¡Si que ha llovido desde que el cantautor punk maño apareciera en nuestras vidas!. Aún recuerdo la primera vez que llegó a mis oídos aquello del aborto de la gallina. En aquellos días, Manolo Kabezabolo podría haber sido tranquilamente un personaje de Carlos Azagra. Haber compartido historias con Pedro Piko y Piko Vena en las páginas del Jueves. Es más, alguna vez lo hizo aunque fuese de pasada. Aprendimos más de Azagra que de muchos libros de política. Sobre todo a vivir la vida con el dedo medio levantado. Pero vamos como Manolo Kabezabolo que hemos venido a hablar de su disco. El séptimo de una larguísima carrera ya. Treinta y seis años al pie del cañón si no me fallan los cálculos, que seguramente lo haga, que por los punks no nos pasan los años igual que al resto aunque nos pasen factura otras cosas, como bien canta el propio Kabezabolo en este disco. Los Ke No Dan Pie Kon Bolo llevan ya una década como formación de ataque del maño y la verdad es que le hacen sonar mucho mejor, más compacto, sin la sensación deslabazada que dió en otras ocasiones de un pasado que ya queda lejano. Manolo Kabezabolo nunca ha escondido sus intenciones, así que no creo que nadie tenga dudas de los que se va a encontrar en este «Tanto tonto monta tanto». Sus letras siempre fueron marca de la casa. Y que así sean.
Hace seis años de su anterior lanzamiento. Eso ya es pasado y en el punk el futuro no existe, así que centrémonos en el presente. Una decena de canciones de impronta muy rockera, con una banda sonando de puta madre y el padrino del punk maño repartiendo estopa acorde a su filosofía de vida. Colaboraciones varias como las de Kike (Bastardos del metal) y Ángel (El sueño eterno) que participan en el cover de estos últimos «Hierro a fondo», Mamen (Puro Chile) en «Fuimos y somos serenos» o R de Rumba y Sho Hai , ambos ex Violadores del Verso en «Historia histérica» en la que Kabezabolo incluye su particular visión del «Vivir así es morir de amor» de Camilo Sesto en la que hacen un repaso fotográfico de parte del espectro político actual siempre con la mala leche que se gasta el maño. Toda una andanada de misiles sonoros con un trasfondo crítico en el que no se deja títere con cabeza. Ni el punk ha muerto ni es la última moda chic del moderno de turno. El punk es la rabia descontrolada de Manolo Kabezabolo.
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