El otro día leía una frase de Mark Twain: “Cuando te encuentres a ti mismo al lado de la mayoría, es tiempo de parar y reflexionar”. Son frases lapidarias, parecidas a las de James Joyce, que un cavernícola como yo necesita todo un proceso de asimilación, procesado y digestión para entender bien. Al fin y al cabo, vivimos en una realidad donde es muy difícil hablar de ganadores o de perdedores, de triunfadores y fracasados… todos nos sentimos un poco de cada, y a veces las dos cosas a un tiempo. Centrándonos en la frase, me dio por pensar. ¿Vender el alma a cambio del éxito? Si te dieran la ocasión de hacer una canción/disco/novela/poema/obra/cuadro/escultura… que odies y que traicione tus principios, comida rápida cultural que se asimila pronto y no tarda en convertirse en caca, ¿lo harías? ¿Y si supieras a ciencia cierta que seguir intentando tu estilo/grupo/escritura/pintura/obra… morirás vilipendiado y sin un chavo, como Edgar Allan Poe por ejemplo? No me imagino a los Mosh haciendo versiones acústicas de Alejandro Sanz y, aunque no les valga para tener una mansión imponente en Miami, sí que les confiere el respeto de este humilde juntaletras. Un, dos, tres… ¡Hardcore!

 

 

Miedo al despertar. No nos dan ni un segundo estos navarricos. Un punteo ácido, la versión nandrolónica de los primeros compases de Enter Sandman, y se convierten en un Globetrotter al ritmo de una batería desbocada. ¿Conocéis la peli de El diablo sobre ruedas? Dio a conocer a Spielberg, basado en un relato de Richard Matheson… Pues dentro de la cabina se oía algo parecido a ésta. El paralelismo facilón es Koma, guitarras impenitentes y voces despellejadas, pero Mosh tiene momentos más melódicos, sobre todo los estribillos.

La fiera. Me estoy haciendo viejo a toda hostia. Nada más empezar me ha venido a la mente Polvo en los ojos, de los vitorianos S.A. ¡Es del año 2000! Es decir, que alguien que estaba en la incubadora cuando yo daba cabezazos al aire oyendo esto puede cruzarse conmigo en una rotonda, al volante. Igual que la sombra del rock radical vasco (sin darlo por muerto) influyó decisivamente en todos los grupos de los alrededores y las siguientes generaciones, el poso que S.A. ha dejado en las bandas de los sonidos más duros, especialmente en el norte, es sencillamente innegable. Decir lo contrario sería falsear la historia. Obviamente, la voz de Iñaki, de Mosh, con la de Juan, de S.A. no tienen el mismo timbre, no suenan igual, pero no se puede ocultar que hay un esquema común. En cuanto al mensaje de la canción levanta el culo ya de tu sofá / que toda la mierda que ves te anulará. ¿No se parece a S.A.? Estado enfermo, del disco Ratas.

 

 

El salto. Tiene un aire en la instrumental a Pantera, pero me ha servido para sacar la receta de esta banda. Las estrofas son más burras, más cañeras, y sin embargo los estribillos llevan la parte más melódica. Es como si fundieran Sepultura con Lujuria (instrumentalmente, las letras no tienen mucho que ver) y pasaran a algo más hardcore melódico, como Deftones por ejemplo. Olvidemos etiquetas y centrémonos en los grupos, que de esa manera nos entenderemos mejor.

Entrégate al momento. Un recurso que no les falla, como a casi ninguna banda de ese amplio y diverso mundo que llamamos metal, es desbocar la batería. Más allá del valor de los instrumentos de cuerda (que no obvio), hacer que la percusión imprima un ritmo infernal a la canción genera una respuesta de empatía básica y garantiza la fiesta, sobre todo en directo. Aquí prueban algo nuevo, que voy a denominar “doble voz”. Una voz que canta “normal”, digamos la parte melódica, y la otra poniendo voz de Max Cavalera depilándose el pecho a la cera. Con unas guitarras filosas y la batería a todo gas, más que una canción es una especie de tren de mercancías desbocados. Creo además que se puede afirmar que es la balada romántica del disco. Si crees que eres heavy porque escuchas Nothing else matters, verás que risas cuando escuches esto a todo trapo.

Vuelta a empezar. Parece que sigamos en Entrégate al momento, pero cambian a algo más machacón. Vamos a decirlo así. Imaginemos que las otras canciones son ruedas, que por ejemplo tienen 1 metro de diámetro, pues Vuelta a empezar tiene 40 centímetros, lo que quiere decir que, para recorrer la misma distancia, da un montón de vueltas más. No sé si me estoy explicando. Digamos que, si los otros temas sugieren fuerza y cabreo, este sugiere angustia, como los atrapados en el laberinto del minotauro.

 

 

Estrella del cartel. Esta vuelve a tener un poso de sus paisanos Koma, por ejemplo El infarto, con esas guitarras afiladas y la voz gutural. En esta gana terreno, más bien se abre camino entre distorsiones, el bajo. Lo que le da, aunque parezca lo contrario, más empaque a la parte instrumental. Aunque no me atrevo a decir que sea la mejor canción del disco, puedo afirmar que el estribillo de Estrella del cartel es el mejor momento de todo El filo.

Lazos de sangre. Canción para quemar púas, con esos riffs recargados que mencionaba antes, en La fiera, refiriéndome a los S.A. en su Polvo en los ojos. Otro momentazo del disco, el ramalazo Slipknot cerca del último minuto de canción, antes del último estribillo. Tirando de timbal y sin dejar de echar chispas las guitarras.

Vais a caer. El mejor estribillo del disco, sin desmerecer a los demás. Una especie de poema catilinario, una llamada a la venganza. Como dijo el Ché, “el hoy es malo, pero el mañana es nuestro”. Este estribillo no se canta, se masculla entre dientes, como el boxeador que se sabe ganador aun cuando ve borroso por su propia sangre. Creo que estas estrofas son las que más se acercan a Slipknot, Spit it out o People=shit, por poner dos ejemplos aislados. Sin embargo, con ese contraste entre caballaje y melodía, el estribillo entra con menos potencia, pero con más inercia, es más memorizable por decirlo de alguna manera. Vais a caer, sé que lo haréis, vais a perder / esto es una guerra sin cuartel, nadie puede quedar en pie / vais a ceder, sé que lo haréis, vais a caer / tú decides dónde establecer el camino para recorrer. No hay más que añadir. Bueno, sí, que el punteo es la caña.

 

 

Eraztuna. Quizá me condicione mi nulo conocimiento del euskera, pero les veo un parecido razonable a Berri Txarrak. No sólo por la similitud idiomática, sino por la crudeza de las guitarras por debajo de la voz, pegadas en casa sílaba, por la forma de cantar, con fuerza, al borde de la afonía, como si las cuerdas vocales estuvieran al límite de sus prestaciones, con el bajo trenzado a fuego por debajo de la distorsión, como si la base instrumental se hubiera logrado con un único instrumento.

Prohibido soñar. Seguramente la canción menos heavy del disco. ¡Ojo! He dicho la menos heavy, no la más suave ni la más floja. Esto se encaja mejor en un hard rock, en una especie de hardcore o post punk tirando de redoble de timbal y doble bombo. Es una buena despedida. Igual que la primera impresión de un disco es importante, también esa última pieza antes de que el disco se nos escape como agua entre los dedos puede ser una buena tarjeta de visita de un grupo. Ésta desde luego que lo cumple. Guitarras cañeras, batería hecha un rodillo, un bajo en sala de máquinas, con poco lugar ante los focos, pero sujetando la canción desde el esqueleto, y una voz que lleva desde estribillos de aquel nu metal de los 90 hasta registros cavalerianos.

En resumen, un disco potente y trenzado, como un cañonazo. Menos de cuarenta minutos en 10 canciones furiosas, pero a la vez con mensaje, con partes melódicas, no se limitan a gritar animaladas porque sí. Tienen las ideas claras y las plasman con la misma convicción en unos estribillos que dejan respirar la máquina de repartir estopa. Mosh y su El filo, de esos grupos que te amenizan un té con pastitas.

Y por si alguien les quiere proponer canciones de Alejandro Sanz que versionar en acústico, enlaces de la banda:

 

Facebook: https://www.facebook.com/moshmetalband/

Youtube: https://www.youtube.com/user/moshmetalband

Spotify: https://open.spotify.com/artist/2xhsmuUYFRBbUAuQRjAWdd

Bandcamp: https://moshmetalband.bandcamp.com/

Web: https://moshmetalband.com/

 

 

 

 

MOSH – EL FILO

by: Teodoro Balmaseda

by: Teodoro Balmaseda

Escritor de ficción y crítico desde la admiración. Si te gustan mis reseñas, prueba 'Buscando oro' en tu librería o ebook.

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