Debo reconocer que desde crío me encantan las películas que transcurren en trenes. El tren me parece un medio de transporte que es todo un mundo en sí mismo. Me vienen a la cabeza películas como El tren, Extraños en un tren, Asesinato en el Orient express, Tren al infierno o El puente de Cassandra. También me gustan las películas post apocalípticas cuando tienen algo de miga y no sólo efectos especiales. Así pues, esta película tenía de partida bastantes puntos a su favor.
El director surcoreano Bong Joon-ho, responsable de Memories of murder y The host, nos ofrece ahora esta peculiar película de ciencia ficción basada en el cómic francés Le Transperceneige. The snowpiercer nos presenta un mundo post apocalíptico tras un intento de revertir el cambio climático que sale francamente mal y en el que los pocos supervivientes malviven en un tren en constante movimiento. Como toda buena película de ciencia ficción que se precie, Snowpiercer sirve como metáfora de los problemas actuales de la sociedad. Admito que su premisa argumental (los supervivientes hacinados en un tren siempre en marcha) es un tanto inverosímil, pero cosas peores hemos visto en una pantalla. Si el espectador hace el pequeño esfuerzo de meterse en la trama, su metáfora sobre la sociedad actual resulta de lo más gratificante. ¿Es el tren una metáfora del capitalismo imparable? En el tren del film asistimos a una sociedad dividida en clases en las que los ricos y poderosos no permiten que los pobres salgan de sus vagones, cada uno debe cumplir su rol en la sociedad. Si te ha tocado nacer y vivir en un vagón de cola, estas jodido. Obviamente habrá quién no se resigne a la pobreza y de ahí el conflicto de clases que plantea la película.
No hay que ser filósofo para ver el paralelismo entre nuestras fronteras actuales y las puertas de los vagones. Tampoco hay que ser muy listo para intuir cierta crítica al uso de la fuerza para evitar que los pobres escapen de la pobreza en busca de un futuro mejor. Algunas escenas de Snowpiercer me recordaron a la tristemente célebre valla de Melilla. También creo que hay que destacar cómo está tratado el tema de la educación y el control de las masas para que cada uno cumpla su rol en la sociedad. Igualmente el liderazgo y la capacidad de sacrificio son temas sobre los que el film tiene algo interesante que aportar.
Vamos, que bajo la apariencia de un film apocalíptico del montón tenemos una arriesgada película que intenta aunar entretenimiento y una sobria reflexión sobre la condición humana. Que lo consiga ya es cuestión de cada espectador. Durante el visionado del film me vinieron a la mente otras películas de ciencia ficción con las que comparte algún punto en común. Me refiero a films como Soylent green (Cuando el futuro nos alcance) o Matrix. Por suerte, Snowpiercer no es una mera copia ni un conglomerado de ideas robadas y aporta suficientes elementos de interés. Me resultó muy estimulante ese enfoque pesimista sobre la condición humana cercano al mostrado en Blindness.
Que nadie se engañe por la aparición del guapo y macizorro Chris Evans, no estamos ante un film Hollywoodense palomitero al estilo del Capitán América o Los Vengadores. Estamos ante un film dirigido por un coreano y como tal es violento y excesivo en muchos aspectos. Snowpiercer es una propuesta irregular y descompensada pero atractiva. Al final Bong Joon-ho pierde un poco los papeles y su violencia excesivamente coreografiada perjudica un poco la credibilidad del conjunto. Ya sabemos cómo se las gastan los coreanos. También unos efectos especiales algo mejorables en algún momento le hacen perder enteros al film.
Los actores están correctos, tanto John Hurt como como Jamie Bell están bastante creíbles. Sin embargo es Chris Evans el que me sorprendió gratamente. Este muchacho demuestra con este proyecto que es algo más que una montaña de músculos y que no le teme al riesgo. La que tampoco le teme al riesgo es Tilda Swinton, aunque en esta ocasión su personaje resulte bastante ridículo. Tanto su caracterización (esas gafas y esa dentadura son de traca) como su sobreactuada interpretación (casi una caricatura de Margaret Tatcher) dejan ver esa vena histriónica que a veces le imprime a Bong Joon-ho a su cine.
Resumiendo, Snowpiercer no es una gran película pero sí es una estimulante propuesta post apocalíptica que os hará pasar un buen rato.
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