Todas las comparaciones son odiosas y eso es una gran verdad pero yo soy de los que las etiquetas cuando se vuelven demasiado rebuscadas o descriptivas como obligación me cargan. Prefiero la sencillez, fácil de comprender. Me decía alguien no hace demasiado tiempo que Opera Magna eran la opción hispana a Rhapsody. Y aunque la comparación literal no sería cierta si me parece una buena forma de poner en situación a aquellos que aún no conozcan aún a una de las bandas más importantes del power metal que se factura en este país. Opera Magna continúan con su ambicioso proyecto para el que no cesan en su empeño. Este «Del amor y otros demonios» dividido en tres entregas, las dos primeras editadas en 2013 y 2015. Cuatro años han pasado hasta la salida del final de la trilogía, una de las más ambiciosas -me repito en el termino, pero es que el trabajo de tantos años por poner en escena algo espectacular como esto es fruto de la mejor concepción de dicha palabra- que jamás se han planeado dentro de nuestras fronteras. Un trabajo duro, arduo que está dando sus frutos justo en el momento que pulsas el play y te enfrentas a este tercer acto. Desde la fantástica portada donde el Demonio en su trono parece contemplar a los desdichados humanos a esas composiciones orquestadas con influencias clásicas y el fantástico sonido que la producción del disco nos ofrece.
Es justo destacar el trabajo de Jose Vicente Broseta en las voces. No es sencillo afrontar las melodías de este tipo de música en el que las limitaciones saltan rápido a la palestra como no se tenga la capacidad vocal necesaria. Y Broseta lo borda de manera espectacular. No es fácil destacar una composición sobre otra porque además este trabajo está planeado de manera conceptual para que cada canción sea como una parte de todas las que le acompañan, una para todas y todas para una citando a los tres mosqueteros. Eso si, me rindo sin contemplaciones y con pleitesía ante «Mi reino en el olvido». Épica constante, unos arreglos fundamentales que añaden más valor a las canciones y sobre todo el trabajo de una banda en estado de gracia. Las guitarras de F. Javier Nula y Enrique Pompó, aportando la fuerza necesaria sin destacar por exceso de protagonismo pero fundamentales. El bajo de Alejandro Penella, la batería de Adrián Romero y el teclado de Rubén Casas terminan de dar vida a esta gran obra de Opera Magna. Además colabora el cantante de Saurom, Miguel Angel Franco que aporta también su interesante voz a «Lo soñado y lo vivido». Lo dicho, un disco simplemente espectacular.
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