Un lugar poco habitual Estonia para encontrar a una banda que rockee duro como los Dead Furies. Lo cierto es que Tallinn estará siempre en la memoria de muchos como aquel Festival de Eurovision en donde los ‘triunfitos’ alcanzaron un puesto más que digno pero poco más, mejor dicho, nada más. Pero mira por donde y como ya sabéis que es bien habitual, en el Behringer del Capi se descubren bandas hasta de debajo de las piedras y la banda formada en 2016 por Ardo Fury (vocals, guitar), Robert Fury (bass, backing vocals) y Erik Fury (drums) ha sido un encabronado descubrimiento que no podía pasar de ninguna de las maneras defendiendo un segundo disco que está llamado a estar entre lo mejor de la hornada high energy rock’n’roll de este 2018. ¿Que no me crees?…salta MTFCKR!!!…
Primer hostiazo en los morros, «Getcha Kicks MF»!!!…
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Hijos bastardos de los Stooges y Motörhead como así se definen ellos mismos pero jodidamente influenciados por el sonido escandinavo de finales de los 90’s, los Dead Furies comenzaron en 2016 empastándose a base de singles para convertirse en una máquina suicida de Action Rock y parir en enero de 2017 su primer album con un título que no dejaba lugar a dudas, No Talkin’ All Action (2017) que sentaba las bases de su sonido furioso, sucio y enérgico a tope. A pesar de una producción mejorable, el muro de guitarras incendiarias ya estaba ahí y sus referentes también porque adivinávamos tanto a los Backyard Babies como a Turbonegro, Gluecifer y los primeros Hardcore Superstar.
Lo cierto es que, si queremos buscar referentes más actuales, se mueven en unos parámetros similares a los ingleses New Generation Superstars o los argentinos Bad Motherfuckers Club con Lemmy e Iggy poseyendo sus almas y para su segunda declaración de intenciones, Rock City A Go Go (2018), no iban a ser menos, de hecho todo mejora ostensiblemente, la producción es perfecta, mejoran muy mucho en melodías que se te clavan en el cerebro y, además, meten un poquito de surf y de rock’n’roll ‘a la Rocket From The Crypt‘ o ‘Supersuckers‘ a su urgente fórmula caso de «Surfin’ Craze» o «Rock City A Go Go». El disfrute de este disco está asegurado, cada escucha que le he dado es una absoluta fiesta («Take A Chance With Me», «On A Mistery Train», «Blood & Coke»), una patada en el culo («Feast Of The Vampire», «Jailhouse Romeo», «Workin’ Class Hero») o un chute de ‘Lemmy Attitude’ en «Black Jeans/ White Boots». Una y otra vez, una y otra vez metidos en vena unos temazos que te van a quitar de un sopapo la tontería y las pijadas, los malos rollos y la oscuridad emocional…
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