Ya está aquí el Escuadrón suicida, la película más esperada del periodo estival. El gran blockbuster veraniego en el que DC y Warner tienen puestas sus esperanzas para este 2016. Sobre todo si uno piensa el batacazo de crítica y público que supuso Batman v Superman, que tampoco era tan mala. Visto El escuadrón suicida, ya puedo decir aquello de mucho ruido y pocas nueces. Esta especie de Doce del patíbulo trasladada al universo DC no es la gran película que muchos esperaban. Se deja ver a duras penas y entretendrá a los espectadores menos exigentes pero a mí me resultó excesivamente ruidosa y vacía. Una pena.
Básicamente, el fallo reside en un torpe guión de David Ayer que no acierta a darle a cada personaje el tiempo que necesita. Tampoco el montaje se escapa de ser un completo desastre. La mayoría de los personajes son presentados de forma chapucera para luego no ser desarrollados. Con tanto personaje es complicado darle a cada uno el tratamiento que merece y más si tu único objetivo es meter escenas de acción. Es cierto que la idea de usar un mal menor para luchar contra otro mayor tiene cierto atractivo, pero se le podría haber sacado mucho más partido, digo yo. Además, eso de la invasión de seres hechizados (menudo diseño más patético) me parece una completa gilipollez. Todo lo referente a la gran amenaza que se cierne sobre la Tierra me parece una memez. Y ya sabemos que en este tipo de cine el villano es más de media película. Si este rol recae en Cara Delevingne uno empieza a echar seriamente de menos a Christopher Nolan y su forma de darle un toque adulto al cine de super héroes (dentro de unos límites).
Por otro lado, el film fracasa a intentar tener un toque irónico y de mala leche, uno ya andaba cansado de tanta peli de superhéroes excesivamente pulcra y bienhablada de Marvel. Lamentablemente, DC no acierta con el tono y El escuadrón suicida tiene más de Los vengadores que de Deadpool. Deja a un lado la incorrección en busca de una mayor audiencia y ese ha sido otro gran error. David Ayer ha sacrificado la personalidad de su film para lograr una mayor taquilla, restando irreverencia y edulcorando el resultado final. No es un film para niños, pero a los adultos que nos encantaron la ironía y la mala baba de Deadpool nos resulta de lo más insípido. Y mira que se podría haber sacado partido a toda esta panda de villanos tarados. Que todos son muy duros pero al final tienen corazoncito, vaya.
Entre tanta narración confusa, tanta música a todo volumen y tanta explosión, el espectador pronto de aturde y lo mostrado en pantalla deja de hacerle el más mínimo efecto. Tampoco la estridente estética pop ayuda mucho a digerir el film. Otro punto muy decepcionante es el tándem formado por Joker y Harley Quinn. El Joker de Jared Leto parece un matón hortera hasta las cejas de metanfetamina. Si el Joker de Heath Ledger en El caballero oscuro resultaba inteligente y peligroso, el de Leto parece un completo gilipollas. Es un psicópata modernillo (esa dentadura, esos tatuajes) que no ha heredado el nihilismo que acertadamente Nolan le insufló al personaje. Este nuevo enfoque al personaje del Joker me parece un error. Jared Leto resulta irritante y ridículo a partes iguales. Leto es un auténtico camaleón y aquí está excesivo y sobreactuado en la que quizás sea la peor interpretación de toda su carrera. Leto afirma que se inspiró en David Bowie para componer su Joker, yo creo que más se inspiró en Tony Montana. Ni de lejos logra hacernos olvidar al Joker del malogrado Ledger. Leto se queja en las entrevistas promocionales de que en el desastroso montaje se han eliminado bastantes escenas de su personaje, no sé si tal cosa ha sido un acierto o un error, la verdad. Esperaremos a que se incluyan en el inevitable director’s cut, que ahora están muy de moda. Otra que resulta irritante, como ella misma reconoce, es Margot Robbie y su Harley Quinn, lo cual no impide que sea lo mejor del film con diferencia. No es que vaya a ganar un Oscar (aunque nunca se sabe, interpretaciones peores hemos visto premiadas) ni que resulte especialmente convincente en un personaje tan extremo. Personajes así son una caricatura y no pueden ser tomados en serio (como todo el film) pero demuestran que algo está cambiando en el cine comercial. Films como Mad Max: Fury road y El escuadrón suicida evidencian que las mujeres están conquistando un merecido (y por demasiado tiempo negado) protagonismo. No se puede decir que haya una corriente feminista dentro del cine comercial, pero algo se está moviendo cuando las mujeres les roban la película a los machotes de turno. Bienvenido sea el cambio y esperemos que no se quede ahí. Además, a Margot Robbie los pantalones/cinturón le quedan muy bien (ha quedado machista, lo sé, no he podido evitarlo).
Tampoco Robbie competía con grandes actores que digamos, Will Smith está como siempre cuando hace de tipo duro pero con corazoncito y Joel Kinnaman sigue dejando mucho que desear. Obviamente ambos actores han pasado mucho más tiempo en el gimnasio que preparando su personaje. Me dejo lo peor para el final, me refiero a todo lo concerniente al personaje de Cara Delevingne, como ya he apuntado más arriba, un completo despropósito que no hay quien se lo crea por mucha peli de súper héroes que estemos viendo. Delevingne haría bien en volverse a las pasarelas, lo de la actuación le viene muy muy grande, posee una singular belleza pero no puedo decir nada más a su favor. También aparece Ben Affleck, tranquilos todos que sale poco rato y casi no se quita la máscara. Por cierto, los de DC siguen copiando descaradamente a Marvel hasta en la escena a mitad de los títulos de crédito.
David Ayer es un director irregular, pero su guión es terrible y simplón. Ayer no tiene una personalidad tan marcada como el ya citado Nolan o Zack Snyder y eso se nota. El proyecto le ha venido grande y ha optado por el gran espectáculo sin indagar en nada más. Como director, le falta sentido de la épica y un pulso firme para llevar a buen puerto esta marcianada fatalmente escrita por él mismo. Un último apunte que me supo especialmente mal y que demuestra lo pésimo director y escritor que es David Ayer: me resultó muy molesto que usen repetidamente canciones para acompañar las escenas, como si Ayer fuera incapaz de enfatizar sus imágenes. El abuso indiscriminado de este recurso me resultó cargante. Además, usar temas tan trillados como Sympathy for the devil, Seven nation army, Fortunate son o Bohemian Rhapsody (aunque sea en la horrorosa versión de Panic at the disco) demuestra muy poca personalidad. Como todo en este film. Las canciones más modernas de Eminem, Skrillex o Grimes evidencian que el film está mayoritariamente enfocado al público juvenil.
Tras dos horas de destrucción sin límite y canciones a porrillo, el film no deja ninguna huella en el espectador más allá de los oídos aturdidos y el recuerdo de la estimulante presencia de Margot Robbie.
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