Hiroshima y las posibles consecuencias que ello arrastrará.

Su relación con los vecinos, todos afectados en mayor o menor medida por la guerra, tanto física como psicológicamente, y las secuelas de los dimes y diretes de la posible exposición de Yasuko (Yoshiko Tanaka) a la bomba atómica. Los pretendientes llegan y se van ante las dudas sobre si está enferma o podrá tener hijos y la deriva hacia la que decae la vida de la familia va acorde con las muertes que el pueblo va acumulando.

Durísimo retrato de las distintas ramificaciones que el final de la guerra dejó entre la población japonesa, filmado en b/n y con un guión muy comedido, aunque con frases para la historia (“una paz injusta es mejor que una guerra justa).

 

 

5.- La caja de música, Costa-Gavras (1989)

Michael Laszlo (Armin Mueller-Stahl) es un inmigrante húngaro que vive en Chicago desde el fin de la IIGM. Tiene un hijo (Michael Rooker) y una hija abogada (Jessica Lange). Un día recibe una citación del Gobierno acusándole de crímenes de guerra, de haber pertenecido a una sección especial de las SS en Hungría y de un puñado de crímenes y barbaridades contra la humanidad.

Una de las pocas incursiones de Costa-Gavras en Hollywood, poniendo su estilo por delante de todo, donde el retrato psicológico de los personajes y de las acciones que los acompañan es más importante que los efectos especiales o los juegos de funambulismo varios. La remarcada música de Philippe Sarde o la cruda fotografía de Patrick Blossier son muy importantes a la hora de ver lo que vemos y cómo lo vemos, pero por encima de todo destacan las actuaciones de Armin y Jessica, que logró un puñado de grandes críticas y estuvo nominada a Mejor actriz en los Oscar y Globos de Oro.

 

 

 

 

6.- El caso Fritz Bauer, Lars Kraume (2015)

El cine alemán sigue mirando atrás y aquí rasca una de las heridas que más le duele. Cuenta la vida del fiscal Bauer (Burghart Klaubner) en los años 50 en Alemania, luchando contra todo para encerrar a los criminales nazis que siguen campando a sus anchas. Es 1957 y su búsqueda se centra en Adolf Eichmann (Michael Schenk), gran  responsable de la solución final y los campos de concentración.

Su mezcla de thriller, suspense y cine de espías la hace crecer mucho, aderezada con los tópicos del género (fotografía, música…), logrando un gran éxito en el cine alemán de ese año merecidamente.

 

 

 

 

 

 

7.- Land of mine (Bajo la arena), Martin Zandvliet (2015)

Una vez finalizada la IIGM, en la costa danesa hubo grupos de jóvenes soldados alemanes, dirigidos por oficiales locales, obligados a desenterrar las minas que los nazis habían colocado en las playas.

La mezcla de dureza militar y maltrato personal, consigue una mixtura propicia de emoción, tensión y dramatismo, mostrando una de los episodios menos conocidos de la postguerra. El sargento Rasmussen (Rolland Moller) es el encargado de que un grupo de niños, que son los que acabaron la guerra, cumplan la pena impuesta a los supervivientes del ejército alemán. Y los chavales luchan por sobrevivir, por comer, por dormir, por pasar un día más.

El buen hacer de su director les llevó a ganar varios premios internacionales y a ser nominada al Oscar a mejor película de habla no inglesa.

 

 

 

 

7 series de televisión que merecen un visionado:

 

1.- La fuga de Colditz (1972)

 

2.- Holocausto (1978)

 

3.- Hermanos de sangre (Band of brothers) (2001)

 

4.- The Pacific (2010)

 

5.- Hijos del Tercer Reich (Unsere mütter, unsere väter) (2013)

 

6.- Operación Telemark: La batalla del agua pesada (Kampen om tungtvannet) (2015)

 

7.- Das boot: El submarino (2018)

 

 

 

Vicente Sáez & Eduardo Garrido

 

La Segunda Guerra Mundial – 2ª Parte (1943-1945)

by: Eduardo Garrido

by: Eduardo Garrido

Roquero, cinéfilo, lector empedernido que estudió Derecho para trabajar en una biblioteca y disponer de pelis, discos y libros a mano

1 Comentario

  1. Perem

    Simplemente espectacular, una autentica clase de historia. Imprescindibles las dos partes de este articulo. Bien lograda la selección de películas aunque siempre algunas se quedan fuera,,, Enemigo a las puertas. El ojo de la aguja. Tora! Tora! Tora!.. . Una mención a la elección de sam peckinpah.

    Responder

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