El Joker es probablemente el mejor villano de la historia del cómic. Inspirado por el film El hombre que ríe, Bob Kane creó al enemigo perfecto para Batman. Tras varias encarnaciones tanto en cine como en televisión, Joker nos narra el origen del personaje desde que era un cómico fracasado hasta que se convierte en el rey del crimen de Gotham. Un origen que nunca de había conocido en los cómics hasta que el gran Alan Moore nos lo descubrió en La broma asesina (the killing joke), obra maestra del cómic en la que se inspiró Tim Burton para el origen del Joker de Batman (1989) interpretado por Jack Nicholson. Sin embargo, 30 años después se nos narra un origen distinto del personaje ya que Joker no es un film de super héroes o super villanos, todo lo contrario. Joker tiene muy bien asentadas sus raíces en ese cine social de los años 70 sobre marginados sociales que eran tratados brutalmente por el sistema. El referente más evidente de Joker es sin duda el Taxi driver del maestro Scorsese. La aparición de Robert DeNiro en Joker conecta ambos films, hecho que es corroborado por el famoso gesto de dispararse en la sien que Joker toma prestado del Travis de Taxi driver. El Joker de Joaquin Phoenix es un perturbado (lo cual no es una novedad) pero el film busca un enfoque mucho más realista y crudo. Joker es un enfermo mental en un mundo violento. Durante buena parte del film Arthur Fleck es más una víctima de la sociedad que un villano. Un ser patético que provoca lástima en el espectador. Sin llegar a justificar la violencia, el film adopta una postura determinista en la que el medio condiciona irremediablemente el comportamiento de los personajes. Poco a poco los golpes (físicos y emocionales) que sufre Arthur Fleck le irán moldeando como un auténtico psicópata. Obviamente, algo no funcionaba bien en su cabeza desde el principio pero los golpes de la vida son el empuje que le hace caer en la locura (lo que enlaza con el Joker de Heath Ledger). Reconozco que el film me atrapó desde el primer plano, me introdujo en una montaña rusa emocional de la cual no pude bajarme hasta los créditos finales. Tiene momentos (muy) violentos aunque la violencia emocional me resultó más dolorosa que la física. Puede que solamente sea una visión «realista» del origen de villano de cómic pero esta Joker puede funcionar perfectamente como film independiente del universo DC. Tanto su tono como su estética no tienen nada que ver con el cine de super héroes.
Me ha gustado mucho la sobria de dirección de Todd Phillips, responsable de la saga Resacón en Las Vegas, quien se revela en Joker como un director muy a tener en cuenta para el drama de personajes a pesar de venir de la comedia más zafia. Todd Phillips ha co-escrito el guión de Joker y se nota que la historia la siente como propia. Es más, el guión no pierde la oportunidad de criticar los recortes sociales ni la indiferencia de los poderosos respecto a los problemas del pueblo. Todd Phillips no usa moderneces como el montaje vertiginoso o en paralelo ni las molestas voces en off. Esos largos planos de la cara de Joaquin Phoenix cambiando de la risa al llanto son simplemente aterradores. Phillips se limita a dejar actuar a los actores en escenas muy largas para los estándares del género de super héroes o acción. Pero Joker no es ninguna de esas dos cosas. Esta Joker es el drama de cómo un donnadie se convierte en un villano de cómic. El aspecto sórdido de esta Gotham de los años 70 y la nada heroica música de la chelista islandesa Hildur Guðnadóttir son también elementos clave en la atmósfera del film.
Este Joker/Arthur Fleck de Joaquin Phoenix se come la pantalla literalmente desde la primera escena. Phoenix ha realizado un admirable ejercicio actoral y ha moldeado su físico para parecerse al personaje, llegando a perder 23 quilos. Por algo estamos hablando del mejor actor de su generación. Su mirada, su risa, su llanto, sus movimientos y sus bailes le convierten en el mejor Joker de la historia. Sí, por encima del Joker de Heath Ledger y dejando a la altura del betún las payasadas de Jack Nicholson (al que le sobraban 25 años y 30 kilos) y Jared Leto (al que sobraban las anfetaminas, los dientes y los tatuajes). De hecho, el Joker de Phoenix es complementario con el de Ledger y Joker podría verse como una precuela de El caballero oscuro excepto por el detalle de que las edades no coinciden. La pregunta está en el aire. ¿Puede ganar Joaquin Phoenix el Oscar a mejor actor? Yo voto que sí: ha perdido mucho peso, su personaje es un desequilibrado y sería la segunda vez que el Joker hace ganar el Oscar a un actor que lo interpreta. Esas tres cosas gustan mucho a la academia y nos falta una cuarta: está soberbio.
Ocurre que el mayor problema del universo cinematográfico de DC /Warner es la falta de cohesión. Cada nueva adaptación de Batman es un nuevo reboot que nada tiene que ver con las anteriores. Lo mismo se puede decir del Joker, cada nueva encarnación es diferente a la anterior. Todo ello hace que el universo cinematográfico de DC sea como un caleidoscopio con múltiples interpretaciones de los mismos personajes. Al contrario de Marvel (que ha seguido un estricto y exitoso plan desde el inicio) DC/Warner va improvisando sobre la marcha. Todo ello genera que el Batman de Christian Bale no tenga nada que ver con el de Ben Affleck y ya veremos qué pasa con el Batman de Robert Pattinson. Por cierto, ¿este Joker de Joaquin Phoenix tendrá continuidad y se enfrentará con el Batman de Robert Pattinson? ¿O volverá el insufrible Joker de Jared Leto? Ni idea, quizás ni siquiera los de DC/Warner lo sepan. Lo que sí ha demostrado esta Joker es que el enfoque adulto le sienta muy bien al cine de super héroes (algo se lamentablemente había abandonado tras la trilogía de Nolan).
Pase lo que pase en el futuro, Joker es una gran película.
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