Estamos en 1972 desde Europa saldrán dos discos revolucionarios que se convertirán en el santo Grial para muchas bandas venideras. Una, enfundada en una portada blanca con simplemente escrito su nombre en letras rojas y un punto de exclamación, y otra en una portada negra con un símbolo majestuoso e inquietante en color plata. Neu! y Hawkwind , con su “Doremi Fasol Latido”, marcan una manera de entender y crear música mas allá del pop rosa y pegadizo. Son una nueva generación de músicos que desarrollan, un híbrido que surge del manantial del progresivo que toma afluentes del jazz y de la electrónica para Neu”, y del Hard Rock con la electrónica para los británicos Hawkwind. Prácticamente todo esta dicho aquí, luego lo que vendrá después serán ramificaciones y/o revisiones bajo otros prismas de lo que se gestó en estas dos monumentales obras.
Neu! Es una mezcla peculiar de psicología krautrock, hipnótico, gélido, creado en una Alemania de posguerra. Grabado durante cuatro días en Hamburgo con el productor de Can ; Conrad Plank. Michael Rother guitarra y teclados junto a Klaus Dinger en la batería consiguen lo que a veces carecían los discos de Kraftwerk; ser menos robóticos y más agresivos, sin por ello perder el hilo de lo minimalista. Bowie dijo de ellos que eran los hermanos rebeldes y anarquistas de Kraftwerk, y no se equivocó en absoluto con su definición. Imagínense tumbados en el asiento anatómico del dentista, está sonando una música electrónica fría que acompaña ese olor a eugenato de zinc (olor característico del dentista), y de repente irrumpe una hermosa mujer con la blusa medio desabrochada por inadvertencia (o no), dejando entrever un pecho hermoso que se pelea por salir de allí empujando la tela y se coloca muy cerca de tu cabeza mientra se inclina sobre ti ( se aplica el mismo ejemplo para las señoras con un dentista varón de buenas características, un George Clooney o similar). Bueno, pues esa música electrónica tan fría y sin alma, repentinamente se convierte en un chorro cálido que acaricia tus oídos y te embriaga; gracias a que se da mayor espacio y énfasis a las guitarras en vez de sostenerse toda su estructura en los teclados.
“Hallogallo”. que es un juego de palabras en alemán para definir una fiesta salvaje es la que abre la cara A. Un corte lleno de optimismo, perfecto para acompañar algún documental sin palabras e infundirle dinamismo, el tema ,muy moderno, es impulsado por una percusión repetitiva que acompaña un ritmo fluido y disciplinado. Le sigue “Sonderangebot” que cambia radicalmente para adentrarse en unos paisajes sonoros mas cercanos al ZEIT de Tangerine Dream. Gongs majestuosos acompañan unas líneas laberínticas efectuadas por la guitarra de Michael. “Weissensee” es mas lenta, obscura y tortuosa, pero sin caer en la frialdad de la música electrónica, algo parecido como el final de un viaje o el pasaje a la zona gravedad cero.
El disco va discurriendo por terrenos electrónicos y ambientes futuristas siempre agradables y rítmicos, confeccionando lo que se dominaría años después el shoegaze. La historia de Neu empezó cuando ambos músicos habían militado en las filas de Kraftwerk; una noche decidieron abandonar la banda tras la deserción de Ralph Hunter en un programa de la televisión llamado Beat Club. Sin Hunter , Rother y Dinger cambiaron el groove del tema “Koln II” y comprendieron que esa era su vía musical: debían abandonar la nave gélida de Kraftwerk para crear algo nuevo (Neu). Un campo magnético de progresiones algorítmicas enfundado en un espíritu innovador y futurista que iría mas allá del resto de grupos del movimiento Krautrock. Sin Neu no habría ni Stereolab, ni Cabaret Voltaire y centenares de herederos mas.
Del otro lado de la mancha, también otros hijos de la post guerra, pero criados en la calle lejos de las escuelas de arte de Dussedolf. Hawkwind ya era un grupo importante en 1972, acababan de lanzar “In Search of Space” y habían alcanzado un nivel muy alto para su tercer álbum. Su nuevo trabajo debía estar a la altura o superarlo. Acaba de ingresar en sus filas un nuevo bajista que había sido roadie de Jimi Hendrix y de The Nice. n “Doremi Fasol Latido” es algo parecido a subirse en una moto dibujada por Richard Corben (el que hizo la portada de Bat of the Hell de Meat Loaf), bien engrasada y que a cada marcha uno se adentra cada vez mas en el espacio exterior. Música psicodélica del espacio en siete cortes; “One Change” dura menos de un minuto, pero cuenta como uno. Monster Magnet y otros discípulos del Stoner y Space Rock se arrodillan cada noche antes de ir a dormir delante de semejante monolito y de otros que sacarían Hawkwind. Lemmy Kilmister junto a Simon King elaboraran juntos una perfecta maquinaria de rítmica infernal propulsando la maquina a los confines mas recónditos del universo.
Escuchen esos once minutos de “Brainstorm” y comprenderán de que les hablo. Un viaje hacia el cosmos se acaba de iniciar y no hay marcha atrás. A semejanza de un pájaro de fuego envuelto en llamas el disco discurre sin tregua bajo un aguacero de riffs, distorsión y locura celestial. Sólo ese pequeño minuto de “One Change” nos da un respiro antes de que la nave que se ha estando elevado progresivamente y de manera continua entre con “Lord of Light” definitivamente en el espacio. Luego, una vez en órbita, descubrimos por primera vez en toda su carrera la voz de Lemmy en “The Watcher”, tema que volverá a interpretar para el primer disco de Motorhead “On Parole”.
Dos trabajos de 1972, el año en que se encontró al sargento japonés Shoichi Yokoi en la isla de Guam, un combatiente de la Segunda Guerra Mundial que seguía oculto sin saber que el conflicto había terminado hacía veintiocho años. Camel con “Nude” le rendiría tributo.
El año de la misión del Apolo 16 y de la Pioneer 10, el año de los supervivientes, de los atentados de los Juegos Olímpicos de Munich. Aquel año vieron las luz estas dos obras de arte que cambiaron el enfoque de la música, si bien tan distintas entre si tan unidas en la manera de substraer nuestras mentes de nuestro mundo terrenal.
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