Que la primera reseña de un disco del presente año ya tenga la máxima puntuación podría parecerle a muchos demasiado aventurado, incluso de una ligereza hasta insolente, pero amigas/os, estamos delante de John Garcia, el gurú del Desert Rock, y hay que rendirse a la evidencia de que nos encontramos en frente de su mejor disco desde los tiempos de Coping With The Urban Coyote (1999) de Unida. Así lo sentencio y así pretendo justificarlo con la primera ‘Oleada Stoner’ de 2019 que, si bien no iba a ser la primera, la actualidad informativa y la inminente visita a Madrid y Barcelona para este fin de semana de Garcia hacen que la haya colocado en primer lugar. Sumerjámonos, si os parece, en la tormenta desértica de Palm Desert con todo las dunas de Sky Valley envolviéndonos..
Si nos atenemos a un trallazo tan rotundo y contundente como éste «Jim’s Whiskers» ya podemos quedarnos tranquilos e inhalar todo el Peyote del desierto…
Que John Garcia es uno de los pilares básicos para entender la música de los 90’s es algo que nadie discute. Junto con sus colegas ‘fumetas’, Josh Homme, Brant Bjork, Nick Oliveri, Alfredo Hernández y Scott Reeder (no nos olvidaremos de Chris Goss) crearon una de las bandas banditas más especiales que han existido nunca creando el jodido Desert Rock y generando un movimiento y estilo que a día de hoy sigue desarrollándose y expandiéndose con infinitas ramificaciones y mezcolanza con otros estilos.
El éxito mediático en el business musical siempre se le ha resistido al de Palm Desert, eso es así, sus proyectos con Slo Burn, Unida, Hermano o Vista Chino no dejan de ser irregulares tanto en duración vital como en cancionero. Siempre he creido que John es como un Izzy Stradlin desértico, alejado de la ‘beautiful people’ y el mercado comercial, creando cuando le viene en gana, regentando con pasión su negocio familiar en su clínica veterinaria y reaccionando al gusanillo musical cuando le place o se lo pide el cuerpo. Así imagino a Garcia.
Fue en 2014 cuando por fin decide ir por su cuenta, colocando su icónico nombre y apellido en un disco debut que siguió ofreciendo una de cal y otra de arena a pesar de ser un disco más que correcto. Su continuación en 2017 con The Coyote Who Spoke In Tongues tuvo una acogida discreta aunque aquí se degustó con interés combinando temas sueltos y revisitaciones de su cancionero con Kyuss en formato acústico.
Y llegamos a 2019 con su tercer trabajo en solitario y, al parecer, su última colección de canciones dicho por él mismo. Al parecer, la confección y grabación del disco le ha traído más de un dolor de cabeza, problemas con el estudio, despidos indeseados, disgustos y una necesidad de disfrutar de su familia y de su rol de veterinario con su clínica hacen que este disco se cate de una forma realmente especial. Estos condicionantes no quitan que miremos los temas de JGATBOG (2019) con la ceguera subjetividad del ‘die hard fan’…¡ni mucho menos!, estoy convencido de que este disco, no sé si inspirado por los problemas citados o por la expuesta necesidad de disfrutar de su mujer e hijos, hacen que sea su disco más personal e íntimo a la par que, curiosamente, el más crudo y descarnado, con mucha carga decibélica, de toda su discografía. El tracklist es de un nivel que abruma, ¡asusta diría yo joder!, comenzando por este vacilón y cadencioso single que es «Jim’s Whiskers». Se nota la mano y presencia de Chriss Goss coño. No citaré todos los temas pero si te gusta el polvo y el calor desértico te lo vas a pasar en grande con los socarrones, divertidos y tremendamente ‘catchys’ «Chicken Delight», «Kentucky II» o «Cheyletiella», así como te lo vas a dejar sobrado con la fiereza petrea y desenfrenado de «My Everything», «Popcorn (Hit Me If You Can)» o el desert blues cabreado de «Apache Juncion». Para acabar, se nota el paso de Robbie Krieger (Doors) en la vida de Garcia en el último tema, «Softer Side», una composición bañada en LSD, calmada y reposada con John susurrando hasta que a la canción le llega su ‘tormenta desértica’ hacia el final.
Me he olvidado de citar a la banda y es que está jodidamente perfecta, tanto en su base rítmica, con mucha presencia de bajo, como en solos y punteos en guitarras, riffeando a saco o sacando todo el ‘groove’ árido del jodido mar de dunas. En conclusión, un discazo en toda regla, sin un puto tema de relleno (hubiese sido lo esperado…) y con las cuerdas vocales de John Garcia rayando al máximo nivel. Cada vez canta mejor…
¿¿¿Cómo cojones puede decir ahora que se retira con semejante colección de canciones???…
Para acabar, os recuerdo que la mini-gira española se centrará tan sólo entre Madrid y Barcelona el próximo fin de semana:
– Viernes 25 de enero, Sala Caracol (Madrid).
– Sábado 26 de enero, Sala Razzmatazz (Barcelona).
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