El bien llamado “Tren del Misterio” del rock, tremendo hallazgo poético, hace honor a su nombre. Si bien, no hay un solo tren del misterio. De esa estación que, quién sabe quién construyó, salen muchos trenes cada año. Cada banda viaja en su propio tren del misterio. Un tren que partió un día sin retorno hacia un lugar desconocido; aunque muchos vean en ese final de viaje el arco iris.
Dentro de ese entramado de vías hacia ninguna parte, se encuentra la vía melódica, tan escurridiza para algunos y tan fácil de tomar para otros afortunados. La belleza es difícil, no es fácil. Hay que esforzarse y buscarla mucho y sin descanso para que llame a tu puerta sin la seguridad de que vaya a quedarse. Y hablando de belleza, en este caso musical, os traigo a una banda que aun siendo joven, parece que ha encontrado esa vía desde el principio. De momento no tienen prisa. Su trabajo no es muy extenso, pero tengo que reconocer que es de una belleza sonora sublime para los que estéis enganchados al sonido Funkadelic o Krautrock.
Su nombre es The Vryll Society y está compuesta por Michael Ellis, Ryan Ellis, Lewis McGuinness, Benjamin Robinson y Lloyd Shearer. Y el EP en cuestión es Pangea. Aunque me quedo con las ganas de poder reseñar sus últimos trabajos por ser singles que son de una calidad estupenda para el poco tiempo que lleva la banda por los ferrocarriles de la música. Os los recomiendo encarecidamente para deleitar vuestros oídos.
La primera canción de las solo cuatro que componen este trabajo es Coshh, un hit alternativo muy pegadizo y entretenido que con la voz clara y suave que gasta nuestro frontman de los de Liverpool, se pega en las neuronas de manera instantánea. Y cómo me gustan las canciones que te sacan de la realidad desde el primer segundo, estoy hablando de Air, la siguiente canción que conforma este EP. Un medio tiempo con matices setenteros para relajarse ahora que ya va viniendo el buen tiempo.
Metropolis, es una balada que comienza sencilla, tan solo con la batería y la voz, pero enseguida la guitarra comienza con sus revulús, para formar una melodía entrañable que seguro recordaréis para siempre.
Terminamos con The Egg, y nos quedamos con ganas de más. Otra balada más larga que te aleja de los malos rollos, y te acerca a esos momentos de paz que todos necesitamos. Hemos llegado a la estación final. ¿Quieres subirte al tren de The Vryll Society? Yo ya estoy en él, no sé dónde me llevará, pero estoy deseando seguir mirando por la ventana y descubrir paisajes sonoros nuevos con ellos.
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