En estos días de estado de alarma, aislamiento y cuarentena un film como El hoyo puede convertirse en todo un fenómeno social. Su estreno en cines pasó sin pena ni gloria pero su llegada a Netflix en pleno confinamiento ha sido una de esas casualidades que pueden aupar a un film al éxito comercial.
El Hoyo es el primer film de Galder Gaztelu-Urrutia, quien se revela como un director más que prometedor. Gaztelu-Urrutia no se dedica a reciclar ideas de otros ni comete el típico error de los debutantes de plagar su opera prima de homenajes y guiños. Cierto que su film recuerda en su premisa inicial a films como Cube, Snowpiercer o High-Rise. Todos ellos son recomendables distopías acerca del capitalismo y la lucha de clases. Por suerte, Gaztelu-Urrutia aporta su propia mirada y no se dedica al corta y pega. Reconozco que El hoyo tiene un arranque magnífico que me atrapó y me mantuvo en vela buena parte del metraje. El guión de David Desola y Pedro Rivero destila inteligencia y tristeza a partes iguales. No sé si es una visión pesimista o realista del ser humano, creo que es una reflexión que cada espectador debe hacer internamente. Ya sabemos que la ciencia ficción es el género perfecto para destacar las miserias de la sociedad actual. Reconozco que esta historia me hizo pensar, algo que nunca está de más, a la vez que me entretuvo. Miel sobre hojuelas.
Tanto la ambientación, como los efectos especiales están muy conseguidos. Por algo ganó el Goya a mejores efectos especiales, único Goya que se llevó aunque opino que se merecía varios más. Nunca se es profeta en su tierra. Lo que mantiene el film en pie son las interpretaciones. Reconozco que tenía encasillado a Ivan Massagué en la comedia pero aquí me ha sorprendido muy gratamente, demostrando ser un actor versátil capaz de cambiar de registro, pasando de la comedia al drama sin problemas. También Antonia San Juan sorprende gratamente con el cambio de registro pero quien realmente se come la pantalla es Zorion Egileor: el actor, cantautor y locutor de radio vasco ha encontrado a sus 74 años la forma de brillar en un personaje realmente jugoso que no ha desaprovechado. Su personaje es lo más perturbador de El hoyo.
Es cierto que en su último tercio pierde un poco los papeles con tanta violencia, algo habitual en el género, pero en conjunto es un film muy entretenido que hará las delicias de los aficionados a los thrillers con distopía incluida.
Ahora una reflexión final: ¿Cuánto tardarán los faltos de ideas de Hollywood en hacer un edulcorado remake de El hoyo?
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