High onFire es un grupo de sludge metal americano formado por Matt Pike (guitarra,voz), Jeff Matz (bajo) y Des Kensel (batería). La banda adquirió desde su nacimiento (1998) cierta notoriedad al ser fundada por Matt Pike, miembro original de una de las más célebres bandas de la historia del stoner metal: Sleep.
Bueno, centrémonos en este último álbum, Electric Messiah. Es el noveno de esta formación, y yo me pregunté al escucharlo: ¿Cómo puede una banda lanzar tantos buenos discos seguidos sin cambiar su estilo de sonido? Luego pensé en Iron Maiden o Slayer y comprendí el motivo de su fama. La inspiración parece infinita para estos músicos, y en el caso de Pike sobre todo. Hay quien lo considera el heredero al trono del “Riffmaster”, puesto más que ganado actualmente por Tony Iommi, el legítimo creador del metal. Y es que tal máquina de riffs es Matt Pike que ha eclipsado la mayor parte de mi atención en el disco.
En general este lanzamiento puede ser considerado la perfecta banda sonora para una persecución en el desierto al más puro estilo de Mad Max. La voz desgarradora y troglodita de Pike concuerda perfectamente con ese instrumental puramente agresivo y pesado marcado por el ritmo apisonador de Des Kensel. Un bajo cuyas notas pareciera que saltarán de los altavoces en cualquier momento para impactarte en la cara y una distorsión creadora de la atmósfera más devastadora que el oído humano es capaz de soportar sin estallar; ponen la guinda a este pastel de marihuana y bourbon.
El disco comienza con Spewn from the Earth, canción rápida y salvaje a más no poder. Desde el minuto 0 High on Fire pone a prueba la posible hipertensión de su público. La segunda canción, Stepsof the Ziggurat/House of Enlil parece una llamada a la guerra. Unos tambores de batalla junto con un riff extra-rítmico parecen proclamar el esperado grito de guerra. Sin embargo, a mi parecer este grito se acaba quedando a medias y no exprime su posible potencial. Una pena, porque podrían haber aprovechado ese pedazo de ritmo para componer algo hiper-épico. Por fortuna, la auténtica batalla llega con la homónima Electric Messiah. Puede sonar a tópico, pero es que parece música para matar zombies con una motosierra. Se nota la pasión en la música y en la voz del cantante sobretodo.
Y después de la tormenta viene la calma. Sanctioned Annihilation empieza con un tono tranquilo pero inquietante. Mas luego, cuando la canción rompe, adquiere un ritmo derrite-cráneos inundando el ambiente de un sonido muy pesado. Luego esa guitarra con punteo de black metal termina de machacar la papilla encefálica derretida. Estos dos ritmos unidos conforman la mejor parte del disco desde mi punto de vista. Desgraciadamente, la canción tal vez se haga demasiado larga (10 min y medio). El sexto tema, Godof the Godless, tiene un riff que recuerda un poco a Mastodon y luego una progresión que al ser escuchada da miedo, pues parece que algo muy terrible te está persiguiendo.La guitarra protagoniza un sonido menos comprimido y con algún punteo medio moruno a lo largo de esta composición.
The Witch and theChrist irrumpe con un punteo de tono deprimente a la par de intergaláctico. De hecho, me recuerda a algunas canciones de Rings of Saturn (banda de deathcore considerada por algunos como fundadora del “alien metal”). También adoro el riff de acordes tan simple a la par de poderoso que aparece más tarde (para que lo identifiquéis, es el que pone broche final a la canción). Y hablando de finales, hemos llegado a la última canción del disco: Drowning Dog. Creo que este tema es más estándar por así decirlo. Más cercano a lo que es el sonido stoner de bandas como Red Fang. Y no por ello es peor que las demás ni mucho menos. Es inevitable seguir el ritmo con tus pies y cabeza, y fliparlo con la psicodelia implícita en el riff espacial que suena de fondo durante gran parte de la canción y que se lleva toda tu atención.
Para concluir, insistir en el buen sabor de boca que me ha dejado el disco, que demuestra la incompatibilidad de estos hombres con la idea de venderse o de frenar el ritmo. La guitarra como siempre, con mucha palanca, wah y reverb; como el Dios del buen stoner manda. Ser originales y no dejar las raíces atrás, esto es lo que me fascina de HoF. Fans del doom, stoner, sludge y thrash (más que nada); no sé por qué no habéis ido ya corriendo a escuchar este discazo. Y gente ajena a los subgéneros anteriormente nombrados: echadle huevos y gozad de la violencia personificada en música, es decir, de High onFire.
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