El pasado miércoles me pegué una sesión doble de cine, primero en casa y luego en pantalla grande en unos multicines de la ciudad. Primero, al calor de mi sofá, revisité por no se cuantas veces más The Evil Dead. No me cansó de ver esa película, la verdad. Más tarde, junto a mis hijos, disfrutamos de Maléfica 2 en todo su esplendor de sonido y visión. Dos películas tan distintas en tantos aspectos. Son como una analogía del heavy metal. Aquel de los ochenta excitante y peligroso, de fe ciega y brusca. Hecho para impresionar con los medios que tenía a su alcance y que con el paso del tiempo puede resultar en cierto modo ridículo pero no pierde esa grandeza. Por otro lado el heavy metal de unas décadas hacia el presente. Magnificado, lleno de efectos milimetrados, producciones excelentes pero que a veces adolece de esa «marginalidad» propia del heavy metal, como si fuese un producto preparado para el gran público. Comento a veces en tono jocoso -o no tanto- cuanto mal hizo el rol al heavy metal. Vaya, otro queriendo hacer méritos a base de desprestigiar el heavy metal, pensará alguno. No amigo, yo soy heavy, de esos que sentían que es un orgullo ser y es la forma en que lo veo y lo siento. Como me encuentro ante la música que tanto me hizo y hace sentir. Quizás por eso tantas veces necesito siguiendo el símil cinematográfico el «remake» necesario. Como fue el de Fede Álvarez. No me malinterpreteis. No pido que se repitan esquemas hasta la saciedad. Si que se expongan los grandes rasgos del heavy metal, de su personalidad, mejorando tiempos pasados.
Esa mezcla de pasado y presente no es sencilla de conseguir. Pero hay bandas que siguen en el empeño y se muestran como valedores de dicha idea. Una de esas bandas es Reaktion. Su base es el viejo thrash metal y el crossover, aquel que demolió las fronteras entre el hardcore y el metal. Pero su sonido se basa en parámetros actuales que le añaden un grado de dureza y refuerzan su sonido. Me topo de frente con este «Learning to die», su segundo trabajo. Con paso firme y buena letra se les puede aplicar perfectamente a Reaktion. Marcan los tiempos correctamente o esa es mi percepción desde la distancia, desde mi posición de observador de su carrera de fondo gracias a la información que nos muestras las redes sociales. Lo primero que me llama la atención es la buena producción que tiene el disco. Partiendo de la base de que el thrash ha dado joyas pesimamente producidas, cuando te encuentras con un disco capaz de hacerte percibir todos y cada uno de los detalles que la banda incluye en sus canciones, aumenta el nivel de satisfacción. Con una batería atronadora que marca una velocidad brutal, abren el disco con la extremadamente dura «Paraphilia» y ese riff repetitivo y atronador que da ese sonido de vieja escuela en mitad del tema. «The second law» profundiza aún más en la contundencia y dureza, ayudado por las voces guturales que van mutando hacia momentos más melódicos -y entended bien lo de melódicos, no vaya a llevar a confusión- junto a un estribillo que es como una sucesión de puñetazos bien dirigidos.
«A piece of god within» mantiene la tónica de esta primera mitad del disco. Una batería dejando capas de contundencia y el riff siempre como mesías. Por buscar una comparación, aunque todas sean odiosas, Reaktion se emparentan con los Testament más cañeros. «A death foretold» se encauza por terrenos más clásicos del thrash metal, que se reconoce claramente en ese estribillo. «Learning to die», la canción que da nombre al disco, crudo, directo, con ese vaiven que crea la melodía de voz y esa guitarra característica. El estribillo me recuerda a una de mis debilidades, Mr. Mustaine. «(’84)» es una pequeña intro -me siguen sobrando este tipo de cosas- que da paso a la thrasher «The great citizen» que a mi me lleva a la Bay Area de mitad de los ochenta mientras que el estribillo torna hacia sonidos del heavy metal de corte europeo. En «State of hate» destaca su solo de guitarra que se abre paso entre la apisonadora sonora que representa este corte. «Sweet desperation» tiene un inicio muy Slayer y una velocidad endiablada que nos puede recordar grandes tiempos de los de Araya y Cia. «C38» nos va llevando hasta el final del disco que culmina con una versión del tema «Toxik Grandma» de Nuclear Beer. Gran disco de Reaktion lleno de tralla con fundamento y que les coloca como una de las realidades de una escena thrash hispana de una calidad reconocida.
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